Colección
Historia de los de Abajo
CURARIGUA
CUENTA SU HISTORIA
|
1ª Edición, Colección Historia de los de
Abajo
Curarigua
Cuenta su Historia
Levantamiento
de Texto: Centro de Copiado “Korura”
Diseño:
Bernardo Yépez
Ilustración
de portada: Mañana lluviosa en Curarigua, pintura de Rafael Torres, colección
privada de José Francisco Gil Fernández.
Diagramación:
José Santana
Corrección
de Textos: Bernardo Yépez, Luis Cortés Riera y Jesús Dudamel.
©
De esta edición
Bernardo
Yépez
Hecho
el Depósito de Ley
Depósito
Legal __________
ISBN
_________________
Impresión
Tipografía
y Litografía Horizonte C.A.
Calle
41 Nº 26-72 entre Av. Venezuela y carrera 27
Barquisimeto
– Lara – Venezuela
Telefax:
0251-4462324 – 4462317
e-mail:
edit-horizonte@cantv.net
Impreso
en la República Bolivariana de Venezuela
|
PRESENTACIÓN
Curarigua Cuenta su Historia es un
proyecto destinado a llenar un vacío en cuanto al conocimiento de nuestra
historia. Es una línea de trabajo de la Oficina del Cronista de la Parroquia Antonio
Díaz del Municipio G/D Pedro León Torres del Estado Lara.
Forma parte
de un proyecto más amplio con la finalidad de dar a conocer y reafirmar la
historia de la geografía parroquial de Antonio Díaz y la relación del hombre
con su lugar de origen.
Abarca un
período que va desde el siglo XVIII hasta el presente “la gente encopetada ha
dejado muchos testimonios de su existencia, no así la gente humilde y la vida
cotidiana”. De esta reflexión surge el nombre con que hemos identificado esta
colección: “Historia de los de Abajo”.
Esta obra (segundo
volumen) es una compilación que recoge varias décadas de trabajo investigativo,
de mi autoría y de otros autores que originalmente han sido publicados en forma
de fascículos por la Oficina
del Cronista Parroquial, ordenados para ofrecerlos a los lectores,
especialmente a los diversos Consejos Comunales que conforman la geografía
parroquial, a los estudiantes, a las Misiones educativas y a los docentes en
general.
Confiamos en
lo mucho que esta iniciativa le pueda significar como un aporte a la cultura y
el conocimiento de nuestra historia, sobre todo el interés en fortalecer
nuestro sentido de pertenencia y afianzamiento de nuestra identidad como
venezolanos.
Prof. Bernardo Yépez
Cronista Parroquial
Curarigua, Lara, Septiembre 2007
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Curarigua de Leal, es la actual capital de la parroquia
Antonio Díaz, Municipio Torres del Estado Lara.
Está ubicada en un hermoso y
pintoresco valle, al pie de las últimas estribaciones de la Cordillera Andina,
con una latitud norte de 9º 58´34” y una
longitud oeste de 69º 56´23”: su altura sobre el nivel del mar es de 645 metros, tomada al
pie del busto del Libertador en la Plaza
Bolívar de Curarigua, con una temperatura media de 25 grados centígrados
y precipitaciones de 830 mm
al año. Su clima es cálido pero la fertilidad de sus tierras tiene la
particularidad, como dice Silva Uzcátegui, de “producir frutos extraordinariamente
dulces”.
La parroquia Antonio Díaz está
formada por una parte plana y otra de serranías pertenecientes al Sistema de los
Andes.
“Estos cerros provienen de un ramal que en Hato Arriba, cerca del pueblo de
Barbacoas, del Distrito Morán, se divide en dos ramificaciones: una que va
hacia Carora y otra en dirección de Arenales.
En medio de estas dos estribaciones está la parte plana, que fue calificada
por Agustín Codazzi de lindo y fértil valle de Curarigua de Leal”.[1]
FUNDACIÓN DE CURARIGUA
En 1985, la doctora Ermila Troconis de Veracoechea fue designada por la Academia Nacional
de la Historia
para emitir un juicio sobre la fundación de Curarigua.
En efecto la citada historiadora consultó lo que sobre el tema escribieron:
José de Oviedo y Baños, el Br. R.D. Silva Uzcátegui; quien escribió en su Enciclopedia
Larense un informe del padre Toribio A.V. Dudamel, Telasco Mac Pherson, el
Obispo Mariano Martí en su informe sobre la visita pastoral que hizo a los
pueblos de Venezuela y el Dr. Ambrosio
Perera.
Una vez analizado todos los elementos, la doctora Ermila de Veracoechea
expuso su criterio y las conclusiones fueron las siguientes: 1.- "Mientras
no aparezca un documento probatorio hay que dar por sentado que el pueblo de
Curarigua de Leal no fue fundado expresamente, sino que fue el resultado de una
evolución”. 2.- En todas las fuentes consultadas así como en la bibliografía,
aparece casi siempre la denominación "Valle de Curarigua del río del mismo
nombre" donde, por su inmensa fertilidad proliferan las haciendas y
trapiches. Por tal motivo en las informaciones jamás se habla de Curarigua como
pueblo, no de indios ni de españoles. La población blanca, india y negra estaba
dispersa en las diversas haciendas y quizás solo se reunían el día domingo para
oír la misa en la capilla que los mismos hacendados erigieron para cumplir con
sus obligaciones espirituales…".
Otro historiador que defiende la tesis de la conformación evolutiva de Curarigua
es el Dr. Francisco Cañizales Verde, Director del Centro de Historia Larense,
quien publicó un artículo en el diario El Impulso de Barquisimeto, el 24 de
agosto de 1990 en el cual dice que- "la presencia de este pintoresco
pueblo- se refiere a Curarigua no es el resultado de una expresa fundación como
lo data de sus anales, sino que es el producto de una evolución continua, que
se ha venido gestando desde la misma fecha de la fundación de Carora…”
Otros que respaldan esta tesis hechura evolutiva de Curarigua son los
respetables Cronistas Ramón Querales del Municipio Iribarren, Taylor Rodríguez
García del Municipio Palavecino y el Dr. Reinaldo Rojas del Municipio Crespo.
Se podrá concluir, por lo tanto que el nacimiento oficial de Curarigua como
Parroquia Eclesiástica y por ende como pueblo es el Decreto con el cual se creó
la parroquia por parte del Mons. Mariano Martí con fecha 2 de mayo de 1781. Y
ésta hay que considerarla como fecha de Nacimiento de Curarigua de Leal,
capital de la actual Parroquia Antonio Díaz.
TENENCIA DE LA TIERRA DESDE EL SIGLO XVIII HASTA EL PRESENTE[2]
Las tierras que para 1778 constituían la Posesión Capilla
están situadas en la margen derecha del río Curarigua, entre su orilla oriental
y el pie de la serranía Curarigüita como linderos este y oeste respectivamente
y las colinas que la separan de la Posesión Tanque (Buenavista) y la Madre Vieja de la
quebrada La Garita
con los linderos Norte y Sur respectivamente. La antigua posesión La Capilla fue desmembrada
con linderos bien definidos que constituyó la Posesión La Candelaria
según se desprende del documento de la citada posesión que he podido leer y la
otra porción donde fue desarrollándose el pueblo de Curarigua está definida
hacia el Oriente por el lindero de la
Posesión Curarigüita que es el pie de la Serranía del mismo
nombre, por el Oeste el río de Curarigua, por el Norte una línea que va desde
"la punta del cerro" que llaman la vuelta del camino que viene de la
ciudad de El Tocuyo hasta el río, y por el sur otra punta del cerro que baja al
río; con respecto a ésta última según criterio del médico Francisco Suárez
Torres se trata del cerro que en un tiempo fue llamado “cerrito de los muertos”,
por ser la única punta de cerro que por este lado baja hasta el río, y con
respecto al primero es de la opinión que se trata del saliente rocoso que hace
el cerro casi frente a la casa que fue de Uvaldo Suárez (hoy Plaza de Don Pío
Alvarado) donde hay un conjunto de rocas muy característico y singular y de ahí
una línea que iría aproximadamente siguiendo el Zanjón o quebradita denominada La Glorieta y siguiendo este
hasta el río.
Para 1791, la antigua Posesión Capilla se había desmembrado en dos porciones,
una que vendió Pedro Rodríguez Barroso a Domingo Fuentes que pasó a ser después
la Posesión La
Candelaria y la otra que había sido donada por Vicente Yépez Dávila a Nuestra
Señora de Altagracia para la fundación del pueblo de Curarigua.
ACTIVIDAD ECONÓMICA
La actividad económica de Curarigua de Leal ha estado ligada siempre a la
actividad agrícola y secundariamente pecuaria; cualquier otra actividad estuvo
siempre ligada a esos factores, como lo fue, por ejemplo, la fabricación de
jamugas para las arrias, arados de madera con punta de hierro, yugos para
bueyes, entre otros.
No ha sido Curarigua un pueblo de tradición artesanal, al menos hasta
finales del siglo XX. Hubo algunos artesanos que como individualidades
sobresalieron. Del primer artesano de significación que tenemos noticias es
"del Maestro Andrés Antonio Alvarez, que también fue docente y político,
que adquirió extendida fama especialmente como artífice de la fragua en la
fabricación de frenos y bocados para bestias, que alcanzaron tal renombre que
hubo casas comerciales de Puerto Cabello y algunas firmas extranjeras como la
de L. Seidel & Co. y las de Hagan Baselin[3]
que adquirieron modelos para hacerlos copiar en el extranjero. Andrés Antonio
Alvarez vivió hacia las últimas seis décadas del siglo XIX, para 1848 regentaba
una Escuela de Primeras Letras en Curarigua.
Otro destacado herrero y que no sabemos si fue aprendiz de Andrés Antonio
Alvarez fue el Maestro Domingo Gutiérrez, quien vivió hacia finales del siglo
XIX y principios del XX, de él dice- R.D. Silva Uzcátegui en su Enciclopedia Larense: “Tenía la
habilidad de los antiguos herreros toledanos, para forjar el acero. Hizo famosas
en muchas leguas a la redonda, las puntas de acero y los frenos de Curarigua,
por lo que nadie, ni en Barquisimeto, los hacía como él y todavía muchos años
después de muerto, no se le ha superado. Ocurriósele hacer frenos para bestias
con un juego de diferentes bocados que podían ser cambiados, según se necesitara,
más suaves o más fuertes, para dominar el animal. Fundía campanas y le quedaban
excelentes, aunque para esta recia labor, todo tenía que improvisarlo, desde el
crisol hasta el combustible, pues corno no había carbón mineral sustituía éste
con leña de vera.
En la iglesia de Curarigua y en la de otros pueblos, las campanas hechas
por él, recuerdan con su teñido el genio de su artífice[4].
Ya en el siglo XX Isolino Mujica, aprendiz que fue de Domingo Gutiérrez,
continuó sus trabajos de fundición de fondos y campanas y con él llegó esta
actividad a su fin en Curarigua.
Presente Ramos fue un artesano del procesamiento de la semilla del
tártago, fruto seco capsu1ar que produce una planta del mismo nombre, de la
cual extraía aceite con la virtud de purgante y de excelentes características
lubricantes que exportaban para Alemania a través de la Casa Blohm de
Barquisimeto. El continuador de este proceso fue su hijo Ramón Ramos y de él
pasó a Ramón Segundo Ramos (Tanundo) quien todavía realiza este proceso. A
Presente Ramos se le conoce también como uno de los primeros mecánicos que tuvo
Curarigua por el año 1936, como continuador de este oficio lo fueron sus hijos
Pío, Juan y Ramón Ramos. De Curarigua se fueron para Barquisimeto y montaron su
taller en la carrera 14 entre 45 y 46, durante mucho tiempo fue famoso y
todavía lo es el taller de Los Ramos. Hoy es atendido por Domingo Ramos y su
sobrino Cristóbal.
Otras actividades u oficios en relación con las necesidades de la población
estaban presentes, así en 1869 tenemos la actividad documental de la existencia
de un talabartero llamado Francisco Antonio Torrealba y de un sastre de nombre
José María Ramos[5]. Para
1888 existía un zapatero llamado Antonio Falcón. En 1924 Francisco de P. Dorantes aparece participando
con un muestrario de calzado en la Exposición Regional
decretada por el Concejo Municipal del Distrito Torres, en el Centenario de la
muerte del Gral. de Div. Pedro León Torres en 1922 y según Antonio García Ponce
en su libro Crisis, Oligarquía y Latifundio. Carora (1929-1935) “pueden
competir con los similares que se fabricaban en el exterior y en Caracas”.
Un ebanista de gran renombre fue el Maestro Cándido Pérez quien vivió hasta
las primeras décadas del siglo XX y es autor de algunos retablos y tronos
existentes en el Templo Parroquial Santo
Domingo de Guzmán; su obra la continuó su hijo Joaquín Pérez autor también de
algunas obras en la
Iglesia. Joaquín Pérez fue además, un eximio guitarrista y su
nombre honra la Biblioteca
de Curarigua. Otro artífice de la madera que vivió en las postrimerías del
siglo XIX y principios del XX fue Rafael Domingo Camacaro, de cuya obra que
tengamos noticias, queda como expresión de su talento la talla de la imagen de
San Antonio que está en el altar mayor de la Capilla de San Antonio y al parecer el retablo
del mismo altar también es obra suya o compartida con el Maestro Cándido Pérez.
Ramón Maldonado fue un platero (artífice que labraba la plata), vivió
también hasta los primeros años del siglo XX, su trabajo lo continuó su hijo
Rafael Maldonado conocido popularmente como Mifel en pleno siglo XX. De éste fue
excelente continuador Pablo Escalona y hasta él llegó esta artística artesanía
en Curarigua.
Curtiembre.- En algunos sitios aledaños a Curarigua podemos observar
vestigios de la existencia de tanques construidos de calicanto donde se
realizaba el proceso de curtiembre de pieles de animales que una vez curtidos eran
colocados en e1 comercio caroreño para su exportación.
Otros oficios como la fabricación de capelladas, alpargatas, zapatos,
escobas, la preparación de chimó y Pan de Tunja, entre otros, fueron
actividades restringidas al consumo del ámbito local.
ARTESANOS
Artesanos
del Barro
No todo el que trabaja en
construcción está en capacidad de restaurar casas. Los depositarios de esta
sabiduría centenaria son cada día más escasos. Entre los artesanos o maestros
de obra que trabajan casas de bahareque y adobe en Curarigua podemos citar a
Eleuterio Meléndez Dorantes, nacido en Curarigua en 1934.
Eleuterio o Tello como se le
conoce popularmente ha dedicado 50 de sus 72 años de vida a este oficio de la
paciencia. Aprendió a construir casas de adobe con los maestros Félix Álvarez,
Aurelio Maldonado y Jorge Angulo, ya fallecidos. La casa del primo Julio Torres
la construyó Félix Álvarez y allí se inició como ayudante, donde aprendió a
fabricar adobes.
En la hacienda La Candelaria fue maestro
de obra, fabricaba adobes para reparar la parrilla de las pailas del trapiche,
donde también se usaban adoboncitos refractarios. Eleuterio mejoró la técnica
del pegado de adobes. Ahora las paredes las hace en obra limpia, frisado con
esponja, rayado a escuadra y friso liso. Esta
técnica la podemos
observar muy bien en la casa ubicada frente a la Plaza Bolívar.
Entre las casas construidas y/o
reparadas por Eleuterio Meléndez Dorantes se cuenta: la de Carmen Medina en El
Tempero, La Pechona
(hoy propiedad de sucesores de Gaitán Pereira), la del Prof. Omar López (muy
cerca de su casa), reparación general de la casa de la Cultura y casa del Sr.
Wuilliam Rodríguez y construcción de los galpones de los trapiches de La
Rinconada.
Este oficio es muy duro para la
juventud de hoy, no les gusta trabajar con barro, sin embargo, con Eleuterio
aprendieron su hijo Cruz Mario, su sobrino Yoel Meléndez, Pastor Álvarez y
Rafael Escalona entre otros. Eleuterio conoce el secreto del barro como el de
la mezcla de arena y cemento, también la arena con cal que se pone a madurar
por cuatro días, antes de ser utilizado. No obstante a su edad, recientemente
recibió su titulo de Bachiller Integral en la Misión Ribas (2006),
a cuyo acto tuve el honor de asistir. Este ejemplo muy bien lo pueden seguir
nuestros jóvenes que todavía permanecen excluidos del sistema educativo.
CORRALES DE ORDEÑO EN LA CURARIGUA DE AYER
En tiempos pasados, numerosos pequeños criadores de ganado bovino abastecieron
por mucho tiempo de leche a la población de la Curarigua de ayer. En las
primeras horas de la mañana, antes de despuntar los primeros rayos solares, los
marchantes desfilaban para su corral preferido, sitio cerrado y descubierto en
las casas que servía para apartar los
becerros de las vacas de ordeño. Todavía tengo grabado en mi memoria la imagen de
Adelmo Santana ordeñando las vacas del corral de Ernesto Medina, cuando iba en
busca de la leche para uso diario que requería la señora María Rivero de
Alvarez, esposa de Césario Alvarez, hogar donde me dieron cobijo mientras
estudiaba la primaria en la
Escuela Luis Herize Ponte (1957-1960).
Esta tradición fue muriendo lentamente, a medida que el pueblo fue
transformándose en zona urbana o los costos del producto fueron aumentando. Y
tan sólo el señor Rafael Pernalete realiza esta actividad en la Curarigua de hoy y por
lo general se abastecen con leche pasteurizada.
Estos honestos trabajadores han rendido tributo a la madre tierra y para
rendirle homenaje los voy a nombrar:
§ José Altagracio Crespo, tuvo su corral de ordeño en el
solar de su casa de familia ubicada en la Calle Monagas.
§ Tomás Suárez, ubicado en el sitio conocido por la tradición
como La Botica,
hoy Posada de Argenis Alfredo Alkanhavant.
§ Demetrio González tuvo su corral de ordeño en Las Playas
y a través de un vendedor distribuía la leche.
§ Pompilio Mora, ubicado en el solar de su casa, Calle
Bolívar al lado de la casa de Hugo Torres.
§ Eulalio Rodríguez, su corral estaba ubicado en el solar
de su casa, calle del río frente a la casa de Tomás Silva.
§ Juan Majano, ubicado en la Calle Bolívar al
lado de la vivienda de los sucesores de Elpidio Oropeza.
§ Pancho Dorantes, ubicado en la calle del Cerro, frente a
la casa de los sucesores de María Andara.
§ José (Poche) Silva Alvarez, ubicado en la Calle Bolívar frente
a la Medicatura.
§ Ernesto Torres, ubicado en la calle Sucre frente a la hoy
ferretería de Juan López.
§ Alcides Alvarez, quien traía la leche de la hacienda Campo
Alegre en una mula con dos cántaros y la distribuía en su casa, ubicada en la Calle del Cerro. Una vez
residenciado en Carora la distribuía la señora Lucinda Meléndez. Esta tradición
duró hasta que la hacienda fue vendida en 1976.
§ Hugo Oropeza, traía la leche de su finca La Candelaria, y en
Curarigua la distribuía su esposa Aldemara Santana.
§ Ernesto Medina, ubicado en un corral frente a la hoy vivienda
de Gerardo Suárez, vía hacia la finca El Tempero, fallecido éste, Carmen Medina,
su hija enviaba la leche para ser distribuida por la señora Lirio Santana.
Algunos dueños de corrales tenían personas que distribuían la leche a
domicilio. La tradición recuerda las travesuras que hacían para rendir la
leche.
PRESENCIA
ABORIGEN
Antes de la
llegada del conquistador europeo a estas zonas, éstas estaban habitadas y
descubiertas. La presencia del hombre en el actual estado Lara se
remonta a una antigüedad que oscila entre los 6 mil y los 14 mil años[6].
Desde entonces y hasta el siglo XVI de nuestra era, se produce la ocupación por
parte de los grupos prehispánicos de los valles, depresiones y serranías de la
región. Luego, durante la conquista española y el proceso de fundación de
centros poblados, hay una preferencia por las regiones con mayores recursos de
agua, concentrados en su mayoría hacia el sur del estado.
Este patrón de
ocupación del espacio se mantiene hasta nuestros días. Necesitamos visitar algunos museos regionales en especial el
Arqueológico de Quíbor, para conocer mejor la vida de nuestros antepasados. En
el caso que nos ocupa, hemos podido saber de ellos, gracias a restos, piedras,
huesos, tiestos, conchas y otros materiales que hallamos en el suelo como por
ejemplo en las Haciendas Altagracia, San José y en muchos solares del pueblo de
Curarigua, donde se han encontrado tiestos (patas) de lo que
fueron vasijas (trípodes),
que el común
de la gente le llama “palomitas”
por tener un parecido a esa
ave de la fauna del lugar, posiblemente de la etnia
gayón por su cercanía con El Tocuyo. Rafael Domingo Sosa conserva una colección
de vasijas de barro que son testimonio de la presencia aborigen en Curarigua,
encontradas aledañas a su vivienda.
PRIMEROS
OCUPANTES BLANCOS
Por el Dr.
Francisco Suárez Torres
Hasta finales del siglo XVIII el Valle de Curarigua era simplemente el
asiento de posesiones de peninsulares, canarios o blancos criollos cuya
residencia era Carora o El Tocuyo y se identificaban con estas ciudades. En la
segunda mitad del siglo XVIII había ya una importante población dispersa y con
toda seguridad había descendientes de blancos, así como mestizos y mulatos, que
habiendo nacido y crecido en Curarigua se identificaban más con la tierra donde
nacieron, pero faltaba el núcleo religioso y civil que sirviera de crisol de un
sentimiento de unificación o identificación con el lar nativo.
Los primeros ocupantes blancos del valle, de los cuales se tiene noticia
documental fueron los Leal de Armella venidos de Carora pero al parecer no se
asentaron definitivamente en el valle de Curarigua ni dejaron allí
descendencia. Hacia finales del siglo XVII aparece don Luis de Escalona Córdoba
y Piña quien si dejó establecido el apellido Escalona en tierras de Curarigua,
no solamente a través de descendencia legítima o ilegítima sino también por el
numeroso grupo de esclavos que al parecer poseía, que tomaron este apellido.
En el padrón que en 1746 hace el Pbro. Br. don Juan Luis de Escalona
aparecen 31 núcleos familiares con 210 personas y de los apellidos allí anotados,
observamos que algunos de ellos no vuelven a aparecer en ninguna otra
información sobre Curarigua, tal sucedió con los apellidos Asuaje, De la Mesa e Hinojosa. En 1781, en
ocasión de la erección de la parroquia se hace una lista para los efectos del prorrateo
de la congrua apareciendo 81 jefes de familia apreciándose que algunos
apellidos desaparecieron, como los mencionados arriba, persisten los apellidos
Villasinda, Albujar, Rodríguez, los Escalona aparecen multiplicados y surgen
otros apellidos como López, Aponte, Brito, Sigala, Yépez, Vega, Hernández, Cáceres, Herrera,
Falcón, Piña, Urrieta, Díaz, Lucena Pernalete, Pérez, Torres, Álvarez,
González, Maldonado, Olivera (u Oliveros) y aparecen otros Rodríguez.
Durante el siglo XVIII y las tres o cuatro primeras décadas del XIX,
prácticamente todas las posesiones estaban en poder de personas que tenían su
residencia en Carora o El Tocuyo y que si bien eran anotados en los padrones o
listas que se efectuaron en las fechas arriba mencionadas era porque tenían en
Curarigua su propiedad pero no allí su residencia fija. La erección de la
parroquia en 1781 marca un hito pues comienza a formarse un pueblo que fue el
núcleo aglutinante de la población desparramada por todo el Valle de Curarigua
de Leal; el crecimiento del pueblo en los primeros años ha debido ser muy
lento, si tomamos en cuenta los dos factores que hicieron retroceder el
crecimiento económico como fueron la epidemia de fiebres que hubo durante los
últimos años del 1700 y los primeros diez o doce años del siglo XIX, más la
guerra de la
Independencia que indudablemente fue un factor importante en
el retroceso económico que sufrió el valle de Curarigua durante estos años.
A partir de 1820 las posesiones comienzan a tener nuevos dueños, algunas de
ellas por particiones hereditarias y posterior venta de porciones o derechos a
diferentes personas, otras por entrega que de ellas hacen los señoríos de las
Capellanías a las cuales estaban afectas. La aparición de la propiedad comunera
hace que durante las seis o siete últimas décadas del siglo XIX se produzca el
fenómeno de una mayor distribución de la propiedad agraria, si bien se observa,
como en algunos casos, se aprecia hacia finales del siglo XIX había un número
mucho mayor de propietarios que los que había hacia finales del siglo XVIII.
Estos nuevos propietarios eran algunos venidos de comarcas cercanas como
Diego Torres, Gabriel Oropeza que eran oriundos de El Tocuyo, Concepción
Rodríguez era de Quibor, Bernardo García venía de Río Tocuyo, Rafael Meléndez
de Baragua, Bernardo González y Francisco Gil venían de Barbacoas. Alejos
Álvarez era de Arenales o Carora, al igual que los Gutiérrez; pero hubo otros
que habían nacido o al menos criados en Curarigua, como Concepción Escalona,
Cruz Escalona, Pedro Vicente Urrieta, Fernando Castañeda, Ceferino y Víctor
Maldonado, Aurelio Giménez, Pedro Antonio Giménez y otros.
Hacia mediados del siglo XIX aparecen en escena otros personajes que si
bien no eran algunos nativos de Curarigua, fijaron allí su residencia. Unos
como propietarios de algunas posesiones y otros ejerciendo algunas otras
funciones, tal es el caso por ejemplo de Justo Márquez, Gudelio y Juan Bautista
Álvarez, José Maria Uscátegui, Manuel de Jesús Torrealba, Juan de la Cruz Colmenárez,
Juan de Jesús Cordero, Gabriel Urriola, Nicolás Campos, Eduardo Páez, entre
otros.
Más tarde encontramos a Demetrio y Alberto Yépez, Trinidad Crespo, Jonás
Álvarez, Flavio Herrera Riera, Francisco Gutiérrez, como propietarios de
posesiones; Juan Agustín Silva, Manuel Torrealba Ramos, José Esteban Fernández,
Juez el primero y maestros los dos últimos.
Todas estas personas que a manera de ejemplo hemos nombrado, vinieron a
Curarigua bien de El Tocuyo, bien de Carora o zonas circunvecinas, algunas se quedaron y establecieron
familia en Curarigua, otros simplemente tuvieron allí sus propiedades pero
ejercieron alguna influencia en la evolución económica, social y cultural del
pueblo.
Sumado a este grupo de personas que hemos nombrado, existía todo un
conjunto poblacional que había nacido en Curarigua y tenía allí sus raíces
familiares como los diferentes Rodríguez, los Sigala, los Maldonado, los
Torres, los Rojas, Pernalete, Urrieta, Jiménez, López, Falcón, Vega, Álvarez,
Escalona, Gatica, Dorante, Lucena, Ávila, Suárez, Alvarado, entre otros, que
gradualmente todos se fueron identificando con la tierra y se sintieron no tocuyanos
ni caroreños sino curarigüeños. Este proceso de identificación del curarigüeño
con su tierra indiscutiblemente tiene que haber sido lento y gradual en la
medida que hubo generaciones nacidas criados en Curarigua y que todo su sentir se
identifica con el lar nativo.
Esta identificación del curarigüeño con su tierra pensamos debe haberse
intensificado con la creación de la parroquia y se debe haber fortalecido con
la construcción del templo parroquial en la tercera década del siglo XIX. La
presencia de autoridades civiles, como Alcaldes pedaneos (lo fueron Diego y
Ramón Rodríguez), de jueces que ya existían desde finales del siglo XVIII (para
1801 lo era Juan José del Paris, para 1810 lo era Tomás Rodríguez, para 1831 lo
era Marcos Escalona) y sobretodo por la presencia de espíritu comunitario local
cuya mejor expresión fue la construcción, con recursos casi totalmente locales,
del templo parroquial de Santo Domingo en la segunda mitad del siglo XIX.
El desarrollo del pueblo de Curarigua, fomentado por el asentamiento de los
propietarios de la mayoría de las posesiones en el mismo pueblo y no en Carora
o El Tocuyo, el desarrollo de la actividad comercial, el establecimiento de
centros de enseñanza ya hacia 1834 y en general el incremento de las
actividades sociales y económicas, siendo que éstas últimas hicieron del valle
de Curarigua autosuficiente al menos en materia de alimentos y vivienda, fueron
quizás factores que de una u otra forma fueron determinando esta identidad del
nativo de Curarigua con su tierra. No tenemos datos documentales pero por referencias
de personas que vivieron la época, y de lo cual todavía hay muchas
reminiscencias en mucha gente, para los últimos decenios del siglo XIX el
nativo de Curarigua se sentía “Curarigüeño” muy celoso de sus tradiciones; no
se sentía caroreño pues lo que podría ser la cultura popular tradiciones y
costumbres eran en algo diferentes a las de las demás comarcas del entonces
Distrito Torres, las expresiones folklóricas fundamentales de Curarigua como el
"baile de negros" o tamunangue, el baile de la zaragoza, el golpe
como expresión musical más cercano en su estructura melódica al golpe tocuyano,
eran muy propios de las zonas de Curarigua y no existentes para entonces en el
resto de la geografía que conformaba el Distrito Torres; hasta en detalles,
aparentemente insignificantes como el tamaño y grosor de las arepas, era
diferente.
Si bien las tradiciones y costumbres eran más similares a las de los
habitantes de la zona tocuyana, con una economía muy similar basada
fundamentalmente en la caña de azúcar, tampoco el curarigüeño se sentía
tocuyano. Las similitudes del folklore curarigüeño y tocuyano son evidentes: el
tamunangue, la bamba, el golpe (a la manera característica como se le toca en
estas zonas), pero aún así el nativo de Curarigua ha sentido estas
manifestaciones culturales como compartidas, pero de ninguna manera se
identificó como tocuyano.
Este sentimiento de identidad del hombre con la tierra y sus expresiones
culturales, ha permanecido vivo y tiene unas raíces muy profundas en el alma
del pueblo. En general se puede decir que el valle de Curarigua fue poblado por
caroreños y tocuyanos y los descendientes de algunos de ellos se fueron
quedando en Curarigua, y habiendo sido gentes que nacieron, crecieron y
vivieron en aquella tierra, tuvieron en ella sus vivencias y esperanzas,
sentimientos que a través de algunas generaciones se fue estabilizando hasta
llegar al curarigüeño de finales del siglo XIX, que en buena parte aún
persiste, de sentirse orgulloso de ser curarigüeño. Es nuestra impresión que
este sentimiento debe haberse comenzado a generar en los pequeños propietarios
y en todo el grupo de mestizos que durante toda su vida no tuvieron otro
horizonte mas que las tierras que los circundan con la erección de la parroquia
esto debe haberse fortalecido y ya a mediados del siglo XIX se fortaleció aún
más con el asentamiento en el pueblo de los dueños de las posesiones,
integrándose a un conglomerado del cual ya se sentían parte. Este sentir de
plena identificación del curarigüeño con su valle, su río, sus costumbres y
tradiciones fue caldo de cultivo para tendencias segregacionistas con respecto
a la jurisdicción de Carora que aparecieron en algunas oportunidades. No
sabemos qué causa determinó la separación de la parroquia de Curarigua de el
Cantón de El Tocuyo. Analizando la situación, observamos cómo al ser poblada
tanto por tocuyanos como por caroreños, la zona estuvo, por así decirlo, entre
dos aguas, las distancias a una u otra ciudad eran aproximadamente las mismas
por la vía de los caminos reales que databan de la Colonia, a El Tocuyo la
unía más la tradición, a Carora la unía más las relaciones comerciales. Es muy
posible que el factor político haya sido determinante situándonos en el
escenario de la historia regional en 1856, cuando personajes oriundos de Carora
como los Riera Aguinagalde por ejemplo, tenía un peso determinante en las
decisiones oficiales.
Sin embargo, resulta curioso que una persona nacida en Carora, pero criada
en Curarigua a la cual se integró plenamente, como lo fue Andrés Antonio
Álvarez, propusiera ideas de separación en efecto, como apunta Querales[7],
al revisar datos del Archivo Zubillaga: “Andrés A. Álvarez, de filiación
política liberal y persona muy sujeta a la influencia de los Aguinagalde, en
1870 era Diputado a la
Asamblea Legislativa del Estado Lara. Con tal carácter
planteó en ella que Curarigua se declarara Departamento independiente de
Carora, con el nombre de LEALTAD (Lealtad al General Antonio Guzmán Blanco) y
que de él formaran parte los pueblos de Tierra Fría: Barbacoas, Atarigua y por
supuesto, Curarigua que sería la capital. Para dar a conocer las razones de su
fusión escicionista, Álvarez publicó una hoja suelta con fecha 27 de septiembre
de 1870 la cual circuló profusamente aunque la propuesta, finalmente no
prosperó".
En 1910 la idea separatista, que en realidad no se había extinguido fue
retomada por don Cruz María Sigala, esta vez la intención era de anexar
nuevamente a Curarigua a El Tocuyo. No prosperó el intento. En opinión de
Cecilio Zubillaga como lo anota Querales, la intención de Sigala era por
motivos de tipo personal, en opinión de algunos curarigüeños que vivían para
1910 y con quienes tuvimos oportunidad de conversar, los motivos no eran esos.
Como quiera que haya sido, lo cierto es que por lo menos hasta la década de
1930-1940, Curarigua estuvo como pendulando entre dos influencias, la de El Tocuyo
y la de Carora. Cuando en 1924 Tomás Suárez encabezó y culminó la idea de
construcción de la primera carretera, tuvo que vencer la resistencia de muchos
que preferían la construcción de una carretera hacia El Tocuyo en vez de hacia
Carora, siendo la dificultad del terreno, en el caso de la primera, lo que
finalmente favoreció la segunda, amén de otros factores como lo fueron las
relaciones comerciales ya bien establecidas con Carora y el hecho de que el
trazo que finalmente se adoptó unía a Curarigua con la carretera trasandina que
para entonces era la vía por excelencia de comunicación en el occidente del
país.
________________________
Nota del compilador: Hoy vemos con beneplácito la iniciación de la construcción de la carretera
que unirá a Curarigua con El Tocuyo.
POBLACIÓN
La parroquia Antonio Díaz ha evolucionado poblacionalmente siempre de modo
descendente o en su defecto se ha mantenido estático, a costa del éxodo humano
que se produce en busca de mejores fuentes de vida. Las cifras contabilizadas
desde 1845 hasta el censo del 2001, así lo demuestran. Curarigua según el XIII Censo
General de Población y Vivienda del 2001 aparece con 2.032 habitantes, de los
cuales 1.058 son hombres y 974 mujeres.
EVOLUCIÓN DEMOGRÁFICA DE LA PARROQUIA ANTONIO
DÍAZ
(ANTES CURARIGUA) AÑOS: 1845-2001
AÑOS
|
No. de Habitantes
|
1845
|
1884
|
1873
|
3275
|
1881
|
3858
|
1890
|
4628
|
1920
|
5011
|
1926
|
5064
|
1936
|
5052
|
1941
|
5178
|
1950
|
4730
|
1961
|
3836
|
1971
|
4022
|
1981
|
4250
|
1990
|
4240
|
2001
|
4540
|
|
XIII CENSO
GENERAL DE POBLACIÓN Y VIVIENDA
NOMENCLADOR
DE CENTROS POBLADOS
PARROQUIA
ANTONIO DÍAZ
(2001)
POBLACIÓN
|
||||
CENTRO POBLADO
|
Total
|
Hombres
|
Mujeres
|
Total
viviendas
|
Curarigua
(F) (Capital)
|
2032
|
1058
|
974
|
672
|
Rinconada,
La
|
597
|
317
|
280
|
168
|
Aguadita,
La
|
27
|
16
|
11
|
9
|
Ciarralito
|
25
|
13
|
12
|
8
|
Brasilar
|
99
|
52
|
47
|
34
|
Buena
Vista
|
86
|
51
|
35
|
36
|
Campo
Alegre
|
173
|
97
|
76
|
79
|
Potreritos
|
109
|
61
|
48
|
22
|
Dorado,
El
|
63
|
30
|
33
|
18
|
Ira
|
367
|
185
|
182
|
107
|
Joroba.,
Las
|
66
|
39
|
27
|
19
|
Uvedal,
El
|
81
|
45
|
36
|
28
|
San
Antonio (El Cerro)
|
39
|
21
|
18
|
11
|
Martinitas,
Las
|
28
|
19
|
9
|
11
|
San
Isidro
|
50
|
31
|
19
|
21
|
Paso
de San Antonio, El
|
68
|
29
|
39
|
25
|
Peñas
Negras
|
41
|
23
|
18
|
16
|
Santa
Rosa
|
78
|
44
|
34
|
19
|
Santo
Domingo
|
80
|
51
|
29
|
34
|
Tunalito
|
176
|
108
|
68
|
64
|
Raga
|
34
|
16
|
18
|
7
|
Represa,
La
|
55
|
30
|
25
|
5
|
Algodonal
|
22
|
12
|
10
|
4
|
Cabrerales,
Los
|
15
|
12
|
3
|
16
|
Curazaito
|
10
|
6
|
4
|
3
|
Garita,
La
|
0
|
0
|
0
|
3
|
Paso
al Dorado
|
6
|
4
|
2
|
4
|
Playa
Abajo
|
12
|
5
|
7
|
3
|
Playa
Abajo I
|
6
|
3
|
3
|
3
|
Playas I, Las
|
11
|
6
|
5
|
6
|
Raga I
|
13
|
7
|
6
|
4
|
Santa
Cruz
|
5
|
2
|
3
|
3
|
Tiber,
El
|
11
|
8
|
3
|
7
|
Vuelta
al Cerro, La
|
31
|
15
|
16
|
10
|
Población
diseminada
|
24
|
--
|
--
|
21
|
TOTALES
|
4540
|
2416
|
2100
|
1500
|
_____
Transcripción Prof. Luis Mora Santana
CAMINOS REALES O CAMINOS VECINALES
Hasta 1924, cuando se inauguró la primera carretera, la única comunicación
que tuvo Curarigua fue la de los viejos caminos reales; de éstos el más
importante era el que yendo de El Tocuyo a Carora pasaba muy cerca de
Curarigua, teniendo ramales hacia el valle de este nombre.
Este camino real de Carora a El Tocuyo existía aún para la década de 1940 y
en la actualidad hay partes de él. Salía de Carora y pasando por el sitio
llamado El Brazil seguía hacia el sur hasta el sitio de Dos Caminos, en donde
se le ajuntaba un camino que, pasando por el actual Arenales, seguía hacia
Atarigua, con ramales a Río Tocuyo,
iba a Quíbor y El Tocuyo. De Dos Caminos, el camino que hemos venido
mencionando continuaba rumbo al sur, pasando por el sitio de Los Guayamures, la Cuesta de Parchito, la Cuesta de los Balsamitos y
bajaba al río en el sitio de El Paso de San Antonio, continuaba luego aguas
arriba por la quebrada de Santa Cruz hasta llegar al sitio de Bachaquero,
tomando la cuesta del mismo nombre, y girando al este por la cuesta de Sabanas
Altas, atravesando parte de la posesión Espinal, hasta llegar a la quebrada de
Raga la cual atravesaba, seguía por la cuesta del mismo nombre, pasando por
Ira, Maraca, Mamonal, Boro y llegar a El Tocuyo. En la cuesta de Bachaquero se
bifurcaba el camino; saliendo un ramal que atravesando de norte a sur la
posesión El Espinal, bajaba por la cuesta que llamaban Joroba (más tarde
cuestecita de Carora) hasta llegar a la posesión Capilla o Playas y de ahí
seguir casi recto hacia el sur hasta el sitio donde actualmente está el pueblo
de Curarigua. Igualmente a partir de la cuesta de Raga hasta una derivación que
siguiendo a pie de la serranía
de Curarigüita, pasando cerca de un sitio llamado Monte Obscuro, bajando por la
llamada cuestecita de El Tocuyo hasta la posesión capilla la cual atravesaba y
siguiendo, cerca del pie de la serranía adyacente hasta encontrarse con el
otro camino que describimos anteriormente y en un punto cercano a donde estuvo
la primera capilla del valle de Curarigua; este último camino debe haber
seguido un trayecto similar a lo que mas tarde se llamó calle del cerro, y el
otro debe haber seguido mas o menos el trayecto de lo que mas tarde se llamó Calle
Real o Calle Principal; al primero se le llamaba camino de El Tocuyo y al
segundo camino de Carora. Del punto en el cual se unían los dos caminos, salía uno
que continuaba en dirección sur hasta un punto cercano al llamado Cerrito de
los Muertos, de allí tomaba por
el cauce mismo del río y las
vegas situadas en la ribera oeste para continuar por lo que fue el callejón de
la hacienda Campo Alegre y siguiendo el mismo iba buscando la falda del cerro,
pasando por el caserío Campo Alegre, El Rincón y continuaba a falda de cerro (serranía de Los Altos) pasando por Joroba, Cacheo
hasta llegar nuevamente al río, el cual atravesaba y continuar por la cuesta de
Las Culebrillas hasta llegar a Barbacoas. A partir de Campo Alegre, el camino
tenía variantes que pasando por callejones de haciendas, iban por San Vicente (La Pastora), El Papayal, Ojo
de agua y el Tíber y luego llegar a la cuesta de Las Culebrillas.
Hubo también un camino de Carora a Barbacoas que atravesaba la posesión Los
Altos y venía a entroncar con el camino descrito anteriormente en un sitio
cercano a El Rincón, siendo lindero de la mencionada posesión Los Altos.
Igualmente hubo varios caminos que iban a las diferentes posesiones; el camino
de El Dorado, por ejemplo, encontraba con el camino de Carora en un punto
cercano a la cuestecita de Carora, seguía a través de la posesión Jorobita,
bajando al río y después de atravesarlo seguía por la parte plana de la
posesión El Cepito hasta llegar cerca de la quebrada de El Jovito y de ahí,
subiendo rumbo oeste hasta llegar al fundo La Represa y continuar con diferentes ramificaciones
hasta diversos fundos de la posesión El Dorado, habiendo ramales que, entroncando
con el camino de Carora a Barbacoas, llegaban hasta Los Arangues. A partir de
Campo Alegre había otro camino que subiendo la serranía llegaba hasta el sitio
de La Aguadita.
Igualmente hubo otros muchos caminos que entroncaban con callejones
de haciendas que unían los sitios de El Uvedal, San Isidro, entre otros.
Estos caminos existen en buena parte todavía, en algunos casos como
simples trochas, y en otros como
carreteras que los han suplantado. La actual carretera que une a Curarigua con
la Autopista
Centroccidental sigue prácticamente el mismo trayecto que
seguía el viejo camino real, salvo la parte que está al sur de El Paso donde la
actual carretera sigue una cuesta bordeando la quebrada de Santa Cruz y el
viejo camino seguía el cruce mismo de la quebrada.
La existencia de estos caminos es perfectamente verificable pues toda
persona que haya vivido en Curarigua hacia la década 1940-1950 tuvo oportunidad
de conocerlos, y como ya se ha dicho, algunos todavía existen.
También hay base documental de su antigüedad, por lo menos el de Carora a El
Tocuyo y sus ramales a Curarigua; así, en efecto en documento de 1784 en
relación a la posesión El Dorado, se refiere este camino como parte de sus
linderos; igualmente en el documento de venta de la posesión Espinal en 1778,
también el camino de Carora a El Tocuyo se fija como lindero. Por la relación
que hace el Obispo Martí en su célebre visita pastoral en 1776, nos podemos dar
cuenta de que utilizó el camino que pasando por El Paso iba de Carora a Curarigua,
y yendo de ésta a Barbacoas ha debido ir atravesando callejones de haciendas pues
en su relato nos habla de más de diez y seis pasos de río; en el viaje de
regreso de Barbacoas, el Obispo Martí vino por el mismo camino y al llegar al sitio donde estaba la
primitiva capilla tomó el camino de El Tocuyo; de esta relación extraímos el
dato de que los dos caminos se reunían en un sitio cercano a la capilla
existente.
Este camino de Carora a El Tocuyo es probable que date de los primeros años
de la Colonia;
siendo, tal vez, la vía más corta de comunicación entre las dos ciudades es
lógico pensar que fue construido hacia los años de la fundación de Carora, en
la segunda mitad del siglo XVI.
Aparejado a estos caminos reales, aparece un personaje muy importante que
fue factor decisivo en el desarrollo de Curarigua (al igual que en otros
pueblos y ciudades del país), nos estamos refiriendo al arriero. El arriero no
solamente era la persona que conducía el arreo de mulas o burros, transportando
cargas de un sitio a otro, sino que también servía de transportador de dinero y
correspondencia, por lo cual el arriero era siempre escogido entre personas de
muy alta honradez y confianza y de hecho no era un trabajador más, sino que
tenía consideraciones especiales. En un principio, al menos en Curarigua, los
arrieros eran exclusivos de las haciendas, si bien hubo arrieros que tenían
sus propias arrias, pero más tarde, hacia la segunda mitad del siglo XIX cuando
se instalaron en Curarigua algunas casas comerciales importantes, cada una de éstas
tenía también su arriero, tales establecimientos comerciales fueron los de Hnos.
Silva Riera, Hnos. Oropeza, Alberto Yépez, Rafael Giménez y Rafael Torres.
PRIMERA CARRETERA (CARRETERA VIEJA CURARIGUA-ARENALES)
Con este título he reseñado el presente trabajo que contiene una serie de
documentos de mucho interés para nuestra comunidad: el primero describe un
Resuelto del Ejecutivo del Estado Lara de la última década del siglo XIX,
cuando el sector oficial inicia tímidamente una política de construcciones de
vías de comunicación.
En segundo lugar ofrecemos testimonios de la iniciativa privada de los
laboriosos hijos de Curarigua liderizados por el Sr. Tomás Suárez, quien fue
Jefe Civil de Curarigua durante 15 años, cuando marca la pauta al iniciar y
culminar la construcción de la primera carretera a base de pico y pala que nos
uniría con la carretera Occidental o mejor conocida como Trasandina, vía de
comunicación que nos prestó servicio hasta el último año de la década de los
cincuenta. Estas crónicas fueron escritas y enviadas al Diario de Carora por el
señor Tomás Suárez y la hemos tomado textualmente para este trabajo,
conservando su ortografía original.
Luego, al comienzo del período democrático (1958) se construyó la actual
carretera que nos une con la
Panamericana, hoy designada como Autopista Centro Occidental.
En tercer lugar, hemos insertado en este
trabajo una crónica acerca del primer automóvil que circuló en Curarigua y finalmente,
he incluido dos fotografías, una que nos
muestra el momento de inaugurarse la vía y la otra corresponde a Vicente
Cirimelli.
I
Camino Curarigua - Carora - Tocuyo - Quíbor
E.E.U.U. de Venezuela
Ejecutivo del Estado Lara
Barquisimeto, 23 de oct de 1884 21 i 26°
RESUELTO:
Considerando que las vías de comunicación son de apremiante necesidad para
el progreso de los pueblos, por cuanto que no solo facilitan el cruzamiento de
los productos sino que estrechan más las relaciones, contribuyendo así a la
armonía i engrandecimiento de la asociación, considerando también que para
acometer empresas de este orden que se extiendan a varias demarcaciones
territoriales, debe procurársele uniformidad de los resultados por medio de la
unidad del pensamiento que las ponga en ejercicio i propenda al general bien
éxito de la obra; i atendiendo además a que el Ejecutivo del Estado tiene
concedida por la
Legislación la facultad de distribuir la renta destinada al
Fomento de los Distritos, así como la de en vigilar en la eficacia de su
inversión; por todo lo expuesto, con el voto afirmativo del Consejo de
Administración, se resuelve:
1º. Que se proceda a
conformarse el servicio público de carretera, los caminos que de Curarigua
parten tanto para Carora como para Tocuyo i Quíbor.
2º. La dirección, administración e inspección inmediata de los trabajos
correrá a cargo de Juntas de Fomento, sin perjuicio de la cooperación que los
Concejos Municipales i Juntas Comunales respectivas deben prestarle a las obras
dichas.
3º. Para componer la Junta
de Fomento del trayecto de Curarigua a Carora se nombra los ciudadanos Andrés
Tiberio Alvarez (fundador del Colegio La Esperanza, Carora 1890), Flavio Herrera, Dr.
Andrés Riera Silva, Juan José Álvarez, Pablo González, Arístides Silva e
Ygnacio Oropeza.
4°. Para conformar la Junta
de Fomento para el trayecto de Curarigua al Tocuyo Quíbor se nombra a los
Ciudadanos Generales Toribio Silva, Andrés A. Álvarez, Dr. José Montesinos,
Agustín Silva, José Anto. Riveros i Manuel Felipe Cordero.
5º. Las expresadas Juntas procederán a instalarse inmediatamente,
designando sus funciones i la participación así, ante este Despacho a fin de
que el Tesorero que nombren pueda recibir las cantidades que se destinen a cada
obra.
6º. Para cada una de las dos obras dichas se destinará por cada vez la suma
de dos mil bolívares sin perjuicio de las demás sumas que se necesiten para el
progreso i terminación de los trabajos.
7º. De la cuenta que se lleve se hará previa presentación de ella a los
Concejos Municipales respectivos, quienes la remitirán con su informe a este
Despacho para demás fines legales.
Comuníquese y publíquese
Juan Tomás Pérez
El Sec. Felipe falcón
Ygnacio Oropeza Tesorero de la
Junta
11-12-1884
Se creó una Junta Auxiliar para la carretera: Luis Felipe Gil, Pastor
Oropeza, Demetrio Yépez, Trinidad Crespo, Antonio Maldonado, Flavio Herrera
Oropeza y Juan Bautista Álvarez. El tramo carretera estaba comprendido entre
Curarigua y el sitio llamado "Parchito".
II
COMUNICACIONES ESCRITAS DEL SR. TOMÁS SUÁREZ CON EL
DIARIO DE CARORA
Jueves 4 de Marzo
de 1926
Carretera de
Curarigua
Con gusto damos publicación en la primera página de la edición de hoy a la
carta que nos dirige el apreciable el señor Tomás Suárez, Jefe Civil del
municipio Curarigua concerniente al adelanto de los trabajos de la carretera
que los laboriosos hijos de ese pueblo construyen a esfuerzos propios para
unirse con esta ciudad y Barquisimeto, y de la cual se beneficiarán también los
habitantes de Atarigua, como lo verá el público por la carta mencionada.
Con beneplácito nos hacemos eco una vez mas de la obra de los curarigüeños,
y tenemos un feliz augurio porque no está lejos el día de ver coronado su
propósito.
CARTA ABIERTA
Curarigua, febrero 22 de 1926
Señor don José
Herrera Oropeza, Carora.
Apreciado José:
Cordialmente lo
saludo y le deseo prosperidad y dicha.
Con
marcada complacencia le participo que con una cuadrilla de 25 peones, un
caporal entendido y bajo mi inmediata inspección se continuaron hoy los
trabajos de nuestra carretera y abrigo la esperanza de que no se suspenderán
hasta dejar terminada la obra.
Nuestros vecinos de Atarigua poseídos de mayor entusiasmo empezarán en
breve un ramal que los unirá a nuestra vía en el sitio denominado "Los
Tanques" con lo cual se comunicará Atarigua directamente con esa ciudad y
nosotros directamente con Barquisimeto, utilizando el ramal que de Atarigua va
a unirse en "Los Llavos" a la Gran Carretera
Occidental.
Al general Lizárraga, culto y progresista Presidente del Estado, le escribo
y le digo, que para el próximo 19 de abril me prometo salir de aquí en auto
para ir a saludarlo a Barquisimeto y poseído de mi gran optimismo creo cumplir
mi promesa.
Por creerlo de fácil realización le recomiendo un proyecto de carretera que
prohija un grupo de Tocuyanos, la que empezando en "Los dos Caminos",
seis kilómetros más acá de El Tocuyo, pasará por "La Calera", "La Cimarrona",
"El Playón", "El Pasito", "Maraca", "El
Cardón" para, en Atarigua, unirse al ramal ya dicho, y así, con un gasto
relativamente poco, se unirán más directamente Carora y El Tocuyo, teniendo en
perspectiva ésta última ciudad un porvenir brillante para cuando se termine la
carretera del Zulia.
De nuestra carretera le envío tres vistas: La marcada 1, corresponde a la
recta en la planicie de "El Espinal"; la 2 una curva en la cuesta de
"Los Quemados", y la 3 sitio donde van los trabajos a la margen
izquierda de la quebrada "La
Mimiñauga"
Lo Abrazo su amigo
Tomás Suárez
Martes 20 de Abril
de 1926
La Carretera de Curarigua
Injusticia será
negar el esfuerzo perseverante y sin desmayos que ha dedicado el señor Tomás
Suárez, y con él el señor Albelardo Gil, su inmediato colaborador, en la obra
de la carretera de Curarigua hasta empalmar con la trasandina, e injusticia no
tributarles un aplauso muy sincero.
Léase la carta que
sigue al pie
"Los Tanques,
abril 16 de 1926
Señor don José
Herrera Oropeza.
Carora
Apreciado don José.
A este sitio, conforme mi ofrecimiento en correspondencia anterior,
llegarán mañana los trabajos de la carretera y si no vamos a Barquisimeto el
próximo 19, es porque los atarigüeños no podrán terminar el ramal para la fecha
indicada. Pienso ir pronto al vecino pueblo mencionado, y si logro reanimar su
entusiasmo, lo que no dudo, puedo asegurarle que no terminará este mes sin que
hagamos el primer viaje en auto a la ciudad ya dicha.
Tan luego, salve el inconveniente que por el momento se ha presentado,
continuaré de este punto hacia Arenales, hasta establecer la comunicación por
esa culta ciudad del Morere. El inconveniente, dada la situación actual es de
alguna magnitud, pero no dudo que se vencerá".
Lo Abrazo su amigo
Tomás Suárez
Viernes 23 de Abril
de 1926
Curarigua y Barquisimeto
Desde mañana 24 quedará definitivamente terminada la carretera que unirá a
Curarigua con Barquisimeto por Atarigua.
De manera que Carora misma aunque por una vía distinta, quedará unida a
ambos Municipios.
Ojalá que no se pase mucho tiempo sin que podamos anunciar la terminación
de la carretera directa de Curarigua a Puente Torres.
Bien por el esfuerzo perseverante de Tomás Suárez y de los habitantes de
Curarigua y Atarigua.
Que siga el progreso extendiéndose por todas partes y uniendo los pueblos
distanciados por larga distancia, empinadas cuestas y abruptas montañas.
29 de Julio de 1926
La Brecha está Abierta
Ayer nos llamó por teléfono desde "Bocare" el señor Cnel. Tomás
Suárez, cumplido Jefe Civil del Municipio Curarigua, quien vino hasta dicha
hacienda en automóvil, en compañía de los señores Rafael Colmenárez Borge, Abel
Gil y Maximiano Sosa, por ramal carretero que bajo su inmediata dirección y a
esfuerzos propios han construido los curarigüeños con el justo anhelo de
agregarse a la gran carretera Trasandina.
El señor Suárez nos dio los siguientes informes: "El viaje de
Curarigua a Carora se hace perfectamente bien en menos de dos horas, la brecha
está abierta con suficiente amplitud pero carece todavía de desagües y
pontones, pero tanto el benemérito Gral. Gómez como el Gral. Lizárraga han
prometido una ayuda para la definitiva terminación del ramal, y ellos, los curarigüeños,
descansan en la confianza del cumplimiento de las promesas de los dignos
magistrados". Nos manifestó también Suárez que al no procederse en breve a
la construcción de desagües y banqueos, la obra se verá expuesta a perderse.
El próximo sábado vendrá el referido amigo y otros señores hasta esta
ciudad a fin de inaugurar la vía definitivamente.
Aplaudimos una vez más el esfuerzo de los honrados habitantes de Curarigua
que merece tomarse en cuenta para estímulo del progreso; y nos congratulamos en
primer término con el Cnel. Tomás Suárez y el señor Abelardo, quienes han
luchado con perseverante empeño hasta ver realizado el plausible pensamiento de
venir de Curarigua a Carora en automóvil y en breve espacio de tiempo, en
cambio de 5 horas de incómodo y pesado viaje a caballo.
Lunes 9 de Agosto
de 1926
Ayer se verificó la jira inaugural del ramal carretero de Curarigua, que
une a dicha importante población con Carora y por consiguiente con la gran
carretera Trasandina.
Las personas que fueron de Barquisimeto y la de esta ciudad, se unieron en
la hacienda "Bocare" del señor Ramón Herrera y desde allí siguieron
todos en medio del mayor alborozo y en paseo triunfal de verdadero progreso,
hacia la capital del Municipio, rico en cañamelar, situado en poético valle de
perenne verdura.
Los concurrentes de Barquisimeto fueron: El Gral. Pedro Lizárraga, muy
digno presidente del Estado y sus cultos secretarios de gobierno y particular
doctores Juan Antonio Azuaje y Guillermo Tell Peña; R. Samuel Medina, Director
del "Heraldo"; Gral. Tomás Párraga, doctor Julio Irigoyen, J.M.
Inzausti, Gral. Manuel Ma. Petit, Cnel. Simón Sánchez, Carlos Guillén, Cruz
Mario Sigala, Pausides Sigala, Francisco Álvarez, Ignacio Oropeza, Carlos
Álvarez, José E. Álvarez y Luis F. Perera; y de esta ciudad: Gral. Roberto
Riera, Jefe Civil del Distrito, Doctor José Luis Andrade, Presidente del
Concejo Municipal; Gonzalo González, Representante de "El Diario";
Rafael Herrera Oropeza, Cnel. Manuel Izarra, Augusto Álvarez, Br. Ramón José
Álvarez, Coronel Aníbal Liscano, Ramón Herrera, Pablo Riera, Octaviano Herrera,
Gilberto Torres, Epímaco González, Juan Evangelista Álvarez, Ignacio Rosas,
José Eliseo Perera, Rafael Antonio Chávez, Ernesto J. Álvarez, Hermógenes
Chávez, Efraín Franco, Juan José Álvarez, Pedro Adrián Zubillaga y Juan José
Herrera.
Un grupo de curarigüeños vino a encontrar a los asistentes a la Fiesta y a la llegada a la
población, el respetable señor Don Manuel Torrealba Ramos, dio la bienvenida al
Gral. Presidente del Estado y demás acompañantes con elocuente discurso, que
mereció calurosos aplausos.
Luego, la concurrencia, previa invitación del venerable e inteligente
Párroco Pbro. Juan José Jiménez, fue obsequiada en su casa con una copa de
champaña brindada por el benemérito jefe del país, Gral. Juan V. Gómez y por el
pueblo que desde ese día se agregaba a la gran red del progreso nacional: La Carretera Trasandina,
cuya obra ha sido llevada a efecto, gracias al esfuerzo propio de sus
habitantes y cuyo perfeccionamiento corresponderá -de eso estamos seguros- al
gobierno serio que presidía con acierto el Gral. Lizárraga.
La sociedad curarigüeña obsequió con un regio almuerzo a sus distinguidos
huéspedes en el hogar de la señora Doña Eulogia de Torres, en cuyo acto
hicieron uso de la palabra el Pbro. Jiménez y el Dr. Tell Peña. Una novilla a
la llanera fue ofrecida al pueblo, reinando en todo momento la mayor
cordialidad, cultura y armonía.
A las 4 de la tarde regresaron los componentes de la jira, plenamente
satisfechos de las atenciones de que fueron objeto por parte de los curarigüeños
y especialmente del cumplido Jefe Civil del Municipio, Cnel. Tomás Suárez,
propulsor principal de la Junta
que han llevado a efecto. El Diario se complace en hacerse eco de esta nota de
progreso del Distrito Torres y del Estado.
|
EL GENERAL GÓMEZ A LOS CURARIGÜEÑOS
Telégrafos Federales. De Miraflores a Carora, el 10 de agosto de 1926
Señores Tomás
Suárez, Abelardo Gil Gil, Octaviano Herrera, Pbro. J.J. Jiménez Hidalgo, etc.,
etc.
Curarigua
Recibido. Con efusión patriótica felicito en ustedes a todos los hijos de
Curarigua, por la importante carretera que acaban de inaugurar. Este esfuerzo
tiene para mí una trascendencia por demás halagadora; la cooperación de los
hombres de trabajo y ajenos a la política es la realización de mis más altos
ideales, el engrandecimiento y el progreso de la Patria.
Celebro que el General Pedro Lizárraga acompañado de su secretario y de
varios amigos de Barquisimeto y Carora, compartiera con Uds. los regocijos de
aquellos momentos.
Agradezco los recuerdos que tuvieron para mí.
Amigo
J.V. Gómez
III
EL PRIMER AUTOMÓVIL QUE LLEGA A CURARIGUA, 1920
En mi compromiso y deseo de escribir y compilar la
historia local, me encontré con una muy interesante suministrada por nuestro
amigo y colaborador Marco Aurelio Rojas (Piyuye). Se trata del primer automóvil
que llegó a Curarigua. Desde la ciudad de Carora el Italiano Vicente Cirimelli
por los años 1920 ó 1921, trajo el primer automóvil a Curarigua un Ford modelo
tablita. Fue transportado en bestias alquiladas a Don Rafael Herrera, armado en
la Plaza San
Isidro, lo utilizó como taxi para pasear a la gente cobrando la módica suma de
una locha a los niños, medio a las mujeres y un real a los hombres. Vicente
Cirimelli tuvo también el privilegio de llevar el primer carro a las poblaciones
de Altagracia y Chejendé (Trujillo). Además fue uno de los primeros en ofrecer
en Carora el servicio de carros en alquiler, hoy carros libres. Fue también uno
de los primeros mecánicos en Carora. Fue aficionado al Cinematógrafo y siempre
llevaba uno consigo. Es posible que él haya exhibido la primera película
silente en Curarigua. Vicente Cirimelli muere en Carora, víctima de una
dolencia y es llevado a su última morada por numerosos amigos, el día 28 de
Octubre de 1939.
PRIMEROS CARROS DE PASAJEROS Y DE CARGA EN CURARIGUA
Por Eleuterio Meléndez Dorantes
Entre los primeros carros de pasajeros y de carga en Curarigua que yo
conocí, recuerdo el de Jesús Arriechi, cargaba pasajeros y carga para Carora.
Su carro era de los llamados autobuses de casilla, utilizaba un banco (una
tabla atravesada) para sentarse y servía también para dividir la carga. Eso fue
más o menos por la década de los 40 y 50. Jesús Arriechi era nativo del caserío
Curazaíto, aledaño al vecindario de Tunalito (Parroquia Antonio Díaz).
Carlos Campos, hijo de Antonio Arriechi, también tuvo una camioneta
con el mismo fin: sacaba pasajeros para Carora.
Ramón Ramos, viajaba para Barquisimeto. Tenía un autobús de
casilla con el nombre de El Mocho
Hernández (caudillo militar y político venezolano de finales del siglo XIX y
principios del XX). En una ocasión, estaba yo muchacho, jugábamos a Judas en
una Semana Santa y agarré un zapato encendido, lo tiré y le cayó dentro del
autobús y Ramón Ramos se puso muy bravo y tuve que echar a correr.
Pablo Torres (hermano de vale Julio Torres) tuvo un autobús de casilla
llamado El San Antonio que viajaba para Carora y El Empedrado. Pablo tenía una
pulpería en la casa conocida como Rancho Grande, situada frente al actual
negocio de Miguel Torrealba, calle Bolívar.
Juan Ramos, hermano de Ramón Ramos ya citado, tenía una camioneta
con la cual sacaba fletes y pasajeros para Barquisimeto, a su carro le tenía
como nombre La Barca
de Oro, inspirado seguramente en una canción y película de Don Pedro Infante,
el famoso cantante mexicano fallecido en 1957.
Alfonso Ramos tuvo un carro que viajaba para Carora llevando bultos de
papelón que adquiría en la hacienda La Candelaria, su carro tenía el nombre de El Cono,
seguramente para honrar la forma del cono maravilloso de los papelones
curarigüeños.
Joseíto Navas tenía un carro para sacar fletes y pasajeros para Carora
y le tenía como nombre El Don Ambrosio. A Joseíto Navas nativo de Curazaíto se
le recuerda como un hombre culto, recetaba remedios caseros, era el médico de
Curazaíto. Jóvito Navas fue su chofer.
José Oropeza Vizcaya.- tuvo un autobús de casilla, viajaba para Barquisimeto, tenía el nombre de
El Pampa Mía (en reconocimiento a un tango de Gardel). Yo trabajé con él como
ayudante del colector que era Guillermo Oropeza, yo tenía 17 años, eso fue por
el año 1951. José Oropeza salía todos los lunes a las 5 y media de la
madrugada, nos parábamos en Curazaíto para adquirir queso de cabra de buena
calidad que producían los moradores del citado caserío.
Seguidamente pernoctábamos en el sitio llamado La Mosca a eso de las 11 de la
mañana. Allí desayunábamos criollamente con caraotas fritas, suero y ñema. A
eso de las 12 del mediodía estábamos pasando por Las Veritas, doblábamos a la
izquierda y enseguida estábamos en Arenales, capital de la Parroquia Espinoza
de los Monteros. Debo recordar que la vía era por la carretera vieja y
obligatoriamente teníamos que pasar por la tenebrosa quebrada La Castaña. Teníamos
que cargar dos palas y dos picos con el fin de quitar los escombros que se
producían como consecuencia de la crecida de la citada quebrada. Y si el río
Curarigua (en El Paso de Arenales) estaba crecido, nos bajábamos para revisar y
quitar las piedras atravesadas y observar si se podía pasar. En muchas ocasiones
tuvimos que esperar por mucho tiempo hasta que el río bajara de caudal. De
Arenales a Barquisimeto se hacía muy largo el trayecto por cuanto la carretera
era de tierra, tenía muchas sartanejas y cuando iba una gandola delante, se
producían unas colas interminables, sobre todo, en las llamadas curvas de San
Pablo (Parroquia Castañeda). Quienes no desayunaban en La Mosca, lo hacían en el
restaurant de la Bomba
de San Pablo, donde se aprovisionaba el carro con gasolina. De regreso
pernoctábamos nuevamente en la citada Bomba. A eso de las 3 y media de la tarde
llegábamos a Barquisimeto y seguidamente el acostumbrado recorrido para llevar
los pasajeros a sus respectivas viviendas y también la entrega de las
encomiendas, recorrido que duraba hasta más o menos las 6 de la tarde.
El regreso.- Los miércoles regresábamos a Curarigua, por cuanto el día
martes lo dedicábamos a la compra de los encargos que hacían los dueños de
pulperías de Curarigua y recogíamos las encomiendas que los curarigüeños
enviaban a sus familiares. Por lo general traíamos: maíz pilado, nepe, alpargatas,
cigarrillos, sal (que buscábamos en el Terminal del Ferrocarril, que estaba
ubicado por La Estación,
en la actual avenida Venezuela) y refrescos, entre muchos otros productos.
La afluencia de pasajeros era muy poca. Recuerdo que los que viajaban con
mayor frecuencia eran Isaías Escalona que llevaba huevos o mejor dicho ñemas
(así se le llamaba) y gallinas. Miguel Torrealba llevaba salones de chivo.
Pedro Torres huevos de gallina. Pedrito Campos llevaba burros, marranos y
gallinas y Eusebio Vegas que llevaba queso y salones de Chivo. Todos estos
productos eran colocados en el antiguo mercado El Manteco, de grata
recordación.
El Terminal de pasajeros de la Avenida
Rómulo Gallegos que conocemos hoy, no existía. Nosotros
estacionábamos el carro al lado del edificio Estudebeker, en una casita de tamo
(hojas secas de caña de azúcar) que tenía un señor que arreglaba cauchos, en la Avenida 20 con calle 42.
La mayoría de pasajeros esperaban el carro en el Taller de Los Ramos (Juan, Pío
y Domingo Ramos), situado en la carrera 14 entre calles 45 y 46. Además de
esperar el carro en ese sitio, muchos curarigüeños se quedaban allí y al frente
del citado taller vivía y todavía viven la familia Gil donde daban cobijo a
gente de los caseríos de Curarigua, especialmente de San Isidro, Uvedal, Campo
Alegre y otros. Sirva este testimonio para rendir justiciero homenaje a estas
honorables familias oriundas de la Parroquia Antonio Díaz que cumplieron una
extraordinaria labor de solidaridad en su tiempo.
Zenón Alvarado.- tenía una camioneta panel acondicionada para el
transporte de pasajeros. Luego cambió de oficio y se hizo distribuidor de
cerveza Zulia.
Después de Zenón Alvarado viene José Oropeza Maldonado conocido
popularmente como Che Oropeza, quien inició sus actividades en una camioneta
panel hasta más o menos el año 1962. Luego adquirió un autobús de unos 25
puestos y más tarde adquirió otro de los llamados chingos de unos 58 pasajeros.
Che le vendió la camioneta panel a su hermano Pilio, quien se ocupó de transportar
pasajeros para Carora, y el autobús que viajaba para Barquisimeto se lo vendió
a Ricardo González de la Línea Curarigua.
Cesario Alvarez.- también tuvo un
vehículo Willys que transportaba pasajeros y encomiendas de Curarigua a Carora
y viceversa. Luego adquirió un autobús de 25 puestos y duró en estas funciones
hasta 1976.
A
propósito de la quebrada La
Castaña debo decir que en tiempos de invierno era sumamente
peligrosa y recuerdo que las furias de sus aguas ahogaron algunos carros entre
los cuales puedo citar un carro que conducía Alberto Padilla (un maracucho) que
vivía con la señora Braulia Ávila y el otro carro que recuerdo fue una
camioneta de Julio Torres que venía con una carga de maíz de El Empedrado,
capital actual de la
Parroquia Manuel Morillo.
Línea Amarilla.- El carrusel de los
curarigüeños durante mucho tiempo fue la Línea Amarilla que
venía desde Barquisimeto en tiempos de fiestas patronales, se estacionaba
frente a la Plazoleta
del templo Parroquial Santo Domingo de Guzmán. Allí hacia cola la gente para
saber lo que era un carro. Pagábamos
medio (moneda de 0,25 céntimos, ya desaparecida) y el recorrido era el
siguiente:
Salía de la
Plazoleta del Templo Parroquial, daba la vuelta en El
Rinconcito. Regresaba hasta la
Plaza San Antonio y luego retornaba hasta la Plazoleta de donde había
partido. Y se volvía a llenar de gente y así sucesivamente. Yo era un muchacho.
En una oportunidad iba con mis hermanas y un pretendiente de una de ellas
(Alberto Mujica) nos acompañaba en el paseo y por no estar acostumbrado eché la
piedra (vomité) y mis hermanas muy apenadas tuvieron que limpiar la camisa de
su pretendiente. Acompañaban a mis hermanas María Margarita Dorante, Carmen
Torcates y Clara Luisa Santana.
TRANSPORTE CURARIGUA "50 ANIVERSARIO"
(1953-2003)
Discurso pronunciado por el Ing.
Frank González con motivo de la celebración del 50 Aniversario de la Línea Curarigua.
Han transcurrido 50 años desde aquel octubre de 1953 cuando un
curarigüeño, Ricardo González apostó al oficio de transporte de personas desde
Curarigua hasta Barquisimeto usando un camión marca Fargo con capacidad de dos
puestos acondicionados con tablas en su parte posterior. El vehículo fue
comprado al señor José Oropeza Vizcaya realizando su primer viaje hacia Aregue
el día 6 de octubre de 1953, siendo conducido en ese entonces por el señor
Enrique Pereira. Como dato curioso, el camión tenía en su interior, una pequeña
caja de madera, contentiva de una imagen litográfica de la Virgen de la Chiquinquirá, la cual
permanece todavía en poder de los actuales dueños del Transporte Curarigua.
Es fácil imaginar lo duro de este comienzo, pero también la riqueza de
anécdotas y vivencias de un viaje que duraba aproximadamente 7 horas. Para esa
fecha, el usuario debía anotarse con anterioridad para que lo pasaran
recogiendo al día siguiente. La jornada comenzaba muy temprano buscando los
pasajeros de los caseríos, siendo frecuente ver el transporte en Campo Alegre.
A las 4 de la madrugada partía el camión rumbo a Barquisimeto por una carretera
de tierra (carretera vieja), llena de obstáculos que iban desde lo polvoriento
de la vía hasta el tener que atravesar quebradas y el río Curarigua. No había
puente alguno y cuando el río aumentaba su caudal, el transporte permanecía
largas horas y hasta días “atajado", debiendo hacer verdaderas peripecias
para pasar y llegar a su destino.
La primera parada en esa larga ruta, era para desayunar en una casa
denominada La Mosca,
ubicada en Las Veritas, jurisdicción de la Parroquia Espinoza
de los Monteros, muy cerca de la
Población de Arenales. El viaje continuaba por las famosas
curvas de San Pablo para finalmente arribar, en horas del mediodía a
Barquisimeto, donde cada pasajero era llevado hasta su domicilio en las
diferentes barriadas de la ciudad. Esta costumbre termina con la creación del
Terminal de pasajeros de la
Avenida Rómulo Gallegos de Barquisimeto en el año 1963.
Viene a la memoria el peculiar equipaje que transportaba este camión. Allí
podían verse gallinas, marranos, chivos, loros y mercancía, como sacos de
"nepe", cemento, cabilla, queso de cabra y todo aquello que se
necesitaba transportar. Este colorido viaje lo realizaba el transporte de
manera interdiaria, estipulándose el valor del pasaje en 5 reales, es decir,
dos bolívares con 50 céntimos.
En el año 1956, el camión de "tablitas" fue cambiado por una
camioneta tipo panel, marca Ford. En el año 1958, se adquiere el primer
autobús, siendo este un GMC, con capacidad para 25 pasajeros. En este mismo año
se incorpora como transportista el señor Francisco José Oropeza, conocido por
todos como "Ché Oropeza", alternándose en la prestación del servicio,
siendo socio del transporte durante 32 años, compartiendo lo difícil pero
reconfortante actividad de prestar un servicio de transporte a los poblados de
Curarigua y los diversos caseríos.
Con el transcurrir del tiempo se fueron adquiriendo otros buses y se mejoró
la prestación del servicio, ininterrumpido durante los 365 días del año.
En diciembre del año 2000, fallece Ricardo González, fundador de Transporte
Curarigua pasando a ser administrado por sus descendientes Frank González y Sagrario
González.
Durante sus 50 años de vida, Transporte Curarigua ha sido un medio de
comunicación confiable y seguro, permitiendo a los pobladores de la zona el
acceso a la capital del Estado Lara y otras comunidades como Arenales, Atarigua,
Tintorero, entre otras.
Transporte Curarigua en sus 50 años de existencia ha incorporado
trabajadores idóneos para la delicada labor de transportar personas. Un grupo
de personas integrado por choferes, colectores, mecánicos, electricistas y
despachadores, conforman el recurso humano que con su actividad diaria hacen
posible el cumplimiento de la misión encomendada: " la prestación de un
buen servicio”.
En esta ocasión especial, Transporte Curarigua, da gracias a Dios y expresa
su más sincero agradecimiento a todos sus trabajadores y proveedores, pero el
mayor de todos los agradecimientos es hacia nuestros usuarios.
Curarigua, octubre de 2003
En Curarigua se han fundado diversas asociaciones civiles con o sin
personería jurídica propia, orientadas siempre en la búsqueda del progreso para
el terrón nativo, entre las cuales podemos citar las siguientes:
Sociedad Amigos de Curarigua
El 6 de julio de 1974 un grupo de curarigüeños y amigos de nuestro pueblo
residenciados en Barquisimeto tuvieron la feliz idea de constituir una asociación
civil sin fines de lucro con sede en la ciudad de Barquisimeto, cuyo objetivo
fundamental fue el de lograr el desarrollo
integral de la
Parroquia Antonio Díaz, iniciativa liderada por el Profesor José de Jesús Majano; lo acompañaron en
esta dignificante idea doña Josefina de Guillén (
), José Rafael Villegas (
), Víctor Julio Gutiérrez (
), Nelly Silva de Barreto, Glady Silva de Falcón,
Domingo Silva Majano (
) y Francisco Oropeza. Posteriormente fueron
incorporándose otros miembros entre los cuales me cuento y tuve la oportunidad
de presidirla en dos ocasiones. A los 33 años de su fundación y según mi
criterio la Sociedad
Amigos de Curarigua ya ha cumplido con creces sus objetivos,
razón por la cual su existencia debe ser objeto de una revisión para dar
término a sus funciones.
______________________
* Fuente: Libros de
Actas de la Sociedad
Amigos de Curarigua correspondientes a los años 1977 a 1996.
BIBLIOTECA(S)
Como pueblo culto, siempre ha existido en Curarigua de Leal preocupación
por la existencia de estos centros de cultura. En los años de la década de los
cuarenta funcionaron en Curarigua dos bibliotecas o salas de lectura; una
privada que funcionaba en el Club Fraternidad donada por el Ejecutivo Regional
en 1940, en el cual el acceso era restringido, y otra pública que tenía su sede
en la casa de Abelardo Gil (calle Bolívar) frente a la casa de la señora Carmen
Medina, la "Efraín Franco Urrieta" fundada por los caroreños Ramón
Gudiño, Félix Torres y Carlo Ferrer, todos ellos con tendencia izquierdista. En
la citada Biblioteca hacía las veces de bibliotecario el Sr. Dionicio
González, la duración fue muy corta por falta de lectores y problemas políticos
de la época: el golpe contra el presidente Gallegos en 1945.
Biblioteca Manuel Torrealba Ramos
En los años de la década de los sesenta, la recordada y culta directora del
Grupo Escolar Luis Herize Ponte, doña Josefina de Alvarez, conjuntamente con
los alumnos y docentes fundó para esa institución la Biblioteca Escolar
"Manuel Torrealba Ramos", creemos que debe estar funcionando.
Biblioteca Joaquín Pérez
El 21 de mayo de 1977 un grupo de damas y caballeros que conformaban la Junta Directiva de
la Sociedad Amigos
de Curarigua, cuya presidencia la ejercía el Profesor Jasé de Jesús Majano fundaron la Biblioteca Joaquín
Pérez que en sus inicios empezó a funcionar en el Salón Parroquial, donde
permaneció en calidad de inquilina hasta 1979. El 3 de mayo de 1979 fue
considerada en agenda de reunión de Junta Directiva de la Sociedad Amigos de
Curarigua el problema de la sede de la
Casa de la
Cultura y Biblioteca Joaquín Pérez por cuanto se había
recibido comunicación de los sucesores Ramos Pernalete propietarios del
inmueble donde funcionaban ambas instituciones y en la cual se nos emplazaba a
la adquisición o al desalojo del inmueble, al efecto la señora Dominga de Silva
(ya fallecida) propuso en la reunión el aporte económico en calidad de préstamo
de los miembros de la
Junta Directiva a la Sociedad Amigos de
Curarigua, se autorizó al señor Catalino Alvarez para “recoger las aportaciones
respectivas” y junto al Profesor José de Jesús Majano quedaron autorizados para
la negociación con los sucesores Ramos Pernalete. En reunión de Junta Directiva
de fecha 4 de julio de 1979 el Sr. Catalino Alvarez informó acerca de los
resultados de su misión que se le había encomendado y estos fueron los resultados:
“José de Jesús Majano, Manuel Torrealba Silva, Elsa Rodríguez, Dominga de
Silva, Leongina de Montezuma, Catalino Alvarez, Francisco Oropeza y Bernardo
Yépez aportaron 2.000 bolívares cada uno. Víctor Julio Gutiérrez, Mercedes de
Gutiérrez, hermanos Majano Singer aportaron 1.000 bolívares cada uno y 3.000
bolívares que había en reserva, lo que dio un total de 22.000 bolívares”.
Posteriormente la
Junta Directiva de la Sociedad Amigos de
Curarigua promovió diversas actividades para recabar fondos y poco a poco fue
cancelándose el préstamo a sus miembros, me correspondió en mi condición de
presidente de la
Sociedad Amigos de Curarigua en esa época, llevar a cabo este
proceso. La adquisición del inmueble se concretó a través de un documento
notariado en Barquisimeto por la suma de 22 mil bolívares y al efecto a nombre
de la Sociedad Amigos
de Curarigua firmó el Profesor José de Jesús Majano autorizado por la Junta directiva. Es
preocupante que todavía el documento notariado no ha sido registrado por
problemas existentes en la revisión de la tradición de compradores.
Otra etapa de la Biblioteca Joaquín
Pérez.- en el primer año de la década de los 80, la Junta Directiva de
la Sociedad Amigos
de Curarigua presidida por el señor Valentín Fonseca a quien tuve la honra de
acompañar, nos propusimos como objetivo, luego de una evaluación, el relanzamiento
de la Biblioteca
Joaquín Pérez, primeramente iniciamos una campaña de recolección de libros, donde
nos propusimos como meta unos 500 ejemplares y superamos las expectativas al
recolectar unos 3.000. El 19 de diciembre de 1981 con la presencia de la Lic. Virginia
Betancourt directora de la
Biblioteca Nacional reinauguramos con una programación especial,
lo que ahora si era una BIBLIOTECA. En ese mismo acto la sociedad Amigos de
Curarigua suscribió un convenio con la
Red de Bibliotecas Públicas del Estado Lara, donde se
destacaba la sede, por cuanto ya se había adquirido el inmueble con ese fin. A
partir de octubre de 1982, siendo presidente de la Sociedad Amigos de
Curarigua me correspondió lograr la incorporación de la auxiliar de Biblioteca,
Srta. Miguelina Torcate a la nómina de la Gobernación del Estado
Lara, por cuanto hasta esa fecha los miembros de la Junta Directiva colaborábamos
con una modesta suma como aporte para que atendiera la misma.
|
HIDROGRAFÍA
Según el Diccionario de la
Real Academia Española (DRAE) 2001, hidrografía es el
conjunto de aguas de un país o región. En el caso particular que nos ocupa, nos
referimos a las aguas que surten al pueblo de Curarigua como lo es el río
Curarigua o Curarigüita como también se le conoce en algunos documentos.
Para 1572, ya el río Curarigua era conocido por nuestros colonizadores,
según se desprende de la Historia de la Organización de
Pueblos Antiguos de Venezuela de Ambrosio Perera publicado por la Imprenta Juan Bravo en 1964,
Tomo III, pág. 131.
Río Curarigua o Curarigüita. Nace en el páramo Los Nepes a 3.130 metros (Hato
Arriba) en la Sierra
de Barbacoas jurisdicción de la vecina Parroquia Morán del Municipio Morán. En
el trayecto desde su nacimiento hasta el caserío Potreritos, el río cursa en
una garganta de cerros con una pendiente muy pronunciada como de unos 30º, toma
el rumbo norte. Donde el río entra a la Parroquia Antonio
Díaz en la hacienda La Corteza
(antes El Tíber) empieza a formarse el valle de Curarigua descrito por el
geógrafo, explorador y militar italiano Agustín Codazzi como “Lindo Valle de Curarigua del Leal”,
visto desde las alturas del imponente Pionío, cerro donde se divisa Curarigua y
la ciudad de El Tocuyo. En su recorrido de unos 67 kilómetros hasta
su desembocadura en el río Tocuyo, recibe como afluentes numerosas quebradas,
arroyos y manantiales entre los cuales podemos citar: quebrada Honda, El Vino,
Mamonal, San Pedro, Las Guacharacas y La Gruta (en algunos documentos aparece Bruta).
También recibe como afluente el
manantial Ojo de Agua que nace a la derecha del río, frente al caserío La Joroba. Un poco más abajo drena
la quebrada La Muñosa. Y
a su paso por Curarigua le drena la quebrada la Glorieta que sirve de
divisoria natural entre Curarigua y el barrio Santa María, después drena la
quebrada El Consuelo.
La presencia de agua en el río
y nacimientos en sus riberas o zonas muy cercanas a ella ha permitido que se desarrolle
una agricultura de riego de aproximadamente 600 hectáreas, que
hace que el panorama luzca con mas verdor y es muy probable que antes de la
conquista haya existido en estas tierras un bosque tupido de árboles de gran
magnitud.
El uso de las aguas del río
Curarigua ha sido objeto de disputas por sus usuarios, al efecto en 1869, los
interesados hicieron solicitud al Concejo Municipal del Distrito Torres a fin
de reglamentar el uso de sus aguas. Actualmente hacemos grandes esfuerzos para
adecuarlas a la realidad actual.
Todos estos drenajes forman
parte de la Subcuenca del río Curarigua, cuya área de
ubicación se localiza entre las coordenadas UTM: 1075500 m y 1.125.000 m Norte y 381.500 m y 403.700 m Este.
Políticamente esta subcuenca
está ubicada en la Parroquia Morán del
Municipio Morán y las Parroquias Antonio Díaz y Espinoza de los Monteros del
Municipio Torres del Estado Lara, en la población de Arenales, sitio El
"Chino”, donde finalmente drenan sus aguas en el río Tocuyo. La Subcuenca del río
Curarigua abarca un área de 60.813 Has.
DISTRIBUCION DE LAS AGUAS DEL RIO CURARIGUA O CURARIGÜITA
CON FINES AGRICOLAS, 1924[8]
Las aguas del río Curarigua o Curarigüita han sido objeto de disputas a
través del tiempo. Los propietarios de las haciendas o fincas de cañamelar del
entonces Municipio Curarigua solicitaron la convalidación de las normas del uso
de sus aguas existentes desde 1869 que desde tiempo inmemoriales venían usufructuando y a solicitud de
los propietarios de las citadas fincas o haciendas, el Juez del Distrito Torres
Ernesto Alvarez les otorgó un Titulo Supletorio en el año 1924.
Estos mismos criterios aun siguen vigentes y por ellas se siguen rigiendo
los actuales propietarios. Al efecto la función de Juez de Agua la ejerce el
vecino Edgar Ramos designado el 11 de marzo de 2007 en Asamblea de Ciudadanos.
A continuación las normas citada:
Hacienda El Tíber, propiedad del señor Octavio Herrera, goza de tres
bucos; uno de tercera y dos de segunda y es comunero con la hacienda La Providencia en un buco
de los de segunda llamado Cacheo porque se compone de varias porciones de terreno
refundidos en una sola.
Hacienda La Providencia, propiedad del Br. Alberto José Yépez, se riega por un
buco exclusivo de segunda y otro también de segunda, comunero por partes
iguales con la hacienda El Tíber.
Fundo Joroba, propiedad del señor José Alvarez Oropeza, se riega con
un buco de tercera.
Hacienda El Cerro, propiedad de la señora Josefa María Yépez de Jiménez e
hijos, se riega por un buco de tercera.
Hacienda La Montaña, propiedad del señor 0ctavio Herrera, se riega por un buco
de segunda.
Hacienda El Rincón, propiedad de la señora Josefa María Yépez de Jiménez e
hijos, se riega por un buco de tercera.
Hacienda Campo
Alegre, que se divide en dos haciendas, una del señor Manuel
Alvarez y otra del señor Antonio Álvarez, gozan de un buco de primera que toman
las dos haciendas dichas por partes iguales.
Hacienda
Altagracia, propiedad del señor Pedro Manuel Oviedo, otra finca, San Francisco, de la sucesión de Miguel
Gil y Santa Rosa propiedad de la
sucesión de Luis Felipe Gil, gozan en comunidad de un buco de primera.
El buco de San Rafael de primera, riega dos haciendas, a saber El Tempero y San Rafael, propiedad del señor Tomás Suárez, Carolina de Gil y
Eulogia de Torres y una parte de Sabanita
propiedad del señor Rafael Herrera y de sus hermanos Elvira Herrera de
Zubillaga, Diego, José Dolores, Beatriz y Blanca Herrera.
Hacienda La Rinconada, que la constituyen las antiguas haciendas Rinconada y Sabanita y que forma
hoy una sola hacienda propiedad del mismo señor Rafael Herrera Oropeza y de sus
hermanos arriba indicados, se riega con un buco de tercera.
Hacienda La Candelaria, propiedad del señor Pedro Manuel Oviedo, se riega con un
buco de segunda que atraviesa el pueblo de Curarigua.
Hacienda San José, propiedad del señor Tomás Suárez, se riega con un buco
de tercera.
Importante destacar que la repartición de las aguas se hace equitativamente
y aproximadamente según la extensión de los fundos, poniendo mayor cantidad en
los bucos de primera, menos en los de segunda y todavía menos en los de
tercera.
TESTIMONIOS
A propósito del Juez de
Agua (1977-1979)
Gonzalo
Rivero, conocido popularmente como Chalo, entre los años 1977 y 1979 ejerció la
delicada función de juez de agua en el río Curarigua y al efecto nos comenta lo
siguiente: “Sustituí en esta función al señor Adelmo Santana, por encontrase
mal de salud. La tarifa que pagaban los dueños de las haciendas y que yo mismo
les cobraba mensualmente era la siguiente:
Hacienda
El Tíber……………………………………………………………….… Bs. 73,50
Haciendas
de Tamayo (El Papayal y El Socorro)…………….. Bs. 258,00
Hacienda
Altagracia…………………………………………………………….. Bs. 73,50
Hacienda
San Rafael y San Francisco de los Giles………… Bs. 31,00
Hacienda
El Tempero……………………………………………………………. Bs. 19,50
Hacienda
San Rafael de los Majanos………………………………… Bs.
7,00
Hacienda
San Rafael de los Torres………………………………….. Bs. 19,50
Hacienda
La Candelaria……………………………………………………….. Bs. 45,00
Hacienda
La Rinconada………………………………………………………… Bs. 73,00
TOTAL……………………. Bs.
600,00
A partir de 1977, la hacienda El
Tíber fue eliminada del pago al juez de agua, “alegando ser un asentamiento del
gobierno”, por lo cual quede percibiendo la módica suma de Bs. 526,50 mensual.
Me retiré de la función de juez de agua el 31 de septiembre de 1979 y le
entregué el cargo a Juan Ignacio Silva”.
Juan
Ignacio Silva, Juez de Agua (1979)
Entrevistado por Bernardo Yépez,
Julio 2005
“Le trabajé al río como juez
interino, por Antonio María Alvarez, que era el juez titular. Duré tres años la
primera vez y la segunda vez duré 10 años. Total trabajé trece años”.
“Adelmo
Santana duró 36 años de juez de agua. Yo aprendí a repartir las aguas del río;
aprendí con Adelmo Santana”.
Ganaba
4.200 bolívares que pagaban los dueños de hacienda repartidos entre todos. Juan
Cordero ganaba 170 mil bolívares mensual.
“El
juez de agua tiene que funcionar todos los días, son doce tomas que tiene que
revisar”.
“Yo
sé lo que se le puede poner a un buco de primera, de segunda y de tercera”.
Un
juez de agua que no revise las tomas, no es juez de agua, hasta los sábados
tiene que trabajar. Juez de agua que no revise los boquerones no es juez de
agua”.
NOSTALGIAS
Canto y
poesía al río Curarigüita
Jesús
Meléndez Dorantes
A la orilla de tu cauce
bajo la fresca sombra
del cotoperiz de La Garita
al pie de la vieja cruz de
Palmenia
un mediodía silencioso
los grillos no cantan
los pájaros no vuelan
y los asnos duermen.
No hay movimientos
sólo se oye el trajín de
las hormigas
llevando su alimento a la
madriguera.
Nada perturba la
tranquilidad
de tus riberas
no hay viento que mueva
una hoja
no canta el cristofué
no hay pájaros que vuelen
sobre tus pedregales
las iguanas duermen su
siesta
y yo, igual que las iguanas
también duermo.
La sombra de las nubes y
el arroyo cristalino
que se mueve silencioso
como una mapanare
yo duermo pero sueño
sueño que soy el andarín
que navego
sueño que son cuarenta
años menos
que soy como los peces
que nadan
y saltan sobre el agua
y que mirándose uno a uno
frente a frente
bajo las aguas cristalinas
como el vidrio
me salpican las gotas en
la cara
Después sigo soñando
que soy un pescador novato
que pronto llegaré a ser
pescador de aguas marinas
pero que hoy practico
en estas aguas.
¡Oh río Curarigüita!
Una tala, una sombra, un
movimiento
me despierto
sentado en tu ribera me
levanto
camino cabizbajo
como si fuera
un duende caminando en el
desierto.
Levanto mi rostro
hacia el espacio
abro mis brazos
como buscando una
esperanza incierta
presiento que al morir
muy pronto
jamás te volveré a
contemplar
añoro el tiempo
transcurrido
los sueños que me hiciste
esconder
las vanas ilusiones
de la infancia
las mil veces que estuve
y me bañé en tus aguas.
¡Cuantos sueños y cuantas
ilusiones!
podrá el corazón acumular
entonces me pregunto
qué hacemos con los sueños
y tantas ilusiones.
Doy pasos adelante
queriendo ver la realidad
miro el presente
y el río responde a mi
pregunta.
Tú me puedes querer y amar
como el río que soy y
padre
de este pueblo
pero defiéndeme
de mis enemigos que me
humillan
aunque presiento
que muerto estoy…
Carora, Marzo del 2001
Servicios Públicos
Acueducto de Curarigua
El acueducto de Curarigua fue
inaugurado el 28 de marzo de 1950, bajo
la administración del Dr. Carlos Felice Cardot. En efecto la caja de agua fue
construida en el sitio llamado El Rinconcito, con capacidad para 120 mil
litros, siendo uno de los maestros de obra Nicolás Barrera. Su primer operador
fue Ricardo González, posteriormente Jonás Rivero que devengaba un sueldo
mensual de treinta (30) bolívares y luego Aurelio Maldonado.
La caja de agua tenía dos filtros
de arena que servían de planta de tratamiento y religiosamente, cada dos meses
realizaban el mantenimiento respectivo. Posteriormente los citados filtros
fueron eliminados para ampliar su capacidad. Ahora tomamos el agua cruda sin
ningún tratamiento bajo la mirada cómplice de HIDROLARA y autoridades
locales.
La única fuente de abastecimiento
de agua para el acueducto de Curarigua, en ese entonces era la quebrada de Santo Domingo, cuyo operador
tenía que visitar obligatoriamente la toma, por lo menos una vez a la semana,
para verificar su estado.
Originalmente, muy pocas casas tenían
la acometida por lo costoso del servicio (4 bolívares mensuales), sin
embargo habían colocadas unas cuantas pilas públicas en
sitios estratégicos del pueblo. Antes del acueducto, la gente se surtía del
preciado líquido del Buco de La
Candelaria que atraviesa el pueblo por la parte norte y de
Oeste a Este. En ese entonces, el Buco era celosamente cuidado por los propios
vecinos para que sus aguas se mantuvieran limpias y su cauce aseado, reportando
a las autoridades cualquier irregularidad, por lo que más de uno fue a parar a
los calabozos de la policía por infringir las normas establecidas.
La tubería original de hierro colado fue
sustituida a mediados de la década de los sesenta, por tubos de hierro
galvanizado, de mayor diámetro (4 pulgadas) y de mejor calidad.
El 24 de junio día de San Juan,
todos los cargadores de agua con burros
tenían la tradición de salir a correr por la calle del “medio”, donde eran
colocadas piñatas y colgaduras con alpargatas y cintas. Y en efecto uno de los
que se destacó fue el “Negro Alberto” con el Burro Gacho. Cuando el río crecía y se
llevaba la toma, los buscadores de agua que se les llamaba agüeros, tenían que
buscar el preciado líquido en el río, hacían jagüeyes para poder obtener agua
limpia.
Por la década de los ochenta se
construyó una nueva caja de agua en el sitio Los Olivos para una capacidad de 200.000 litros.
PUESTO
DE SOCORRO
El primer médico que estuvo residenciado y
ejerciendo la profesión en Curarigua fue el Dr. José Luis Andrade, nativo de
Pamplona (Colombia). El Dr. Andrade estuvo radicado en Curarigua entre finales
del siglo XIX y principios del XX, sostenido por un sueldo mensual de 20 pesos,
pagados por un grupo de Curarigüeños como Don Rafael Torres, Don Cruz María
Sigala, Don Gudelio Álvarez, Don Miguel Gil entre otros. A la partida del Dr.
Andrade quedó en el pueblo un hombre que no era médico. Había practicado en El
Tocuyo con médicos titulares, ese hombre era Don Rafael Colmenárez Borge, de
grata memoria, hombre de buen corazón cuyos procedimientos y medicina
que indicaba eran
los mismos que indicaban los médicos titulares de la época.
Hacia los
últimos años de la década de los treinta fue creada la Medicatura Rural
que con el nombre de Puesto de Socorro estuvo atendida inicialmente por el Dr.
Mario de la Torre. El
Dr. De la Torre
practicó en Curarigua cirugía abdominal y ginecológica, apendicetomías e
histerectomías ayudadas por las señoritas Antonia Crespo y Lucina Noguera.
El puesto
de Socorro fue creado por el entonces titular de la cartera de Sanidad, el Dr.
Honorio Sigala nativo de Curarigua. Inicialmente empezó a funcionar en la casa de la señora Delia Ramos frente a la Plazoleta San
Isidro. Luego fue pasado a la casa que había sido de Filadelfo Oropeza, frente
al templo parroquial Santo Domingo de Guzmán adquirida a sus herederos por la Junta Comunal para
dicho fin, en 1939. Y en efecto este inmueble que era una hermosa casa colonial
de las mejores del pueblo, fue demolida por el año 1958 para dar paso al
edificio del grupo escolar Luis Herize Ponte.
No podemos
olvidar a quienes durante muchos años ayudaron a los médicos en el Puesto de
Socorro y luego en la
Medicatura a manera de asistentes o comadronas: Antonia
Crespo, Lucina Noguera, el Sr. Esteban Quevedo, Ruperto Ramos, Ramón Santana,
Providencia Álvarez, Dominga Oropeza y Atala Carucí, entre otros.
La edificación
de la Medicatura
rural, hoy Ambulatorio Tipo II, fue construida por el año 1957. En consecuencia
en este año 2007 está cumpliendo 50 años, ocasión propicia para que el nombre
de algún médico Curarigüeño honre esta institución dispensadora de salud. Al
efecto sugiero el nombre del meritorio médico curarigüeño Dr. Francisco Suárez
Torres.
Don Habel Gil,
dentista permisado por el Ministerio de Sanidad, atendía pacientes
odontológicos, tanto en Curarigua, Barbacoas, Arenales y Atarigua. En efecto la
tradición recuerda a Don Habel Gil montado en su mula por los caminos de la
región en su misión de salud.
A finales de la
década de los cincuenta llegó a Curarigua el merideño Orlando Mora quien era
dentista práctico. En Curarigua casó con María Abigail Santana y procrearon una
numerosa familia, luego se radicó en Carora.
LOS PIONEROS DE LA LUZ
Originalmente en ciertas casas de Curarigua funcionaban
faroles que eran encendidos en horas de la noche y como combustible se usaba
aceite de tártago producido en el mismo Curarigua. El servicio de alumbrado
eléctrico se estableció a partir del año
de 1941 y duraba hasta las 8 de la noche. En efecto, fue el Dr. Honorio Sigala,
siendo presidente del Estado quien nos proporcionó la primera planta eléctrica.
Su primer operador fue el Sr. Pablo Escalona, ya fallecido.
Esta primera planta duró en funcionamiento como dos o
tres años. Los postes eran de madera y el servicio llegaba hasta el Puente del
Rinconcito y en la parte de abajo hasta que Candelario Silva. El servicio era
administrado por la
Junta Comunal y la tarifa era de dos bolívares mensuales. Por
el año 1946, el Dr. Eligio Anzola Anzola
Presidente del Estado dotó a Curarigua de una nueva planta marca
Internacional y con una mayor potencia que la anterior. Por ese tiempo se
sustituyó la empostadura de madera por postes de hierro.
El operador de la citada planta fue por muchos años el
señor Agustín Aldazoro fallecido recientemente. El suministro de electricidad
era hasta las 10 de la noche, cuyo anuncio se hacía a través de un apagón y
luego ¡Patica pa´que te tengo!
En 1959, reiniciándose la democracia, Curarigua fue
dotada de dos plantas eléctricas; una para suministrar servicio de seis de la
mañana hasta la seis de la tarde y la otra de seis de la tarde hasta las seis de la mañana. Sus operadores para
entonces fueron Domingo Pérez ya fallecido y como último plantero los vecinos
recuerdan a Ignacio Aldazoro
Por esa época fue colocada una nueva empostadura y su
prolongación más allá del Puente del Rinconcito y más allá de que Candelario
Silva. La tarifa para esa época era de cuatro bolívares mensuales. Por el año
1972 ó 1973, se hizo la conexión desde Carora, tal como la disfrutamos hoy.
Estos equipos fueron retirados para prestar servicio en otros sitios, Ira y
Tunalito respectivamente. La luz eléctrica eliminó los "fantasmas "
que salían en las oscuras noches del Curarigua de ayer.
LOS CINES DEL PUEBLO
En las postrimerías de 1946 fue
cuando los curarigüeños tuvieron la oportunidad de disfrutar del maravilloso
invento de los hermanos Lumiere.
Fueron los Laboratorios
farmacéuticos de CAFENOL y de la Asociación Venezolana
de Productores de Cemento, que a través de Unidades Móviles proyectaban
películas y documentales en formato de 16 mm. Cualquier pared de cualquier vivienda
servía de pantalla y especialmente la pared del entonces Puesto de Socorro.
Los documentales de la Asociación Venezolana
de Productores de Cemento tenían como personaje central a “Juan Cuchara” y su
objetivo era eminentemente educativo. Entre los títulos proyectados se
recuerda: ¿Cómo fabricar bloques de concreto?, ¿Cómo fabricar galpones? Y un
largo etcétera. Fueron muchos los vecinos que aprendieron albañilería a través
de estos documentales, entre los cuales podemos citar a Eleuterio Meléndez Dorantes,
quien nos proporcionó estas crónicas. Desde entonces se incorporó la cultura
del uso del cemento en la construcción: la sustitución del adobe por el bloque
y el piso de tierra o ladrillo en las viviendas por el piso de cemento.
En los últimos
años de la década de los cuarenta se inicia la etapa del cine comercial en
Curarigua y le correspondió el honor al educador Diego Torres nativo del pueblo
de San Pedro. Proyectó su primera película en la casa del señor José Lucena,
hoy propiedad de Carolina Cordero. Los niños pagaban un real y los adultos un bolívar. Posteriormente se mudó para la
casa que los vecinos llamaban La
Pechona, frente a la Plaza Bolívar, al lado de la Casa de la Cultura. En ocasiones, algunas
personas “compraban la puerta” para congraciarse con la gente del pueblo, esto
significaba puerta libre para todos, entre los cuales se recuerda a Isolina
Mujica, Antonio Pérez y Pedro Alvarado. Luego de Diego Torres, quien era
maestro de segundo grado, vino la etapa de Antonio Pérez, nativo de Curarigua,
quien además ejercía las funciones de Jefe Civil. Pasó su primera película el 3
de septiembre de 1948 en la hoy, casa de los cursillos. Luego se mudó para la casa
conocida como Rancho Grande y en su inauguración brindó una ternera a la
llanera, el 17 de octubre de 1948, en el sitio conocido como Los Mamones de
Panchita, por los lados de la cauchera.
Luego de un tiempo de
inactividad, el Sr. Pablo Escalona inicia una nueva etapa el 17 de septiembre
de 1950 y dura hasta el 14 de junio de 1952.
En 1958, abre las puertas el Cine
de César Piña, permaneció muy poco en estos menesteres, vaya Ud. a saber por
qué.
En 1959 pone el Cine el merideño Sr.
Orlando Mora, quien ejercía labores de Técnico Dental en Curarigua.
Luego le correspondió a los
hermanos Felipe Dorantes y Eleuterio (Tello) Meléndez Dorantes. El 4 de mayo de
1962 proyectó su primera película mexicana titulada "Allá en el Rancho
Grande”, en el local que hoy ocupa la
Botica de Ovidio Manzano. Por cierto - nos comenta Tello - que ese mismo día la
guerrilla tomó a Curarigua en la oscuridad de la noche y a él lo ponen preso
por sospechoso y duró 15 días en Barquisimeto. Después mudó el Cine para la
casa del Sr. Carlos Meléndez, cerca de la Plaza San Antonio y de allí pasó a la casa de
Antonio Medina. Luego pasó las películas en su propia casa y un 22 de febrero
de 1982 se despide definitivamente con la película “Limonero con Garrote"
con los mexicanos Viruta y Capulina.
En la Casa de la Cultura de Curarigua también se proyectaron entre
1980 y 1990 películas educativas, apoyados por Fundacultura, bajo la
coordinación de Jesús Majano y luego de Bernardo Yépez y Gaitán Pereira.
Muchos fanáticos del séptimo arte se
quedaban afuera del cine, bien porque llegaban tarde, después que el
tocadiscos a través de sus cornetas dejara oír la canción que precedía el
comienzo de la función, o por falta de dinero.
El Cine promovió muchas
competencias de Charros y todavía deambulan curarigüeños que llevan ese apodo,
entre los cuales podemos citar los siguientes: El Charro de Curarigua (Humberto
Aldazoro) conocido popularmente como “el sapito”, El Charro de la Rinconada (José de los
Santos Pacheco), El Charro de Campo Alegre (Tomás Dorantes), El Charro de las
Playas (Rogelio Alvarado) y El Charro de El Uvedal (Rafael Silva) entre muchos
otros.
No podemos dejar de mencionar a
quienes durante mucho tiempo se encargaban de trasladar las películas desde
Barquisimeto; unas veces José (ché) Oropeza y otras veces Ricardo González.
Este invento de
los hermanos Lumiere nos hacía la vida menos monótona, pero lamentablemente la
televisión le cantó el réquiem a lo que nos servía de encuentro y recreación.
PERSONAJES POPULARES
Es común en todos los pueblos
encontrarse personajes populares notorios y estrafalarios, por su manera de
vestir y de vivir. Curarigua ha tenido
el privilegio de haberlos tenido, incluso, han sido más populares que los de
ahora. A manera de reconocimiento, para este trabajo hemos seleccionado los siguientes
personajes populares de Curarigua de ayer.
El Zamuro.- Su nombre completo:
Leoncio Rafael Colmenárez, había nacido
en el caserío San José de Hato Viejo jurisdicción de la vecina Parroquia Morán.
Desde muy joven se vino a Curarigua. Por
sus características y por su singular estilo de caminar lo apodaban El
Zamuro. Deambulaba diariamente por las soleadas y polvorientas calles de la Curarigua de ayer. No
molestaba a nadie, pero si alguien por casualidad lo llamaba por su apodo
seguida de la expresión: gus – gus, sonido que emite esta ave carroñera, ¡ahí
era que venía lo bueno!, porque Leoncio se llenaba de rabia de tal manera que
empezaba a lanzar piedras, acompañadas de insultos al mismo tiempo.
En una oportunidad nos comenta
nuestro amigo Jesús Meléndez -Leoncio iba para mí casa y al pasar al lado de la
vivienda de la señora Asunción Brito, alguien de esa casa se le ocurrió llamarlo por el apodo. El zamuro se devolvió y a fuerza de piedra y
piedra la familia citada tuvo que pedir
auxilio para que Leoncio las dejara en paz. Y cuando muchacho, fueron muchas
las carreras que echamos para evitar ser alcanzados por las piedras, por
habernos metido con el popular Zamuro. Tenía por costumbre hacer mandados a
familias y con eso se ganaba la vida. Leoncio murió en Curarigua el 12 de
diciembre de 1976.
José Elías Oropeza.- Conocido popularmente
como Cheíto, era natural del caserío Campo Alegre. De baja estatura, de color moreno, se le
recuerda con un sombrero ala corta con un cintillo negro. Su oficio era el de
cargar agua para casas de familia y por lo cual cobraba una locha (doce
céntimos y medio) por cada lata kerosenera. A cheíto le gustaba poetizar y su
poesía predilecta era “El Pueblo de Tapatapa” de su propia inspiración”. Se le
recuerda parado en cualquier esquina y en cualquier día con un santo en un
nicho y lleno de instinto religioso rezaba en alta voz largas letanías. Le daba
por recoger dinero para oficiar las “misas que él mismo hacía en el sitio El
Cerrito de los Muertos”, al lado de la Caja de Agua. Allí tenía su
vivienda que a su vez le servía de “Capilla”, donde tenía colgada unas
escardillas viejas que les servían de campanas, donde hacía los toques para
celebrar la “misa”. Cheíto murió el 15
de septiembre de 1971.
Miguel Silva.- Fue un pordiosero muy conocido en Curarigua en las
primeras cinco décadas del siglo XX. Era cojo de una pierna por lo que usaba un
bastón para caminar. Siempre andaba con un morral a cuestas y su vestimenta
era limpia. Cuando alguien le llamaba por su nombre, respondía "Silva pero no canta".
Pedía limosna de casa en casa con un ritual que conmovía: ¡una limosnita por el
favor de Dios...! Al recibir la limosna que podía ser comida, un pedazo de
papelón, una arepa y rara vez le daban dinero. Contestaba: "Dios se lo
pague" y quien daba la limosna respondía: "Dios le reciba".
Estas expresiones han desaparecido del lenguaje de los pordioseros.
Hoy, hay una gran diferencia entre los pordioseros de ayer y los que quieren imitar hoy, a los de ayer. Los de ayer usaban un ceremonial conmovedor para que les dieran algo de comer y poder subsistir y vivir.
Hoy todo ha cambiado, pues son
pocos los ancianos que piden limosna en Curarigua y en otros pueblos siempre
cargan en la mano un récipe médico. Otros lo hacen para mantener vicios de
aguardiente, drogas y un largo etcétera. Y lo más triste, es ver a niños
pidiendo limosna en un país tan rico corno el nuestro. Estos son los niños que
nuestro Presidente Hugo Chávez Frías llama: "Los niños de la Patria."
Ramón Lameda.- Era un pordiosero que por sus defectos físicos en sus piernas y la cara, le impedían caminar normalmente. Hablaba con claridad. Por estas razones, los padres y madres de los niños aprovechaban esta circunstancia para "amenazar" a sus hijos cuando estaban de "malcriados" y les decían -"si no haces caso, ahí viene Ramón Lameda y te va a llevar". Esta amenaza bastaba para que los niños "malcriados" se portaran bien. Murió en Curarigua el 5 de Febrero de 1955.
Ofracina.- Era una mujer muy simpática que tenía
por costumbre bañarse como Dios la trajo al mundo, en el Pozo de María Lucía.
El Pozo de María Lucía era un sitio en el río Curarigua donde todos
disfrutábamos bañándonos y más aún, cuando Ofracina se bañaba en el citado
sitio. No pedía limosna, por cuanto vivía bajo el manto protector de Josefa Antonia Camacho.
CURARIGUA Y SUS PLAZAS
Plaza Bolívar.- La actual plaza Bolívar de Curarigua, originalmente era
un rectángulo vacío en cuyo ángulo Sur-Este se inició la construcción del
Templo Parroquial Santo Domingo de Guzmán entre 1865 y 1869. En efecto, el
resto siguió Siendo un espacio vacío como fácilmente puede observarse en la
fotografía tomada en ocasión de la bendición del templo en 1895, publicada en la Enciclopedia Larense
de Silva Uzcátegui, que hemos reproducido en este trabajo.
Durante su construcción y luego de culminado, en el lenguaje común le
llamaban Plaza del Templo Nuevo, según se desprende de linderos de casas
adyacentes vendidas en esa época. Así permaneció durante largo tiempo, hasta
las cercanías de 1940, cuando en su centro fue colocado un busto del Libertador
esculpido por el artista curarigüeño Arsenio Torres.
En 1946 la plaza fue cercada con tela metálica, sembrándose árboles a lo
largo de la cerca, siendo presidente de la Junta Comunal el Sr.
Crispiniano Granadillo. Hasta entonces, en estos espacios se practicó el juego
de la Pelota Criolla
y Bolas Criollas.
En 1952, Siendo presidente de la Junta Comunal el médico Francisco Suárez Torres y
ya en funcionamiento el acueducto se sembraron nuevos árboles de caoba,
apamate, araguán y acacias; todavía persiste el araguán y un árbol de mamón.
Posteriormente la plaza fue mutilada con construcciones en su interior: Nueva
Iglesia (1952), hoy Salón Parroquial y la Jefatura Civil
(1974) considerada un adefesio por el extinto médico Carlos Gil Yépez, quedando
reducido apenas un espacio para la plaza de
60 x 51 mts.
En 1974 fue remodelada colocándole unos bancos de concreto y jardineras en
forma geométrica que desentonan con el espacio colonial de sus calles. En ese
mismo año se erigió un nuevo busto del Libertador y al pie de su pedestal se
puede leer: "Donado por el Ministerio del Interior a través de la Sociedad Amigos de
Curarigua". El busto anterior fue rescatado por la Sociedad Amigos de
Curarigua de la
Jefatura Civil y develado en acto especial en la casa de la
cultura con motivo del bicentenario del Libertador. La tradición recuerda como
placeros a: Jorge Angulo, Ramón Escalona (El Chemeco), Avelino Torres y Ramón
Cordero quien ejerce esa función en la actualidad.
En 1996, en la administración de Ing. Leonardo Oropeza como Alcalde del
Municipio Torres fue colocada una cerca, nuevo alumbrado, y bancos de hierro
tal como la podemos ver actualmente. Finalmente, es oportuno recordarle a
nuestras autoridades una mayor atención para con nuestras plazas.
¡Las
Plazas son la cara de los pueblos...!
Plaza San Antonio.- La Plaza San Antonio hasta finales del siglo XIX fue conocida como Plaza Principal. En efecto, la denominación de Plaza Principal se deriva indiscutiblemente del hecho de que allí estaba ubicada lo que era la Iglesia Parroquial. Hacia 1903 se le llamó Plaza Cipriano Castro. Esta Plaza al ser atravesada por la llamada Calle Real (actual Calle Bolívar) quedó separada en dos porciones; una hacia el Este en cuyo centro aproximadamente, para entonces estaba la Iglesia Parroquial.
La porción del terreno situada
hacia el Oeste de la
Calle Principal, en frente del Templo, fue siempre un espacio
vacío. Hacia 1950 fue cercada con tela metálica y arborizada con pinos caribe
directamente por el Dr. Francisco Suárez Torres ayudado por Vidal Campo y Jonás
Rivero. Estos pinos posteriormente fueron suplantados por otros tipos de
árboles y se le eliminó la fuente de agua que había sido construida en su
centro modificando su estructura para darle su aspecto actual.
En 1984; en la administración del
odontólogo Domingo Perera Riera como Gobernador y como Director de Política el
abogado curarigüeño Edgar Alvarado, esta Plaza fue remodelada tal como la vemos
hoy: cerca (51 X 39 mts.) y en su interior se construyó un escenario para el
baile de Los Negros de San Antonio, un sistema de alumbrado nuevo y se
reemplazó la tubería de aguas blanca.
Plaza Dr. Rafael Antonio Gil.- La actual
Plaza que circunda la
Capilla San Antonio, originalmente era un espacio vacío y
por el año 1962 fue cercada con tela de alfajol ocupando un espacio incluyendo
la capilla de 84 X 42 mts. tal como la vemos hoy. En efecto, una vez cercada, la Junta Comunal
presidida por el Sr. Eufracio Álvarez, en reunión efectuada el 6 de septiembre
de 1962 fue designada con el nombre del médico Rafael Antonio Gil. Para dejar
testimonio de tal designación fue colocada una placa que la podemos observar al
costado de la capilla.
Rafael Antonio Gil González fue
un médico curarigüeño muy querido en nuestro pueblo, que murió en un accidente
de transito por la carretera vieja hacia Barquisimeto el día 7 de agosto de
1962. De estos testimonios documentales podemos inferir que la Plaza San Antonio es la
que está frente a su capilla.
Estas Plazas son cuidadas
celosamente por la vecina Dilia Medina de Graf, quien aspira que le coloquen
una cerca de estilo colonial.
!No olvidemos que las Plazas son
la cara de los pueblos!
Plazuela San Isidro
Labrador.- Originalmente fue un espacio vacío ubicado al sur del pueblo, donde se
practicaba el varonil deporte de la Pelota Criolla, con un Patio para los adultos y
otro para los muchachos. No sabemos desde cuándo se le llamó San Isidro Labrador,
pero por lo menos, para 1853 recibía esa denominación.
El nombre de Plazuela San Isidro,
probablemente se deba al hecho de estar ubicada frente a la casona de los
Sigala, quienes tenían como patrón al santo de los agricultores, y en efecto en
la puerta principal de dicha casa tenía la imagen de San Isidro, que por
cierto fue hurtada recientemente. En el año 1962 estos espacios fueron cercados
con tela de alfajol y estantillos de hierro, ocupando una extensión de 48 X 30
mts. siendo presidente de la
Junta Comunal el Sr. Orlando Gil.
En 1972, Año Internacional del
Niño y por iniciativa de la familia Martínez, estos espacios fueron convertidos
en Parque Infantil, honrando la memoria de Francisco (Pancho) Martínez, como
reconocimiento a quien en vida tenía vínculos afectivos con nuestro pueblo.
Desde entonces funciona tal como la vemos hoy, con nueva cerca, electrificación, columpios, toboganes,
sube y baja, pasamanos, caballitos, rueda, bancos de hierro y árboles. Este
Parque Infantil es cuidado celosamente por la vecina Gisela (Chela) Angulo.
Plaza Don Pío Alvarado.- Estos
espacios ubicados en el Pueblo Abajo (hoy Barrio Santa María), originalmente
existió una casa de tejas muy espaciosa y con un gran corredor, propiedad de
Ubaldo Suárez padre de Don Pío Alvarado. A esta casa se acostumbraba llevar
todos los años la imagen de San Antonio y se bailaba con gran devoción los
Negros de San Antonio, por ser Ubaldo Suárez y su familia grandes devotos del
Santo Paduano.
El inmueble fue adquirido al
último propietario por el abogado Amábiles Silva Campos para la sede del
Partido Copey. La acción del tiempo y las inundaciones ocurridas en Curarigua
en el año 1990, hicieron que la casa desapareciera lentamente. Luego de varios
intentos fallidos de invasión del citado terreno, finalmente fue cedido por su
dueño para que se honrara la memoria del golpero por excelencia que dio nombre
y prestigio a la Venezuela
cultural del siglo XX.
La Sociedad de Autores y Compositores de
Venezuela (SACVEN), en la persona de su presidente, el coterráneo Valentín
Carucí, en la celebración de su octogésimo aniversario colocó allí una placa
para honrar la memoria del Viejo Roble de Curarigua. Hoy esperamos que la Alcaldía del Municipio Bolivariano
G.D. Pedro León Torres representada por el Ing. Julio Chávez, nos materialice
este sueño tan ansiado de los vecinos de Curarigua de Leal.
EDUCACIÓN
La Educación en Curarigua desde la Colonia hasta el siglo XIX
Para 1845, había una escuela con
treinta alumnos, para cuyo preceptor se asignaba un presupuesto de 180 pesos
anuales. Y en efecto en 1846 se pensaba eliminar esta escuela por cuanto no se
encontraba un maestro que se encargara de ella. El Concejo Municipal de El
Tocuyo, presidido por el Sr. Juan Arce participó a los interesados de Curarigua
sobre esta vacante.
El 29 de Abril de 1845 la Junta Comunal
formada por los señores: Antonio Gatica, Manuel B. Torrealba, Concepción Rojas
y Tomás Falcón, habiendo recibido la solicitud del señor Pedro Montesinos para
encargarse de la escuela, lo participó al Concejo Municipal, el cual designó al
señor Marcelo Morales para examinar su competencia. Y en efecto, este examen se
llevó a cabo el 05 de mayo de 1846 encontrándose en el solicitante las
cualidades necesarias para desempeñarse como maestro. Así lo informó la cámara Edilicia al
gobernador de la provincia, Gral. Jacinto Lara, quien aprueba la elección según
Resolución del 8 de mayo de 1846, 17º y 36º. Pedro Montesinos resulta el primer
maestro conocido de Curarigua, aunque su actividad magisterial en la localidad
duró poco.
Para 1849, la Junta Comunal y los
señores: Tomás Rodríguez, Juez Primero de Paz; Manuel Bernardino Torrealba,
Juez Segundo de Paz; Juan Bautista Silva, Síndico Parroquial; Juan Torres y
Concepción Carucí, Comisarios de la Parroquia, con asistencia de varios padres de
familia, se reunieron en la sala del Sr. Ceferino Maldonado, para examinar los
alumnos de primeras letras que funcionaba entonces bajo la responsabilidad del
Sr. Andrés Antonio Álvarez. Concurrieron
exámenes 17 alumnos.
La
escuela regentada por Andrés Antonio Álvarez debe haber comenzado desde 1848 de
acuerdo al testimonio que él mismo da. Entre 1860 y 1862 ejerció el magisterio
en Curarigua el Sr. Asunción López.
Después de Andrés Antonio Álvarez, hubo dos maestros en Curarigua que
por sus acrisoladas virtudes y su bien ganado nombre, por su honestidad,
rectitud, merecen sitial especial, ellos fueron: Don José Esteban Fernández y
Don Manuel Torrealba Ramos. Ninguno era de Curarigua, pero se hicieron
curarigüeños de corazón y fueron muchas las generaciones que le debieron su
enseñanza.
Escuela Federal Graduada Luis Herize Ponte
La Escuela federal graduada Luis
Herize Ponte inició sus primeras actividades un 16 de septiembre de 1946, en el
local que hoy ocupa el Club Colonial. Nace como consecuencia de la reubicación
de las escuelas de varones y de hembras dispersas en Curarigua. Su primer
director fue Enrique León, quien duró en el cargo hasta el 3 de Diciembre de
1948. En ese entonces, sus maestros fueron Josefina de Álvarez, Graciela
Salazar, Hugo Noriega Barrios, Petra Rafaela Pérez Herrera, Tito Vielma y
Enrique León, que además de director laboraba en 4to Grado. El 30 de
abril de 1959, fue inaugurada su propia sede: un moderno edificio de dos
plantas y demás anexidades de una escuela moderna, en un área de extensión de 8.000 m2.
La
directora en su nueva sede fue la respetable maestra Doña Josefina de Álvarez,
quien ya venía de serlo en la vieja sede. Para ese entonces, tan solo había una
aseadora o bedel, (Rosario Aldazoro), ya fallecida. La limpieza de la
escuela era impecable. Desde sus inicios hasta (2004-2005) han egresado de
sus aulas 59 promociones de sexto grado. Los Directores en calidad de titulares
y encargados, desde su fundación han sido Enrique León, Josefina de Álvarez,
Hernán Silva, Olga Pérez de Oropeza, Blanca Oropeza, Nieves Torres, María Hilda
Suárez, Vidal Rodríguez, Edwin Rodríguez, Migdalia Torres y Beatriz Piña quien
para el año escolar 2006-2007 ocupaba la dirección en calidad de encargada.
En 1974 fue
creado el preescolar, con el nombre de Jardín de Infancia “Luis Herize Ponte”,
siendo su primera maestra Teresa Sterling. La matrícula escolar: 2006-2007 fue de 313 alumnos: 157 varones y 156
hembras, considerada la más alta de su
historia. A partir del año escolar: 2000-2001, fue designada como Escuela
Bolivariana con el consiguiente beneficio del comedor escolar para todos sus
alumnos y su personal: comida balanceada, desayuno, almuerzo y merienda. Los
docentes de aula en el año escolar 2006-2007 fueron Eldo Virgilio Álvarez,
Mirian Castañeda, Carmen Campos, Carmen Torrealba, Rosa Carolina Rodríguez,
Beatriz Piña, Maria Nelly Piña, Francis Pereira, Petra Adarfio, Eucaris
Santana, Yusneri Pernalete, Julio Torres, Xiomara Escalona, Fanny Mendoza, Gregoria
Campos y Katiuska López (docentes comunitarias) y los docentes de atención al Centro
Bolivariano de Informática y Telemática (CBIT) Lisbeth Torres y Dimas Rodríguez.
REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
ESCUELA BOLIVARIANA “LUIS HERIZE PONTE”
AÑO ESCOLAR 2006-2007
(MATRÍCULA ESCOLAR)
Preescolar
|
1ro
|
2do
|
3ero
|
4to
|
5to
|
6to
|
Total
|
|
Varones
|
41
|
28
|
16
|
16
|
19
|
23
|
14
|
157
|
Hembras
|
35
|
16
|
20
|
22
|
19
|
17
|
27
|
156
|
Total
|
76
|
44
|
36
|
38
|
38
|
40
|
41
|
313
|
Nº Sección
|
03
|
02
|
01
|
02
|
02
|
02
|
02
|
14
|
Nº de Doc.
|
03
|
02
|
01
|
02
|
02
|
02
|
02
|
14
|
Fuente: Hoja
suelta suministrada por la Directora Beatriz
Piña
01 Docente o Especialista de Educación Física
02 Docentes de Atención Comunitaria (no convencional)
01 Directora (E)
02 Docentes de atención al CBIT
Educación Secundaria
Liceo Manuel Torrealba Ramos
El Ciclo Básico Común “Manuel
Torrealba Ramos” fue fundado, gracias a las gestiones de la Sociedad Amigos de
Curarigua, en noviembre de 1974. Su apertura oficial ocurrió un día miércoles
22 de enero de 1975 con una matrícula de 40 alumnos. Sus primeros inicios
fueron en el edificio del Grupo Escolar Luis Herize Ponte, donde duró
aproximadamente 3 años.
Numerosos vecinos y amigos de
Curarigua colaboraron económicamente para la adquisición del terreno “El Malecón”
donde se construyó su sede propia. La recolección del dinero estuvo bajo la
responsabilidad del señor Catalino Álvarez, para entonces Presidente de la Sociedad Amigos de
Curarigua. Su construcción tiene techo de asbesto, material considerado
potencialmente cancerígeno por la Organización Mundial
de la Salud,
por lo que es de vital importancia la sustitución inmediata de ese techo.
Inicialmente, los alumnos tenían
oportunidad de cursar estudios hasta tercer año. En el año escolar 1982-83, con
el nombre de Unidad Educativa Nacional “Manuel Torrealba Ramos” fue abierto el
primer año de Ciencias. La primera promoción de Bachilleres egresó el año
escolar 1984-1985, constituida por 19 jóvenes curarigüeños: Nélida Aldazoro,
José G. Brito, Zoraida Brito, Magali Carucí, Carmen Carucí, Alí Corbo, Rosa A.
Crespo (
), Olimpia Domínguez,
Jesús Dudamel, Norma López, Antonio Pérez, Yenny Pernalete (
), César Piña, José E.
Ramos, Francisco Rodríguez, Lilia Silva, Migdalia Torres y Josefa Vizcaya. Hasta
el año escolar: 2006-2007 han egresado de sus aulas 22 promociones de jóvenes,
muchos de los cuales, hoy son profesionales y otros siguen excluidos del
subsistema de educación superior.
El nombre de nuestro Liceo honra
al insigne Maestro nativo de Carora, cuyos 30 últimos años de apostolado lo
ejerció en Curarigua. Su primer director fue el Licenciado Ramón Oropeza, le
siguieron Mirian Rodríguez, Manuel Napoleón Álvarez y Omar Morán Viera, quien
ejerce actualmente la
Dirección en calidad de encargado. En el año escolar: 2006-2007,
hubo una matrícula de más de 300 alumnos distribuidos en 10 secciones: 2 de 7mo,
2 de 8vo, 2 de 9no, 2 de 4to, y 2 de 5to
Año.
Con más de treinta años de haber
sido fundado, nuestro Liceo requiere con URGENCIA
UNA NUEVA EDIFICACIÓN DIGNA, Curarigua se lo merece. Invito a la Comunidad Educativa
en general, docentes y alumnos a que luchemos por este objetivo.
Soy del criterio que esta
Institución Educativa debe convertirse en un Liceo Agrícola por las
características de nuestra zona.
CURARIGUA
MUSICAL
Por:
Domingo Silva Majano*
Cuando
escribimos recordando a Curarigua parece que sentimos nostalgia por este bello
pueblo que nos vio nacer, y no es para menos, porque Curarigua ha sido cuna de
muy buena gente y escenario de gratos recuerdos por sus valores artísticos, por
su emotividad en la cultura musical y folklórica de tiempos no muy lejanos...
no es necesario ir tan lejos para hacer presente una época llena de colorido y
alegría, por virtud de los hombres de genio cultural, que eran verdaderos intérpretes
en el arte musical, quienes se daban por entero en la interpretación de una
pieza musical con muchas variaciones como "Muchachito".
Joaquín Pérez,
de grata reminiscencia, consagró su vida a la música, fue un hombre de gusto
muy refinado, estudioso del pentagrama y gustaba de enseñar parte de sus
conocimientos.
Joaquín Pérez,
dirigía una pequeña orquesta que denominaban la "Estudiantina",
integrada por un buen número de músicos de muy buena cultura en este arte.
Entre los que ahora recuerdo, Abelardo González, Ignacio Oropeza, Demetrio
González, León Oropeza, Germán Sosa, José R. Ramos (El patico), Jesús Pérez
(Chusito), y otros que escapan a mi memoria.
Chusito, como
cariñosamente le llamaban, era hijo del maestro Joaquín Pérez. Este joven, deseoso
de superación, se fue a Caracas a continuar estudios de música, logrando muy
buenos éxitos como integrante de la Billo's Caracas Boys. Joaquín Pérez, ya en sus últimos
años, se marchó para El Tocuyo, donde fue miembro fundador de la orquesta
Euterpe, como clarinetista, por el año 1935. Cultivó la buena música, disfrutó
de muy buenos éxitos y finalmente fue sorprendido por la inexorable ley de la
vida, dejando un buen ejemplo a las nuevas generaciones.
Después
de la ida del maestro Joaquín Pérez para El Tocuyo, quedaron el resto de los músicos
nombrados encabezando la representación de la pequeña orquesta: Don Abelardo
González, quien tocaba el clarinete magistralmente. Esta pequeña orquesta era
la que se encargaba de amenizar todos los actos de las misas solemnes y las
procesiones de las fiestas patronales, así como los bailes que solían haber.
Abelardo González, también tocaba el órgano y era el corista oficial de la
iglesia. A él nos agregamos otros músicos, siendo uno de ellos, Aurelio
Maldonado, que tocaba el violoncello, y el que estas líneas escribe, tocaba el
violín, en edad muy joven.
Otro gran músico
de cometín lo fue Demetrio González, hombre alegre, entusiasta y amante de la
música, pues era de los primeros que llegaba y de los últimos que se iban.
Demetrio González inspirado por la inyección de nuevos valores, fundó una
escuela de música gratuita, donde se estudiaba y ensayábamos diariamente con
instrumentos nuevos y modernos que nos donó la Gobernación del Estado
Laca, bajo la administración del general Gabaldón; mediante solicitud que
hicimos personalmente un grupo de jóvenes asesorados por Demetrio González,
teniendo la gran suerte de lograr un conjunto compuesto por clarinete,
cornetín, bombardín, batería, violoncello y violín. Lamentablemente, algunos de
nosotros tuvimos necesidad de salirnos de Curarigua, con el fin de seguir
estudios de secundaria, ya que para la fecha, allí no había un Ciclo Básico
para quedarse estudiando. Hoy, gracias a la acción de la Sociedad Amigos de
Curarigua, nuestro pueblo tiene un Ciclo Diversificado. César Chávez Falcón
venido de la vecina población de San Pedro Parroquia Lara demostró su talento
musical en Curarigua desde 1941 hasta los primeros años de 1950.
Curarigua
también ha sobresalido en su folklore; el Tamunangue o baile de negros, es
típicamente curarigüeño. Ya, en la mayoría de los municipios del Estado Lara,
se impone como primer orden, aunque no con el mismo sabor del ritmo con que lo
ejecutaban los conjuntos de Curarigua de unos cuarenta años atrás: El conjunto
de Campo Alegre, el conjunto de La
Rinconada, el conjunto de Las Playas, y los conjuntos de
Curarigua que se daban por entero alegrando hasta los pájaros del río.
El Tamunangue,
en la mencionada época, significaba la mayor alegría del pueblo, especialmente
en las fiestas de San Antonio, el trece de junio, y las de Santo Domingo, el
cuatro de agosto; se oía el repicar de los tambores desde muy lejos. Los
bailarines se preparaban para competir, pues cada uno trataba de lucir mejor
con sus figuras del "poco a poco", el sueño de "ráscale los
piojos" y el despertar de "córrele a la guabina mirá que se te
va". Entre los bailarines que recuerdo que llamaban la atención por su
lucidez y gracia con que ejecutaban las figuras puedo mencionar a Teodoro
Santana, que creo, no ha salido otro que lo imite, al igual que la negra Paula.
BENDICIÓN DEL NUEVO TEMPLO SANTO DOMINGO DE GUZMÁN, 1895
El Pbro. Rafael Antonio
Gutiérrez, nativo de Curarigua tuvo el honor de culminar el templo parroquial
Santo Domingo de Guzmán, que se había iniciado en 1865.
Su construcción es de tres naves,
separados por dos órdenes de columna, paredes de barro pisado y techo de tejas
de 45x26 mts. En efecto, fue bendecido solemnemente en las fiestas patronales
el 3 de agosto de 1895 y el 4 de agosto el Pbro. ya citado ofició la primera
misa. Estas fiestas duraron nueve días y el cura Rafael Antonio Gutiérrez se
dio el lujo de que en cada día predicase un sacerdote venido expresamente de
otra población.
Para dejar testimonio escrito de
tan importante acontecimiento, los curarigüeños encargaron ésta tarea al poeta
quíboreño Pablo Hilario Jiménez Mendoza de grata memoria. La búsqueda del
documento citado fue un esfuerzo del Cronista Parroquial Prof. Bernardo Yépez,
durante 5 largos años.
Durante el terremoto de El
Tocuyo, ocurrido el 4 de agosto de 1950, este templo parroquial sufrió graves
daños. La dictadura de entonces intentó demolerlo para construir uno nuevo. El
sentido de pertenencia de los curarigüeños no permitió que tal hecho ocurriera,
por el contrario prefirieron reconstruirlo. Por esta razón es curioso observar
dos templos muy juntos. Después de la bendición del templo Santo Domingo de
Guzmán en 1895, el viejo templo (antigua sede parroquial) fue abandonada y para
1910 presentaba un aspecto ruinoso. Y en efecto, los vecinos de la parte de
abajo del pueblo decidieron reconstruir el viejo templo parroquial para
dedicarlo a la veneración de San Antonio de Padua.
La idea fue liderada por Ubaldo
Suárez y José María Escalona, fervientes devotos de san Antonio. Los trabajos
comenzaron en 1912 y fue bendecido solemnemente el 13 de junio de 1914.
|
La imagen de San Antonio que está
en el altar mayor en esa oportunidad fue bendecida, es obra del artista
curarigüeño Rafael Domingo Camacaro. Es curioso que otro artista curarigüeño
Rafael Domingo Sosa, de las nuevas generaciones, con el mismo nombre que el
anterior haya tallado numerosas imágenes de San Antonio. También nos llama la
atención, que en Curarigua se realicen tres fiestas patronales, o mejor dicho
tenemos tres patronos: La
Virgen de Altagracia patrona titular, Santo Domingo que
compite con la del Fraile Paduano, San Antonio.
El nuevo templo, así como el
viejo templo parroquial fue obra casi exclusiva de la comunidad curarigüeña.
EL TESORO DE LA VIRGEN DE ALTAGRACIA
Los curarigüeños
saben que la Virgen
de Altagracia es la primera y principal patrona de nuestro pueblo. A ella fue
dedicada la primera capilla en 1781.
Más tarde se
agregó el culto a Santo Domingo de Guzmán como titular de la Iglesia. Todavía
no se conoce la razón exacta de los orígenes de esta devoción. Tal vez haya
empezado a finales del siglo XIX y a él fue dedicado el hermoso templo orgullo
de los curarigüeños, pero sin dejar un sitio especial a Nuestra Señora de
Altagracia en la cual está reservado uno de los tres altares de la Iglesia. Prueba de la gran
devoción a Nuestra Señora de Altagracia, se evidencia en las promesas que los
devotos le hacían y le hacen todavía.
La Virgen de
Altagracia de Curarigua posee un pequeño tesoro precioso que está custodiado
fuera del pueblo; se lee en el libro de inventarios de la Parroquia (libro 1ro
folios 5 y 6) que la Virgen
es de medio Cristo de yeso y lo demás de madera. El tamaño de medio Cristo mide
50 centímetros.
Según testimonio fidedigno, esta imagen es antiquísima y nunca ha sido
restaurada. Hay la promesa de la
Alcaldía de Torres de materializar esta restauración. Su
tesoro lo constituye un collar de oro con perlas destinados para adorno, una
cadena de oro, una pulsera de oro, un anillo de oro, pulsera y unos zarcillos,
además de tres vestidos preciosos con sus mantas. Este tesoro lo guardaron las
señoritas María Consuelo Escalona y Carmen Teresa Alvarado hasta el año 1977. Cuando en 1978, el nuevo
párroco Eduardo Mathieu pidió cuenta a las citadas señoritas de estas prendas
anotadas en los inventarios de los años anteriores, ya no estaban en sus manos.
Ellas, por el peligro de perderlas por su edad pensaron entregarlas y en efecto
lo hicieron en manos más jóvenes y más seguras. El 2 de julio la entregaron en
manos del curarigüeño Orlando Gil González, el cual le dejó una constancia. Hoy
están custodiadas por la
Diócesis de Carora.
Sería
interesante saber a dónde han ido a parar otras bienes de valor de la iglesia,
tales como el viejo retablo colonial del viejo altar, varios instrumentos de
viento de lo que antes fue una Banda de la Iglesia, que han ido desapareciendo del salón
parroquial donde estaban y hasta el niño de la Virgen de Altagracia. Por
eso hace falta un control de las propiedades de la Iglesia no solo por parte
del párroco sino por unos encargados parroquiales o mayordomos como los había
en el pasado.
VISITA DEL OBISPO MARIANO MARTÍ AL VALLE DE CURARIGUA DE LEAL A SU PASO PARA BARBACOAS, 1776.
El andariego y curiosísimo Obispo
Mariano Martí, como lo señalan algunas historiadores pasó por el valle de
Curarigua de Leal a su paso para Barbacoas el 16 de agosto de 1776. Antes del
amanecer, a las cuatro y treinta de la madrugada, la caravana salió de Carora,
por el camino que iba a Curarigua. A las nueve y media estaba en el paso del
río, hoy paso de San Antonio. De momento en aquel paso sestearon. A las tres y
treinta de la tarde siguieron el sendero que remonta hasta el Trapiche de la hacienda Altagracia
de un vecino de El Tocuyo, donde pernoctaron por esa noche. Al día siguiente,
al amanecer prosiguieron en ascenso, unas ocho leguas, hasta llegar hasta
Barbacoas (hoy Hacienda El Socorro), cuyas cuatro últimas calificó Martí de muy
malas. De regreso lo volvió a transitar los días 20 y 21 de agosto del mismo
mes y año. La comitiva episcopal paró en la hacienda de los Oropeza (El
Socorro) de un vecino de Carora, de la que vio un oratorio y estaba dedicado a
San Vicente de Ferrer.
Tras dos leguas más de andadura
llegaron al sitio de Altagracia, llamado así por una capilla que allí había
dedicada a la Virgen
de aquella advocación, era considerada como la principal. Martí no vio núcleo
de población ni tampoco Iglesia propiamente. Sí vecindario formado por 569
habitantes que vivían en 62 casas dispersas por las haciendas, amen de las “sementeras” por el
valle arriba y abajo.
El obispo viandante consideró
todo aquel poblamiento del valle de Curarigua como una viceparroquia, la
documentación fehaciente no lo encontró para darla por probada.
La visita que hiciera Martí a la Diócesis venezolana la
realizó a lomo de mula a lo largo de trece años y tres meses. Su actuación
pastoral está recogida en siete volúmenes de documentos relativos a su visita a
la diócesis de Caracas. En efecto, fue publicada por la Academia Nacional
de la Historia
en su colección Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela, Caracas 1988.
Sus testimonios constituyen un
aporte invalorable para el estudio de nuestra geografía parroquial.
El nacimiento oficial de
Curarigua como parroquia eclesiástica y por ende como pueblo es el decreto del
Mons. Mariano Martí con fecha 2 de mayo de 1781 y ésta hay que considerarla
como la fecha de nacimiento de Curarigua de
Leal.
EXPRESIONES CULTURALES
Música y Poesía Popular
Aparte de las manifestaciones de educación y de lo que podríamos llamar la
cultura con cierto refinamiento, se fue desarrollando en la comarca
curarigüeña, no sabemos desde cuando, algo de mayor trascendencia pues abarca
por igual a todas las clases sociales y representa algo así como el alma del
pueblo, entendiendo éste como todo el conjunto humano; nos estamos refiriendo
al enorme venero musical que impregnaba a todos por igual y que a través de los
docentes fue moldeando eso que podríamos definir como el sentir del
curarigüeño, no otra cosa son las expresiones que brotan del baile de negros o
tamunangue, los velorios, tonos, décimas y demás manifestaciones que
trasmitiéndose de generación en generación constituyen el patrimonio que liga
y une a todo aquel que haya nacido en Curarigua.
En Curarigua hubo una cultura del trabajo creativo y productivo, pues no
de otra manera se explica el hecho de un pueblo con relativa poca población
haya generado tanta riqueza, comparado con otros pueblos, hacia los últimos
decenios del siglo XIX. Si con anterioridad hemos mencionado a los poetas y a
quienes se dedicaron al trabajo intelectual, no menos dignos de mención son
todos aquellos agricultores, comerciantes, arrieros, gañanes, artesanos, entre
otros, que por ser numerosa su lista no los nombramos en particular por temor
de que alguien se nos escape, cuyo gran aporte fue su trabajo diario, el amor y
la honestidad con que lo hacían. A la par de esta cultura del trabajo, existió
y posiblemente venía de tiempos remotos, toda una gama de expresiones
culturales que denota que era un pueblo que vivía con alegría pues en estas
diferentes expresiones de la cultura popular no se aprecia la queja ni se expresan
lamentos, sin que esto quiera decir que curarigua haya sido un paraíso donde
no existiesen todas las miserias que hay en cualquier sociedad humana.
Pudimos observar y vivir, hacia la década de 1940, en toda su pureza lo que
eran estas expresiones del sentir del pueblo; las pudimos observar antes de
que, queriendo imitar la usanza veracruzana, se le pusieran pañuelos rojos al
cuello y se uniformaran los protagonistas del baile de negros con trajes
blancos y alpargatas negras y con determinado tipo de sombrero (el pueblo
cantaba y bailaba sin ninguna indumentaria especial, el pañuelo rojo al cuello,
jamás se usó en Curarigua como algo autóctono y las alpargatas eran siempre de
fondo blanco con entretejido de diversos colores). Estas manifestaciones del
pueblo se expresaron fundamentalmente en la música, y que si bien no es patrimonio
exclusivo de Curarigua pues lo comparte con El Tocuyo, formó en el pueblo
curarigüeño, junto con el amor al trabajo, los elementos que aglutinaron ese
“sentirse curarigüeño". ¿Cómo y cuándo se originó esta música? Es muy
difícil precisarlo, pues tiene que haber sido algo que se fue sedimentando a
través de generaciones y que se fue nutriendo de los diversos elementos del
mestizaje.
Hacia los años de 1935-1950 fuimos testigos y en parte actores de estas
diferentes expresiones culturales que permanecían intactas tal como se venían
expresando al menos ya desde la segunda mitad del siglo XIX según referencias
de personas que para los años en mención estaban vivas y que en su juventud
fueron testigos de los tres o cuatro últimos decenios del siglo XIX.
Esta música que se oía hacia los años de 1940, era la misma que ya aparecía
en el siglo XIX, posiblemente con algunos agregados pues era algo que no
permanecía estático, pero en general la estructura no se modificó. Con respecto
a esto vamos a repetir, en parte, lo que en 1954 decíamos en el trabajo
"Geografía Medico-sanitaria del valle del Curarigua ", que permanece
inédita[9]
"Para una mejor comprensión de esta música la dividiremos en dos
aspectos: la música que llamaremos “profana-religiosa” y la otra que
denominaremos “música profana”.
Leyendas
Muchas y variadas eran las leyendas y consejas que se contaban en
Curarigua; y al oír estos relatos era un esparcimiento habitual en tempranas
horas de la noche en los portones de las casas y en trapiches.
Los Encantos: la imaginación popular los sitúa en grutas o en lugares
donde hay nacimientos de agua, estando su entrada custodiada por duendes o por
enormes serpientes que pueden transformarse en hermosas doncellas. Quien entra
a un encanto ingresa al reino de lo misterioso y queda “encantado” para
siempre, salvo que sea hombre que lleve el nombre de Juan y haga su entrada en
un jueves santo. La leyenda sitúa dentro del Encanto grandes camburales como en
el Encanto de cacheo o rebaños de lapas como las que acompañan a la Niña encantada del Ojo de
Agua. Un elemento que casi siempre está
presente en los Encantos es el agua pues según cuenta la conseja hay en ellos
muchos manantiales y por supuesto frutas y flores de diversa naturaleza.
Los Duendes: son seres de muy pequeño tamaño portando un gigantesco
sombrero. Les gusta habitar en sitios solitarios y en quebradas, especialmente
bajo árboles frondosos, pero en ocasiones pueden acercarse a las viviendas y
enamorarse de mujeres llegando hasta el rapto, no sin antes ocasionar toda
clase de molestias a los moradores de la casa elegida. Los duendes, según la
leyenda, son dueños de las aguas, siendo que cada arroyo o manantial tiene su
duende dueño, quien se pasea por sus contornos , molestándose mucho cuando a
sus orillas se lava con jabón, pudiendo secarse el manantial si esto ocurre.
Las Brujas: La existencia de la brujería y hechicería son tan
antiguas como la misma humanidad; es bien conocido la significación que la
brujería tuvo en Europa durante la Edad Media, y el español, con mentalidad
medieval, la trajo a tierras, americanas donde, con toda seguridad, se amalgamó
con mitos indígenas y africanos. Ermila Troconis de Veracoechea[10]
cita casos de brujas y hechiceros que existieron en El Tocuyo y ya a mediados
del siglo XVII y muy difícilmente Curarigua podía escapar de tales prácticas;
sin embargo en las zonas curarigüeñas tales prácticas al parecer no tuvieron
mayor trascendencia. Hacia finales .del siglo XIX, cosa que continuó en los
primeros años del XX, simplemente se mencionaba la existencia de alguna que
otra bruja o brujo, tomando mas bien en el sentido de "curandero",
si bien se mencionaban otras, éstas si exclusivamente mujeres, que podían volar
al tener pacto con el demonio; este último tipo de brujas para sus prácticas,
según se decía, comenzaban expresando:
Sabadito alegre,
Domingo Galán
Lunes perezoso
Martes haragán
Sin Dios y sin Santa María
Y al decir esto remontaban el vuelo. Según la imaginación popular reconocer
el vuelo de una bruja no era difícil pues semejaba al frote de "piezas de
género”, y para descubrirlas tampoco era difícil pues bastaba, al sentir el
paso de una bruja, hacer una de las dos siguientes cosas: bien lanzar al patio
las prendas interiores de un llamado Juan o bien lanzar un puñado de sal; en el
primer caso la bruja caía y se le apreciaba como un animal parecido a un pavo
sin plumas, de color gris obscuro y con piel muy arrugada; en el segundo caso
la bruja se reconocía por ser la primera mujer que al amanecer aparecía
pidiendo sal. Los hombres no podían ser brujos de este tipo
"volador", se contaba que una vez uno lo intentó y se transformó en
burro. Muchas otras cosas se contaban en relación con las brujas, como de que
se les podía obligar a caer tirando mostaza sobre el techo de la casa por la
cual pasan, así como que la bruja nunca vuela haciendo cruz con los mojinetes
de las viviendas.
Otras supersticiones como La
Llorona, La
Sayona, El Silbador, El Hachador, El Berreador, "La mula
maniá o mula maneada”, La Hamaca,
el Judío Errante eran frecuentes en el repertorio de los viejos contadores de
cuentos.
Se distinguía La Sayona
de La Llorona,
La primera se presentaba en forma de una hermosa mujer a hombres que andaban
fuera de su dormitorio Si deshora de la noche (entendiéndose la media noche)
pero que al ser seguida se transformaba en un ser muy alta vestido con una
especie de saya negra y con enormes colmillos; alguien, contaban, una vez tuvo
la osadía de tirarle un garrotazo y oyó un ruido parecido al que produce
golpear un cuero y ahí perdió el conocimiento. La Llorona, según decían, era
el alma en pena de una mujer que había matado a su hijo, la misma leyenda que
al parecer está muy extendida en Hispanoamérica. El Silbador (la misma leyenda
llanera del Silbón, El Hachador y El Berreador) eran frecuente oírlos en los
campos, muy especialmente en la serranía de Osiguao (al norte de Curarigua) que
al decir de la gente eran cerros misteriosos por las cosas raras que por allí
se veían y oían. El paso del Judío Errante se identificaba con alguna brusca y
violenta ráfaga de viento. La mayoría de estos "espantos" hacían su
aparición, o al menos ésta se intensificaba, durante los tiempos de la cuaresma
cristiana.
Hubo sitios especiales en los cuales el andante hacía la señal de la cruz,
uno de ellos era una frondosa ceiba que había en la Garita (camino hacia el
caserío Santo Domingo), donde el demonio salía a vender empanadas, otro era un
mamón que estaba en la cuestecita de Carora en el cual varios arrieros dizque
fueron sorprendidos por el mismo demonio ofreciéndole hallacas, otro era un
peñasco que hay en Jorobita donde se decía había un tesoro. El pozo del viejo
en el Tíber era otro lugar donde hacía su aparición un "espanto”.
La creencia en el "daño” y en el “sino" o "signio" era
muy común en los campos de Curarigua. El primero se refería al posible mal,
habitualmente una enfermedad, que alguien podía hacer a otro a través de
prácticas hechiceras, el mal de ojo "por ejemplo. El segundo se refería a
una especie de resignación fatalista ante hechos como la muerte o cualesquier
otra eventualidad dolorosa; cuando alguien moría a temprana edad era común oír "ese era su sino”.
Aves nocturnas y mamíferos voladores
como el murciélago, eran vistos con mucho recelo. La pavita (Hipnellus bicintus
según Silva Uzcátegui) era definitivamente un ave de mal agüero, cuyo canto
anunciaba la muerte de alguna persona; el canto de la lechuza significaba la
presencia de alguna embarazada en las cercanías; al murciélago se le consideró
siempre como un animal ligado al demonio y se le perseguía también por los
hábitos hematófagos de algunas especies. Otro animal al cual se le conectaba con
supersticiones era la mariposa negra grande que acostumbra posarse en el interior
de las habitaciones , se le llamaba “tara negra" o "tara
bruja", creyéndose en ocasiones que eran verdaderas brujas transformadas
en este insecto para espiar o hacer algún daño a las personas moradoras de la
vivienda en cuestión; esta creencia se acrecentaba si, por circunstancias
ambientales, la poblaci6n de estos animales aumentaba, en efecto la presencia
de "un tarero negro" era visto con preocupaci6n.
La leyenda de “El salvaje " era muy común especialmente en los campos
cercanos a la sierra de Barbacoas y a los cerros de Osiguao. El oso frontino
que existía en estos parajes era considerado como si fuese un mono humanoide
que era capaz de enamorarse de mujeres vírgenes y raptarlas, lamiéndole la
planta de los pies para evitar que la “niña” pudiera escapar del árbol donde la
tenía. Hasta llegó a contarse que existió un "Juan salvajito” producto de
los amores de un salvaje con una doncella, y el cual tenía una fuerza mas allá
de lo común.
Muchas otras creencias se repetían, tomándosele en ocasiones como hechos
ciertos. La Llorona,
por ejemplo no podía ser alejada con oraciones pues en caso de oírlas, mas
bien se acercaba ya que era un alma en pena, la manera de retirarla tenía que
ser imprecándole a voz alta la mayores obscenidades, especialmente “rayándole
la vieja" que en el lenguaje popular era el mayor insulto que se podía
proferir. También es el "sesteo de los bueyes” (aprisco destinado como
sesteadero de los animales) había cierto misterio por lo que no era prudente
acercarse a ellos en las primeras horas de la tarde (2 a 5 p.m. aproximadamente)
pues allí podían verse “aparatos” (voz comúnmente usada para designar cosas
sobrenaturales).
Otro tipo de creencia, no ya leyenda o superstición, pero si con cierto aire de misterio, es el
Rosario de Ánimas: es una práctica devocional dedicada a las “ánimas del
purgatorio” en la cual se reza la oración católica del mismo nombre pero con
cierto ritual característico. El Rosario de Ánimas comienza en un sitio donde
haya alguna cruz, puede ser un templo, una casa o una de las tantas cruces que
hay en cerros y caminos, y termina en un cementerio o donde haya alguna cruz.
Lo reza un grupo de personas casi siempre hombres, delante de las cuales y a
una distancia de unos 100 a
200 metros
aproximadamente, va el "gritón" quien con un farol en la mano, grita
en un tono lastimero, - “hagan bien por las ánimas del purgatorio, un padre
nuestro y un avemaría por el amor de
Dios”; otras - veces dice mas bien "Cristiano que estas dormido en tu
dormitorio, acuérdate que has de ser ánima del purgatorio, - un padre nuestro y
un Ave María de por el amor de Dios". A la distancia antes mencionada más
o menos viene un grupo de hombres (generalmente la mujeres no van) cantando un
rosario que lo encabeza uno que canta solo, respondiéndole todo el grupo; la
entonación que se le da a la oración es mas o menos como dividiéndola en tres
partes, que a manera de tresillos se acentúa la última nota de cada uno, que
siempre es mas grave que las precedentes. El “gritón”, con su farol, toca la
campana (o esquillón) cada vez que se termina una casilla del rosario,
prosiguiendo su camino pues debe llegar solo al cementerio o al sitio donde va
a culminar el rezo. Los asistentes al rosario llevan velas encendidas o
faroles y salen cuando ya se supone que todo el mundo está recogido en su
dormitorio. Es la creencia que detrás del grupo que reza van las ánimas por la
cual nadie debe asomarse a verlo pues se le puede acercar alguien a darle a
guardar una vela que al día siguiente se transformará en un "hueso de
muerto". Es creencia también que al oír al "gritón" se debe
rezar el padre Nuestro y el Ave María que él pide pues quien no lo hace verá
interrumpido su sueño por las ánimas.
Era creencia que la noche del 24 de junio, la noche de San Juan, era muy
especial y tenía algo que ver con la felicidad y futuro de la gente. Fue
costumbre esa noche encender hogueras, con leña, para ser brincadas, así como
colocar el contenido de un huevo crudo en un vaso de agua y dejarlo reposar
toda la noche, las formaciones que la albúmina del huevo podía dibujar en el
agua, predecía el futuro de la persona.
Oraciones para ahuyentar a los espíritus malignos, eran comunes en los
campos de Curarigua, hay una muy particular llamada de San Juan, que va del
uno al trece, enumerando diversos aspectos de la Biblia hasta hacer
"reventar a Lucifer", empieza así : "La una, la Casa santa de Jerusalén; las
dos, las tablas de Moisés; las tres, las tres Marías ; las cuatro, los cuatro
Evangelios" y continua hasta llegar a “las once, las once mil vírgenes;
doce mil rayos tiene el sol y trece mil tiene la luna, Revienta pero mil
veces!... pum".
Intentar hacer un análisis antropológico de estas diferentes creencias y
leyendas sería elucubrar sobre bases muy endebles. Algunas de ellas como el Rosario
de Ánimas y las oraciones contra el Maligno indiscutiblemente que son de
génesis cristiana, el primero se efectúa con toda la devoci6n y el respeto con
los cuales puede entonarse una oración católica y no hay nada en él que pueda
ser censurado desde el punto de vista eclesiástico; en las segundas se aprecia
una cierta reminiscencia de un exorcismo, teniendo como punto crucial el
alejamiento del demonio. En las leyendas del Silbador y la Sayona se puede apreciar una
lección moralizadora como la de que aquel que transgrede las normas morales,
como lo era para la sociedad pacata de entonces al deambular a medianoche en
busca de aventuras amorosas, tenía el riesgo de encontrarse con el demonio, ya
que tanto la Sayona
como el Silbador eran espíritus malignos.
Las leyendas de brujas y duendes son
frecuentes en las creencias populares europeas y muy probablemente vinieron
con el conquistador español, agregándosele algunos elementos locales, emparentados
quizás con creencias indígenas o de los esclavos traídos de África. En las
leyendas de los Encantos tal vez podría haber algún elemento mítico indígena,
pero la descripción de tesoros en grutas donde la vida es muelle y la presencia
de doncellas arrobadoras, dueñas de aquellos espléndidos parajes, recuerda en
mucho algunos de los cuentos de Sherezada y podrían, por tanto, estar
emparentados con el elemento arábigo que nos trajo la cultura hispánica. De
cualquier manera, lo que sí parece ajustado a la realidad es que en ninguna de
estas leyendas se encuentran motivos que sugieran la transmisión de un mito o
una cosmogonía indígena o africana. La acción evangelizadora acabó con todo lo
que al respecto podría haber habido en las culturas indígenas locales arropó
lo que los esclavos africanos pudiesen haber traído, quedando tal vez alguna
mezcla, pero siempre manteniendo como soporte fundamental las ideas cristianas.
Llama la atención el efecto medio mágico ligado al nombre Juan. De una
parte la noche de San Juan tenía un significado muy especial y esto
posiblemente esté en relación con la costumbre en algunas regiones de España
de encender hogueras esa noche, emparentado quizás con los ritos paganos del
solsticio de verano; pero por otra parte era un llamado Juan quien podía
entrar con cierta impunidad a los encantos, y también eran los interiores de un
Juan lo que podía detener el vuelo de una bruja.
Aguinaldos.- No es un patrimonio exclusivo de la región, pues es bien
sabido que en época de Navidad (que en Curarigua se llamaba “La Pascua") se cantan en
todo el país. Diremos como han sido en Curarigua: se les acompaña con cuatro,
tambora, maracas, furruco y pandero (parecido a la pandereta española). Hay un
cierto ritual al respecto, así hay
unas "cantas” para cuando se llega a la puerta de una casa, como ésta:
"Con dulce melodía
La aurora resonando
De flores ha adornado
La cuna del Mesías".
Luego, ya dentro de la casa, se cantan otras coplas, las "cantas de
pascua" como estas:
"Al llegar aquí
saludo primero
por el nacimiento
Del Dios verdadero".
"cantaba la tórtola
Al pié del madero
por el nacimiento
Del Dios verdadero”
Música
profano-religiosa: la llamamos así pues, desde
luego, no es aceptada por la liturgia católica, pero para el pueblo que la
canta y la oye es esencialmente religiosa, ya que quienes asisten a un velorio,
a una salve o a un tamunangue le
hacen can el mismo fervor y la misma fe con la cual asisten a un acta litúrgico
oficial, sin mezclar elementes de paganismo, salve el tamunangue en el cual la
presencia de la danza podría interpretarse como tal. Dentro de este tipo de
música hay dos modalidades, teniendo cada una su ritual propio e invariable;
las agrupamos en música de salve, música de velorio, música de Tamunangue y
música de Aguinaldos. Toda esta música es coral con acompañamiento de
instrumentos de cuerda (cuatro o cinco), agregándose el tambor en el tamunangue
y el mismo tambor (tambora) y "pandero" en los aguinaldos, así como
las maracas.
Los cantores se arreglan en forma de “coro." siendo que en realidad
cada coro es un dueto, cantando una en tono alto y otro que le hace dúo
generalmente en una octava mas baja.
Golpes: El golpe larense, distinto al joropo llanero y del golpe
tuyero, tuvo en Curarigua, al igual que en El Tocuyo, un particular y
característico desarrollo, y ha formado parte substancial de ese patrimonio
musical del pueblo curarigüeño, siendo junto con el tamunangue, lo mas
conocido del folklore de ese pueblo. Lo cantan dos personas o dos
"coros" que se hacen dúo, acompañado de cuatro y ocasionalmente de
maracas. El golpe consta casi siempre de dos partes, una que es algo así como
un estribillo que a manera de ritornello se repite en cada copla, siendo este
estribillo el que le da el nombre al golpe. Muy frecuentemente el golpe lleva
como tema la loa o la sátira indirecta a alguien. Uno, muy conocido, que hemos
tomado de boca de cantores populares dice:
"Tu gavilán, entre tu y mi compañero
Tu gavilán, nos combatimos sabroso
Tu Gavilán, parecemos dos caimanes
salidos de un mismo pozo
vale mas que me mataras
Así con un vaso de anisaledao
Las balas de mantequilla
Los tacos de pan pelao
Gavilán, tío, le dio
Gavilán, tao le dao
Gavilán, pico amariledillo
Gavilán pico coloraledao
Como la gallina al mai
como la garza al pescao
Tu, gavilán, vengo a cantar este golpe
Tu, gavilán, que un amigo me mandó
Tu, gavilán, para cuando se me ofrezca
Tu, gavilán, hagas lo mismo que yo".
Y así continúa intercalando frases alusivas a la persona a quien se quiere
saludar, loar o zaherir.
Personas ancianas que nos dieron referencias y que vivieron su juventud
hacia 1870-80, entre ellos el sr. Amador Guédez, que para la década de 1940
tenía mas de 90 años, hacían alusiones a que este y muchos otros golpes los
oyeron en los caseríos de Curarigua cuando eran jóvenes; Amador Guédez por
ejemplo, refería que él, en sus parrandas juveniles en los campos del Uvedal
había oído este golpe del Gavilán. Hacemos esta anotación porque el curarigüeño
golpe del Gavilán, con la misma música pero puesto con ritmo de joropo llanero,
le apareció un autor colocándolo en las riberas del río Arauca, con la letra un
poco modificada cuando en realidad es un golpe cuyo autor se pierde en el
devenir de los tiempos en los campos curarigüeños, y al cual cada cantador le
hace modificaciones rítmicas o le agrega coplas, manteniendo la misma música.
Décima a lo humano: Regularmente estas décimas no relacionadas con asuntos
religiosos, están constituidas también por cuatro estrofas de diez versos,
glosando con frecuencia una con la canta popular. El ritmo de la música es más
o menos el mismo de las décimas que se cantan en los velorios, pero aquí ya no
tienen ese carácter majestuoso y solemne; la letra es mas bien picaresca, a
veces satírica. La cantan también "coros" en sus coplas se
van hiriendo satíricamente el uno al otro. A veces estas coplas han terminado
en hechos de sangre.
La Bamba: Es una danza
popular con cierto aire de polka, que tiene la particularidad de que en medio
del baile uno de los cantores para de cantar y dice: - "canta para
la dama que le echa el galán, entonces el parejo dirige a la dama una copla
amorosa, satírica o burlesca; enseguida el cantor dice: "canta pa' el
galán que le echa la dama" y ésta responde con otra copla. Muy
frecuentemente la copla versa sobre asuntos de amor, ya interrogativa, ya
admirativa. A veces la copla también es de "pique”, es decir hiriente o
satírica, por ejemplo ésta:
"Desde que te vi venir
Tan bonita y tan peinada
Le dije a mi faldiquera
Te vas a quedar sin nada"
Contesta la dama:
"Quien te va a querer a tí
Tan sucio y tan mal peinado
calzones de cuero crudo
Botones de mai tostado"
Otras veces la
copla es amorosa:
“A la bamba blanca
Limón francés
Dame un besito
si me querés"
El origen del nombre de Bamba seguramente está en el hecho de que para el
Cantor diga que se cante la copla, el galán tiene que pagarle cuatro reales
(colocándolos en la caja del instrumento que toca) y a la moneda de ese valor
en la región se le llamó "bamba de a cinco".
La Zaragoza: Es una danza que se cantaba y bailaba solamente el 28
de diciembre, Día de los Inocentes. Es una tradición que no es exclusiva de Curarigua,
siendo que más bien ha ido decayendo cuando aún hacia las primeras décadas del
siglo XX se le mantenía viva. Existía la costumbre de disfrazarse ese día y a
los disfrazados se les llamaba “locos” y al día “día de los locos”.
La parranda de "locos" (comandada muchas veces por dos; uno
disfrazado de "viejo” y otro de "vieja”) iban por calles y caminos
bailando y cantando, acompañados de cuatro, maracas, furrucos, panderos y
también bandolinas o violines, y de vez en cuando gritaban:
"Ay zaragoza
Quien te rompe
Quien te cose
Ay zaragoza”
Era costumbre que ese día toda persona debía llevar algún distintivo de
disfraz, podía ser solamente una flor o cualquier cosa distinta de lo habitual,
pues de lo contrario se exponía a que los locos le pudieran ocasionar alguna
pequeña molestia de tipo jocoso como ponerle un sombrero viejo, una pluma de
gallina o cosas por el estilo. Estas pequeñas molestias, si las podemos llamar
así, eran impunes pues era el “día de los locos".
¿Cuándo y cómo se originaron estas diferentes expresiones musicales y de
poesía popular?, resulta muy difícil precisarlo. No son exclusivas de la zona,
pero sí es cierto que fue en el valle de El Tocuyo y zonas aledañas, y en el
valle de de Curarigua, donde lograron sus mejores manifestaciones,
desarrollándose y manteniéndose en unas partes mas que en otras, por ejemplo
en Curarigua el golpe floreció y se mantuvo, en cambio el baile de la zaragoza
decayó y hacia la década de 1950 tenía ya muy poca expresión allí.
Salve: Se canta como promesa a un santo o la cruz; en mayo,
por ejemplo., las salves en las cruces regadas por caminos y cerros son
frecuentes en las noches. La música es bien acompasada, de cadencia suave, a
manera de andante. La letra es la misma de la oración católica del mismo
nombre, y la cantan uno o varios “coros", acompañada de cuatro, nunca de
tambor ni de maracas.
Velorio: El velorio tiene un ritual propio que no se puede
cambiar. La música del velorio es variada, incluyéndose diferentes ritmos y
diferentes modalidades de tonalidad. El velorio no es una fiesta; es una
ceremonia que se realiza como promesa a un santo, siempre de noche, durando
hasta el amanecer. En el velorio no entra ningún elemento pagano, ya que en él
jamás se baila, solamente se cantan tonos, décimas y salves. La música es de
acordes limpios y trae a la memoria, como apunta Silva Uzcátegui, ciertos
cantos litúrgicos de la
Iglesia católica. En la letra no hay nada grosero, ni nada
que de alguna manera represente elementos de sensualidad, pues todo es mas
bien una oraci6n de alabanza a Dios, cantadas en un lenguaje que si bien puede tener errores en la
coordinaci6n del verso, es resultado de que el pueblo quiere buscar las
palabras o expresiones que le parecen mas bellas, y que a veces no conoce su
significado, para expresar su fe y su esperanza.
En el canto del velorio se nota como alma popular, trata de elevarse a
Dios; es un canto sentido en lo mas hondo de su ser espiritual, poniendo los cantores
que forman coro toda su destreza a fin de que el canto resulte lo mas hermoso
posible.
El ritual del velorio es el siguiente: primero el "pasacalle”, especie
de introducción musical; luego se canta la salve al santo al cual se le dedica
el velorio y enseguida el verdadero canto constituido por “Tonos",
“Décimas", “Rondiamantes” y "Amables" (llamados también
“Gigantes"); El rosario, obligatorio en todo velorio, se reza hacia la medianoche;
a veces el rosario se canta en procesión portando faroles o velas encendidas.
Tono: Es un canto casi exclusivamente de los velorios, teniendo
un tinte místico tanto en la letra como en la música. Lo cantan “coros"
que se van pasando la voz unos a otros con tal maestría que muchas veces es
imposible distinguir cuando la voz pasa de uno a otro coro (pasarse la voz de
esta manera, el pueblo lo llama “pasarse la letra").
La música del Tono es lenta, un andante, rica en melodías y acordes, mas
que triste es majestuosa. La letra del canto se compone de tres o cuatro
estrofas, no pudiendo tener ni menos de tres ni más de cuatro estrofas. Las
estrofas están constituidas cada una por ocho versos que pueden tener diversas
rimas, a veces asonante, a veces consonante; muy frecuentemente los versos van
pareados. Algunas estrofas de uno de estos tonos que hemos oído y tomado de boca
de los cantores populares dicen:
"Ya nació el pontífice
señor en Belén
Para nuestro bien
sus leyes predice
como Rey pontífice
Autor de esta nave
por eso las aves
Su nombre bendicen"
Otra:
"Nació en un pesebre
En humilde palma
por eso las almas
Buscándolo van
Eres celestial
Mansísima fuente
Naciste de un vientre
Distinto al mortal”.
Algunas veces el Tono va glosando frases de oraciones católicas; hay uno
muy hermoso en el cual se va glosando en el último verso las frases del Ave
María. En otras ocasiones el Tono se canta precediendo a los Aguinaldos,
frente a un pesebre. De cualquier forma que sea, el Tono siempre se canta
frente a un altar donde haya la imagen de un santo, nunca en la calle, caminos
o en fiestas de índole mundana.
Décima: Las décimas vienen después del Tono; las que se cantan
en el velorio versan sobre asuntos religiosos (ya que hay otra clase de décimas
sobre motivos mundanos). La Décima
consta de cuatro estrofas de diez versos cada una (en realidad cada estrofa es
una verdadera décima, tomando esta palabra en el sentido de la perceptiva
literaria), rimando los versos primero, cuarto y quinto; segundo con el tercero,
sexto con séptimo, y octavo con noveno. También se canta la décima acompañada
únicamente con instrumentos de cuerda (el cuatro. Algunos cantores, los buenos
que los llaman “de mucha letra”, usaban a veces la guitarra de cinco cuerdas o
sea el “cinco"). La cantan los mismos coros que intervienen en el Tono,
"pasándose la letra” unos a otros. El número de "coros” no es definido, pueden ser pocos o muchos. En
algunos velorios en El Uvedal y unos que eran famosos en San Vicente (La
pastora) intervenían hasta 32 coros según referencias que obtuvimos de don
Pedro Jesús Giménez.
La música de la décima es de un ritmo un poco más ligero que la del Tono,
algo así como un andante allegro. La letra va más o menos de acuerdo con la
letra del Tono que se ha cantado, los cantores dicen: "después del tono
viene la décima compañera". Corrientemente la décima va glosando en el
último verso de cada estrofa, otra estrofa de cuatro versos que los cantores
llaman “la cuarteta” de la décima. Estrofas de algunas de estas décimas que
anotamos de cantores del pueblo dicen:
"Ten piedad del pecador
Eres virgo veneranda
Eres virgo predicando
Eres madre sin temor
Torre de divina flor
Rosa del trono especial
Silla de Dios celestial
Tuvo la gracia triunfante
Desde su primer instante
Sin pecado original".
Otra, de otra
décima:
“Allí empezaba María
A renovar su dolor
contempla bien pecador
como esta madre estaría
para dónde vas hijo ? decía
Que yo te quiero seguir
Vengo a traer y redimir
Este ganado cautivo
porque este ha sido el motivo
De venirme a despedir".
En esta última
décima,"la cuarteta" es:
“Dadme los brazos, adiós
Que me vengo a despedir
Así no llores mi muerte
Que nací para morir"
La estrofa que se expuso anteriormente es la segunda de esta décima y
termina con el segundo verso de la "cuarteta”, la primera estrofa termina
con el primer verso de la misma y así sucesivamente.
Rondiamante: Los cantan los buenos cantores que pueden alcanzar Tonos
agudos. Es una música hermosa y majestuosa. En el “Amable", el ritmo es un
poco más rápido, podría asimilarse a algo así como un allegro majestuoso. Una
estrofa de "Rondiamante " es como sigue:
"La llaman rondiamante
De la Divina
Pastora
porque eres la protectora
En este triste destierro
yo te pido como siervo
Me lleváis a tu rebaño
para yo no tener daño
Del enemigo feroz"
"Con decoro
Yo te adoro
y así imploro
A tu tesoro”.
Con frecuencia también se oyen en los velorios lo que el pueblo llama
"loas"; son especies de discursos sobre motivos religiosos (las hay
otras sobre motivos profanos). En muchas ocasiones estos discursos resultan un
poco incomprensibles, pues el orador quiere emplear las palabras "mas
finas" que muchas veces no sabe coordinar, pero de cualquier modo la
intención es la de alabar a Dios y sus santos.
Música profana: Es una música alegre, casi siempre también coral, pero
escasa de sensualidad. Se le acompaña con instrumentos de cuerda: el cuatro (a
veces el cinco), bandolín y a veces violín. Las expresiones más características
son el golpe y las décimas que son comunes en toda la región larense. Ya hacia
finales del siglo XIX se tocaba también el vals que indudablemente llegó por
influencias que venían de Barquisimeto, donde el vals tuvo un inmenso
desarrollo como es bien conocido; la letra de “Ecos del alma", un conocido
vals larense, es obra del poeta curarigüeño Antonino Crespo Gutiérrez, como ya
se ha anotado anteriormente.
DEPORTES
La
Pelota Criolla
I
La Pelota
Criolla forma parte del patrimonio cultural local, lo que la UNESCO-Organización
de las Naciones Unidas para la
Ciencia y la
Cultura ha denominado Patrimonio Intangible o Patrimonio vivo,
al que consideramos que es un componente importante de la herencia cultural de
Curarigua.
La UNESCO ha
sugerido a los estados miembros de la organización, introducir en los estudios
formales la enseñanza de los elementos que conforman el patrimonio vivo de cada
país y de sus expresiones regionales y locales.
De esta manera se induce en la población
su conocimiento y respeto, así como el estímulo para la realización de un
estudio en profundidad.
II
Dos actividades
se practicaron en Curarigua, al menos desde el siglo XIX: el bolo y la pelota
que se practicaban más como esparcimiento que como entrenamiento físico. El
juego de pelota, llamado en los últimos años "pelota criolla" para
diferenciarlo de otros juegos exóticos de pelota, es un deporte extremadamente
interesante, característico de algunas zonas del Estado Lara, entre ellas
Curarigua; se le juega con una pelota más o menos del tamaño de las usadas para
el base-ball, hecha con un hilo de algodón ovillado alrededor de un centro de
pequeño plomo y cubierta con cuero curtido preferiblemente de venado, a manera
de los gajos de una naranja cuidadosamente cosidos sobre el ovillo para darle
la forma esférica.
No vamos a
describir un juego de pelota pues no es el objetivo de este trabajo, pero sí
hay algunos puntos que hay que resaltar pues son importantes a la hora de
analizar el enigmático origen de este interesante deporte.
La pelota se
juega en un terreno limpio y con la suficiente firmeza que permita el rebote.
El campo de juego o patio de pelota (según lo vimos en Curarigua hacia la
década de 1940) es un rectángulo muy alargado cuyos lados se marcan con trazos
de cal simplemente marcados en el terreno con una estaca; en ancho es de
aproximadamente tres metros y el largo, desde la línea de "saque a la
línea de pase" de unos 24
a 34
metros (habitualmente se marcaban estas distancias con
zancadas). Las reglas del juego eran trasmitidas en forma oral pues no estaban
escritas y al no haber jueces que determinaran la validez de una determinada
jugada se prestaba para discusiones y no rara vez un partido de pelota
terminaba en pleito.
En el juego
entran dos bandos o equipos de cinco jugadores: el partidario (quien es el jefe
o capitán), el contrarresto y tres "palas". El juego comienza con el
lanzamiento que desde el "saque" se hace de la pelota, después de
hacerla rebotar y dándole impulso con la palma de la mano; el bando contrario
devuelve la pelota, también impulsándola con la palma de la mano; dejándola
rebotar o no, como mejor convenga y de acuerdo a la situación, haciéndolo de
diferentes maneras: bote por debajo, botivolio, sotamano, bote por encima,
bolea, etc. continúa el juego contándose los tantos en forma muy parecida al
tennis: quince, treinta, cuarenta, raya o juego; tres juegos constituyen un
partido y gana el bando que primero haga tres juegos consecutivos a su favor.
El origen de
este juego de pelota, tan característico de Curarigua y zonas circunvecinas, si
bien al parecer no exclusivo de ellas, es desconocido. Silva Uzcátegui era de
opinión de que "evidentemente es de origen español, tal vez con algunas
modificaciones”[11],
igual impresión tenía Cecilio Zubillaga Perera: sin embargo hay opiniones de
que el juego pueda tener un origen autóctono indígena al efecto Virgilio
Torrealba Silva dice: "según don Lisandro Alvarado, Nicolás Federman, en 1530,
lo vio jugar en las tribus de otomacos, chaguas, etc ... y, otros historiadores
comprueban que en centro América: mayas, toltecas y aztecas, eran jugadores de
la pelota criolla"[12].
Nuestra muy modesta impresión es que el asunto necesita serias investigaciones
históricas con rigor científico. En este sentido hay algunos datos que vale la
pena comentar:
1)
Las expresiones de bolea (o volea),
botivoleo, contrarresto, saque, hacer pala, sotamano son nombres de jugadas o
jugadores de la pelota que se juega en Navarra (España), teniendo en líneas
generales la misma significación que tienen en la pelota criolla, según las
definiciones que de estas voces da el Diccionario de Martín Alonso[13].
2)
Llama la atención la similitud de
algunos aspectos, especialmente el conteo, entre la pelota criolla y el tennis:
de este último sabemos que fue introducido como deporte al aire libre con la
denominación de "Lawn Tennis", por Wingfield en Inglaterra por los
años de 1874 pero que se jugaba con anterioridad en espacios cerrados bajo la
forma de "court tennis" o "royal tennis", siendo que
algunas autoridades encuentran este juego o sus orígenes, entre los árabes
antes de Carlomagno[14].
3)
La hipótesis del origen indígena del
juego de pelota criolla se basa en la referencia que hace Lisandro Alvarado de
que Nicolás Federman lo vio jugar a indígenas de la región hacia 1530 y en el
hecho de la existencia de un juego de pelota en las culturas centroamericanas.
La descripción que Federman pudo haber hecho la desconocemos pero a la hora de
darle su justo valor habría que analizarla detenidamente para determinar la
posible relación entre el juego de la pelota criolla y lo que vio el citado
Federman.
En cuanto al
juego de pelota de las culturas centroamericanas hay algunas observaciones que
vale la pena destacar:
El cronista
español Herrera y Tordesillas, citado por Von Hagen[15],
describe un deporte que practicaban los aztecas llamado "tlachtli",
con pelotas de goma endurecida, "en el muro del costado fijaban algunas
piedras como las de un molino, con un gran agujero que atravesaba la
mitad" y "en toda cancha había un templo". Stephens, quien
descubrió la cancha de pelota de Chichen-Itza describe que a una altura de unos
20 pies
sobre el suelo, adheridos al muro, había dos enormes y macizos anillos de
piedra de 4 pies,
atravesados por un gran agujero y alrededor de su borde dos serpientes
entrelazadas; refiere Von Hagen
que cuando Stephens se dio cuenta de que los dos anillos se encontraban uno
frente al otro a través de unos 120 pies de ancho del atrio recordó que en
Uxmal había visto algo similar. Stephens, agrega Von Hagen, habló de cancha de “tenis” ("pues aún no
se había inventado el básquetbol, al que muchos le parecía este juego
indio").
En un grabado
que Ceram reproduce en su obra[16]
hecho por Christoph Weiditz hacia 1528-29, se muestra el juego de los aztecas y
tiene una inscripción en alemán en el ángulo superior derecho que traducido al
español dice: "De esta manera juegan los indios, con una pelota hinchada,
a la que dan con el trasero y las manos, sin que toque el suelo. También llevan
un cuero duro en el trasero para recibir el golpe de la pelota, y calzan
guantes de cuero".
La descripción
de la técnica del juego de pelota que se practicaba en las culturas
centroamericanas, que hace Fray Bernardino de Sahagún, citado por Toscano[17],
así como las escenas alusivas al mismo juego que se aprecian en los diferentes
códices mayas, no tienen ninguna similitud con el juego de pelota criolla.
Igual cosa puede apreciarse en las descripciones de Fray Toribio de Benavente o
Motolinía[18]
quien, en efecto, en el acápite 776 del capítulo 25 de sus Memoriales dice al
texto: "Llamaban a uno que tenía especial arte del demonio, para que
metiese la pelota por alguno de los agujeros de las piedras, y esto había de
ser hiriéndola con el cuadril o media nalga, e invocando al demonio, metía de
lejos la pelota por el agujero, de lo cual quedaban todo espantados, porque
meter aquella pelota por tan pequeño agujero hiriéndola con el cuadril más
parece maravilla que otra cosa, porque tomándola un hombre con la mano y
allegándose muy cerca, no la embocará de cien veces una, ni de de doscientas.
Los que se hallaban presentes, que no eran pocos, decían que aquel se embocó la
pelota por el agujero había de ser ladrón o adúltero o había de morir
preso". Como puede observarse esto no tiene ningún parecido, ni en la
forma ni en la intencionalidad, con la pelota que se ha jugado en las zonas de
Curarigua.
Ivanoff refiere[19]
que el juego de pelota que se extendió por Centro América tenía una profunda
significación ritual, siendo que todas las ciudades mayas tenían un terreno de
juego, ámbito "de las más poderosas fuerzas mágicas". El juego, dice
Ivanoff, consistía en pasar una pelota de caucho crudo por un anillo de piedra
colocado verticalmente en un muro, a una altura variable, estando prohibido
usar pies y manos. El juego tenía tanta significación ritual, que es nombrado
en el Popol-uh (especie de Biblia maya) con una gran significación mítica, en
el episodio en que los señores de Xibalba (mundo de abajo o infierno) retan a
dos héroes gemelos a un partido que éstos últimos pierden y la cabeza
decapitada de uno de ellos se transforma en símbolo de la fecundidad.
Indiscutiblemente
que este juego de pelota de los maya-quichés, aztecas y toltecas no tiene
ninguna semejanza con el juego de la pelota criolla, ni en su práctica ni en su
significación, y en todo caso habría que explicar como llegó a las tierras del
actual Estado Lara de Venezuela.
Felipe Salvador
Gilli[20]
describe entre los otomacos un juego de pelota que, en su decir, no se propagó
a otras naciones orinoquenses. Era jugado con una pelota, que en realidad era
"un globo de resina de caucho, bien apretado, comprimido y elástico, y de
suma ligereza al botar", y de un peso de unas dos libras. En la
descripción que hace Gilli dice: "Deben ser doce contrarios de otros doce,
y todos sin armas. A veces son solo varones, otras, hay también mujeres, aunque
desnudas, esto es, con solo el ceñidor, se les permite llevar en la mano una
pala de madera de la longitud de unos tres palmos, con que rechazar el
caucho".
"Dispuestos
de la manera dicha los jugadores, uno de ellos, lo mismo que en nuestro del
balón, tira al otro la pelota. Y he aquí lo lindo de este juego. No se vuelve a
golpear la pelota con la mano, como nosotros lo hacemos, ni con ningún otro
instrumento cualquiera, sino sólo con el extremo de los hombros o con la
cabeza. Y ni siquiera son los dos, sino sólo el hombro derecho precisamente...
". Más adelante el mismo Gilli agrega: "Si fue inventado allí mismo
el juego de los otomacos, o si llevado de otros lugares allá, no se decirlo. El
P. Gumilla, que lo creyó al principio todo orinoquense, supo después, como él
dice, que un juego semejante se halla en México entre los indios de los altos
montes de Topia”. Gilli también anota que Oviedo en su Historia Natural de
Indias, lib. VI, cap. II, refiere entre los indios de Santo Domingo un juego
similar.
Si el juego de
pelota criolla tuviese sus raíces en los juegos indígenas habría que admitir
que éstos sufrieron una profunda transformación y que definitivamente tomó
elementos hispánicos en sus jugadas y en las voces que las expresan. En una
palabra, nuestra pelota sería una expresión más del mestizaje, como también lo
sería en caso contrario de que sus raíces fuesen hispánicas y modificadas en
tierras americanas.
PATIO O
CANCHA DE PELOTA CRIOLLA
|
Equipo A
1. Partidario
2. Contrarresto
3. Pala Central
4. Pala Delantera
5. Pala Delantera
Esparcimientos
Otros
esparcimientos, generalmente reservados para personas del sexo masculino eran
"el bolo" y las "peleas de gallos". Para el bolo se
acondicionaba un terreno limpio y firme, de aproximadamente unos 10 ó más
metros de largo al fondo del cual se colocaba un tablón o soporte de madera
llamado "matacho"; se usaba una bola grande de madera (generalmente
de vera) de unos 12 a
14 cms de diámetro aproximadamente, y el objetivo era derribar "las
mochas" (algo parecido a unos papelones de madera); este juego se
practicaba en Curarigua, con seguridad ya hacia la segunda mitad del siglo XIX,
según referencias orales que obtuvimos; sus orígenes los desconocemos.
Los
esparcimientos de la niñez eran simples. Los de menor edad jugaban al
"escondite" o a "la cabra coja", o a los papagayos; los de
más edad jugaban a la pelota. El esparcimiento familiar consistía en el juego
de los naipes o juego de baraja que era la denominación común (se jugaba
"la burra" y el "tute") pero fundamentalmente era la
tertulia, siendo muy común la reunión tanto en los portones de las casas
(alumbradas con faroles de velas o lámparas de carburo).
Como en las
casas de las haciendas, para oír los cuentas o "casos" acerca de los
"encantos" y demás leyendas y consejos, así como los cuentos
infantiles de Blancaflor, Tío conejo y Tío Tigre, Pedro el malo y Juan el
bueno.
Peleas de Gallo en Curarigua
Este entretenimiento, que tiene
sus orígenes en los pueblos europeos, pasó a Hispanoamérica con la conquista y
la colonización. En Curarigua formaba y forma parte de la vida social, dominical
y días festivos. Ha sido una diversión tradicionalmente masculina, aunque hemos
podido observar últimamente la presencia de mujeres.
Hubo muchas galleras diseminadas
a lo largo de nuestra geografía parroquial. Con certeza sabemos que hacia
mediados del siglo XIX hubo una, propiedad de Francisco Gutiérrez, frente a la
plaza Bolívar, en una casa contigua a la casa de la cultura. No pocas reyertas como
la protagonizada entre Eduardo Oropeza y el Padre Ramos hacia 1859 que ocasionó
un pleito judicial, actualmente existen tres galleras, que se rotan los
desafíos de gallo: la del Club Colonial, Club Santo Domingo y La Entrada.
La gallera tiene un diámetro de
tres metros y su forma es similar a una plaza de toros.
En cuanto al cazamiento de las
peleas, rigen ciertas reglas que datan desde muchísimos años. Entre las normas
más conocidas se puede mencionar, la igualdad, tanto en el tamaño de las espuelas
como en lo que pesa el animal. Se permite el uso de espuelas postizas
(zapatón), hechas de carey (tortuga de mar) con longitudes entre 21 y 22 milímetros para
gallos y 18 milímetros
para pollos, cuyo par está por el orden de los 20 mil bolívares, y entre los
fabricantes se conoce a Rigoberto Corbo nativo del caserío Campo Alegre.
Originalmente las peleas tenían
una duración de 40 minutos con discareo (una especie de ejercicio de los
gallos). Hoy, la duración es de 30 minutos con jaula. Son a muerte. Un Juez
designado al efecto es el encargado de levantar la pelea y anunciar el ganador,
de conformidad a reglas que rigen al efecto. En el argot gallístico, para
apostar, la denominación monetaria es el “peso" que equivale a cuatro
bolívares. La unidad de peso es la libra.
En el juego se escucha una
diversidad de términos y frases muy propias de esta diversión, provenientes del
encendedor griterío en las concurridas galleras de Curarigua. Para distinguir
los distintos ejemplares de gallos se clasifican según el color de su plumaje
en: zambos (colorados), marañones (entre rojo y cenizo), camagüeyes (amarillo
claro y blanco), giro (amarillo con negro) y muchos otros. También suelen
ponerle nombres simbólicos: mí papá por ejemplo tuvo un gallo muy bueno que
llamaba El Torito. Como buenos criadores del Curarigua de ayer se recuerda a
Gilberto Torres, Alcides Alvarez y muchos otros.
Esta diversión, son una de las
principales fuentes de ingreso en el Estado Libre Asociado de Puerto Rico. En
Curarigua constituye una fuente de empleo importante. En algunos países, esta
diversión ha sido prohibida por normas establecidas. La asistencia de menores
de edad no está permitida.
A propósito de la afición de este
juego, en el libro Del Colegio La
Esperanza al Colegio Federal Carora (1890-1937), pág. 60 cuya
autoría le pertenece al Dr. Luis Eduardo Cortés Riera, nos encontramos con la
curiosa nota – “Muchos años después, en un discurso que pronunciaba el Dr.
Oropeza (se refiere al Dr. Ramón Pompilio Oropeza) con motivo del XXXI
aniversario del Colegio La
Esperanza en 1931, se quejaba de que el día de la fundación
del colegio (1º de mayo de 1890) “un número de importantes elementos” de la
colectividad prefirió irse a Curarigua, localidad en donde se escenificaba un
gran desafío de gallos antes que brindarle apoyo a aquella extraordinaria
empresa educativa que nacía…”
|
Toros Coleados en Curarigua
Los toros coleados son un espectáculo de ascendencia hispánica.
Su origen en Venezuela parece relacionarse con las faenas de vaquería de
invierno y verano. Cuando el hombre se dedicaba a las labores de recolección de
ganado vacuno para el conteo, la hierra, la señal y la venta del producto, y se escapaba una res de la manada, el jinete
la perseguía y si no lograba alcanzarla, procedía a tomarla por la cola y
derribarla, logrando así su captura. En Curarigua y en otras partes del país se
produce periódicamente, y como un complemento de las fiestas patronales o de
cualquier otra jornada popular.
Inicialmente se practicaba a campo abierto. Una vez que
se populariza se
comenzaron a construir las primeras mangas de coleo.
En efecto, en el caso de
Curarigua,
cerrando con maguey las boca calles de la Calle Real o Principal, para que la calle libre
hiciera las veces de manga de coleo. Después se alternaban; una vez desde la Plaza San Antonio hasta la Plaza Bolívar y otro
año desde la esquina de Talita hasta la esquina de la bailarina del tamunangue,
la recordada Juana del Carmen Guédez.
La actual manga de coleo fue
inaugurada en 1976 y honrada con el nombre de Fenelón Torrealba Sigala. Su
construcción, en las adyacencias del Cementerio local, fue por la iniciativa de
los hermanos Oropeza: Hugo y Nacho, con el apoyo de la Junta Parroquial
quien donó 200 tubos de 6mts x 3 pulgadas, del Central Turbio y vecinos de
Curarigua. Desde entonces se dejaron de realizar los toros coleados en la Calle Principal,
donde era común observar a los espectadores guindando de las ventanas
coloniales de las viviendas, escenas que han sido plasmadas en el lienzo, por
los artistas plásticos curarigüeños Arsenio Torres, Rafael Torres y Rafael
Domingo Sosa.
Entre los coleadores curarigüeños
de grata recordación, de ayer y de hoy, encontramos a Fenelón Torrealba (cuyo
nombre honra nuestra manga de coleo), Chicho Silva galardonado con tres premios
nacionales consecutivos, Hugo Oropeza conocido ampliamente a nivel regional,
José (Poche) Silva (único que coleaba en una mula), Ambrosio Suárez, José
Agustín Mora, Leoncio Mora, Enrique Álvarez, Alcides Álvarez, José Bejarano,
Cruz María Siga1a, Segundo Medina, Miguel Montezuma, el Chino Efraín y muchos
otros.
En el pasado no había la
necesidad de alquilar toros como ahora, por cuanto, los dueños de hacienda y
de ganado colaboraban cada uno, con un animal. La gente recuerda un toro muy
bravo de Poche Silva, que al soltarlo no quedaba nadie en la manga. En este
deporte no sólo los coleadores logran prestigio, también se recuerda a los
caballos, amigos fieles de estos hombres: el Trotón de Hugo Oropeza, Come Techo
de Alí Camacaro, El Perico de Cruz María Sigala y otros.
Al principio no existían reglas
para la práctica de este deporte y los individuos que perseguían un toro
superaban los 30 coleadores. Esto, con el tiempo, se fue reduciendo a 20, 15,
10, hasta hoy día que sólo participan 5 coleadores por turno.
La práctica de toros coleados
cuenta con tres elementos fundamentales: el caballo, el coleador y el toro. Un
buen caballo de coleo debe presentar, por lo menos las siguientes
características: 1) que se quede quieto en la puerta del coso; 2) que siga al
toro en su carrera; 3) que tenga suficiente velocidad para pasarlo y 5) que
“baile” y ejecute los pasos enseñados por el jinete ante el público.
Entre los curarigüeños que se
fajaron como los buenos para construir la manga de coleo podemos citar a Silfredo
Jiménez, Flavio Sánchez, Pablo (Paúcho) Rodríguez y un señor apodado El Águila
entre otros. En el replanteo y nivelación del terreno colaboró el topógrafo Henri
Reyes.
La talanquera con la que se
fabrica la “manga” o pista debe tener unos dos metros de altura, doscientos
cuarenta metros de largo y 12
metros de ancho. La de Curarigua se ajusta a estas
medidas oficiales, 262mts x 11mts de
ancho).
PARROQUIA
ANTONIO DÍAZ
CALENDARIO DE
FIESTAS TRADICIONALES
FECHA
|
CELEBRACIÓN
|
LUGAR
|
06 de Enero
|
Fiesta de los Reyes Magos
|
Curarigua
Caserío Campo Alegre
|
08 de Enero
|
Fiesta en honor a Nuestra Señora
de Altagracia
|
Curarigua
|
14 de Enero
|
Fiesta en honor
a la Divina Pastora[21]
|
Buena Vista
|
01 de Enero al 2 de Febrero
|
Robo y Búsqueda del Niño
|
Curarigua
Santo Domingo
Campo Alegre
|
Fecha Movible, Febrero y Marzo
|
Carnaval
|
Curarigua
Uveral
|
11 de Febrero
|
Fiesta en honor a la Virgen
de Lourdes.
|
Caserío Tunalito
|
Fecha Movible, Marzo y Abril
|
Semana Santa
|
Curarigua
La Rinconada
|
Domingo de Pascua o de Resurrección
|
Quema de Judas[22]
|
Curarigua
San Isidro
|
19 de Abril
|
Día de Fiesta Nacional
|
Celebración nacional y con
carácter local.
|
Desde el 3 de mayo y todos los
fines de semana del mismo mes.
|
Fiesta de la Santísima Cruz (Velorio Cruz de Mayo)
|
En toda la geografía parroquial.
|
15 de mayo
|
Fiesta
de San Isidro Labrador.
|
San
Isidro
|
28 al 31 de mayo
|
Fiesta
en honor a Jesús de la Buena
Esperanza.
|
Caserío
Ira
|
FECHA
|
CELEBRACIÓN
|
LUGAR
|
13 de
junio
Última
semana de junio
|
Celebración
a San Antonio.
(Tamunangue
o Baile de los Negros)
|
Curarigua
Paso
de San Antonio
|
29 de
junio
|
Fiesta
de San Pedro Apóstol
|
Caserío
La Rinconada
|
16 de
julio
|
Fiesta
en honor a la Virgen
del Carmen.
|
Uvedal
Curazaíto
|
Últimos
días de julio
|
Cabalgata,
desde 1992.
|
Curarigua
– El Tocuyo
|
4 de
agosto
fecha
movible
|
Fiesta
en honor a Santo Domingo de Guzmán.
|
Curarigua
Santo
Domingo
|
7 de
octubre
|
Fiesta
a Nuestra Señora del Rosario.
|
Campo
Alegre
|
1 y 2
de noviembre
|
Santos
y Fieles Difuntos.
|
Curarigua
|
2 al
10 de noviembre y seguidamente todos los lunes del mismo mes
|
Procesión
de Ánimas[23]
|
Curarigua
Uvedal
|
8 de diciembre
|
Fiesta en honor a la Virgen
María
|
Barrio Santa María, Curarigua.
|
16 al 24 de diciembre
|
Misas
de aguinaldo
|
Curarigua
|
25 de diciembre
|
Navidad
|
En
toda la parroquia
|
28 de diciembre
|
Día
de los Santos Inocentes (Fiesta de los Locos)
|
Tunalito
Curarigua
Uvedal
Ira
San
Isidro
Campo
Alegre
|
24 de diciembre al 15 de enero
|
Parrandas
navideñas
|
En
toda la Parroquia Antonio
Díaz
|
31 de
diciembre
|
Despedida
del Año Viejo y llegada del Año Nuevo.
|
En
toda la geografía parroquial
|
“El tamunangue ha debido
venir a Venezuela en la época de la
Colonia, probablemente cuando el gobierno de la provincia
tenía su asiento en El Tocuyo, a mediados del siglo XVI, en las postrimerías de
la administración Alemana. En aquellos días, /.../ se trajeron negros de Cabo
Verde (África). Acaso algunos de esos negros se escalonaran en el camino que
une a Curarigua con El Tocuyo, ya que en ambas poblaciones -y en los lugarejos
situados en dicha vía- es donde aún se baila el verdadero tamunangue...”.
Julio Ramos, 1936
(Novela Los Conuqueros)
EL
TAMUNANGUE
Francisco
Suárez Torres
Médico
Cirujano
En Curarigua hasta la década de
los años 1940, la denominación popular era “Baile
de Negros”, “Negros de san Antonio” o simplemente “Los Negros”.
Bastante se ha escrito acerca de
esta expresión folk1órica que sin lugar a dudas tuvo su origen y desarrollo en
las regiones de El Tocuyo y Curarigua, y si bien en el fondo son una misma
cosa, era posible observar algunas pequeñas diferencias entre el tamunangue de
El Tocuyo y el de Curarigua , determinadas fundamentalmente por variaciones en
el paso y en general en lo que podríamos decir la coreografía, al menos así lo
pudimos observar hacia 1945-50 comparando el baile en las regiones de Ira y
Maraca (que es el mismo que se baila en El Tocuyo) con el que pudimos ver en el
pueblo de Curarigua, en Campo Alegre y en El Uvedal.
El Tamunangue se mantuvo, al
menos en Curarigua en su original pureza hasta mediados del siglo XX, cuando
era una expresión popular muy auténtica sin los elementos extraños que tanto en
la indumentaria (pañuelos rojos al cuello y alpargatas negras) como en los
movimientos del baile le han sido agregados. Para estos años, según referencias
de ancianos, era el mismo tamunangue que se conocía desde el siglo XIX y
posiblemente el mismo que venía de años atrás, sin que podamos precisar cómo y
cuándo se fue formando esta bella expresión musical.
El tamunangue que siempre se
cantó y bailó en Curarigua fue, y sigue siendo para el pueblo, una ceremonia netamente devocional,
efectuada delante de la imagen de san Antonio de Padua y siempre de día, jamás
de noche, y en la fecha del 13 de junio, día de San Antonio, o en cualquier
otro día pero siempre como promesa al santo, nunca como una fiesta mundana. En
Curarigua, el tamunangue comienza y termina con una salve dedicada a San
Antonio; después de la primera salve se baila la “Batalla”, especie de
simulacro de asalto al bastón (juego de palos) al compás de coplas alusivas que
se cantan acompañadas de cuatro y tambor. Después de la “batalla” se intercalan
varios “sones” hasta la salve final.
Cuando el baile va de una casa a otra sin haber terminado, se lleva en
“batalla” por las calles o caminos.
Cada “son” está compuesto por
seis “golpes” que se suceden siempre en el mismo orden: La Bella, La Juruminga, El Chichivamo,
El Poco a poco, La Guabina
y el Seis Corrío.
La Bella: La música es de un ritmo rápido, en realidad es un
“golpe corrío”. La letra que se canta es cualquier copla de los otros golpes,
solamente que entre verso y verso se intercala un estribillo que dice: “AY
bella, bella, la bella anguá”. Un coro comienza diciendo:
“En nombre de Dios
comienzo
y no quisiera acabar
AY bella, bella
La bella anguá
Ay bella bella
La bella anguá”.
El mismo coro u otro continúa con
otra copla y el mismo estribillo.
El Chichivamo: En algunas descripciones del tamunangue se habla
de “Yiyivamo”. En Curarigua la pronunciación de la palabra es con “ché” como lo
anotamos al principio. El baile es más o menos como en la Bella, tiene también un
ritmo movido con características de “golpe”. En el Chichivamo el canto va
dedicado a los bailadores, ordenándoseles diversas acciones; comienza con un
estribillo que lo canta uno solamente:
“Ay chichivamo”
y luego sigue la copla:
“De media orilla
como la anguilla
De medio lao
como el pescao"
Repitiendo de vez en cuando el
estribillo, el canto continúa, tomando un ritmo un poco más movido cuando se
canta la copla, intercalándole algunas ordenes a los bailadores que éstos
ejecutan: “traéla pa’cá”, “pasála los brazos”, entre otros.
La Juruminga: La música es distinta a la de las partes anteriores, el
ritmo se hace más lento y entrecortado, con un rasgueo característico de los
cuatros. La letra consta también de un estribillo: “Juruminga numá, tumbirá”
en medio del cual uno de los cantadores, el “primo”, intercala frases diversas
alusivas a los músicos o a los bailadores:
“Juruminga numá
Tumbirá
Ese tamborero
Tumbirá”
etc.
El Poco a Poco: la música es lenta, con un ritmo entrecortado,
siendo la parte más difícil de bailar, si se le hace con la gracia y a la vez
la compostura y elegancia que todo baile de negros tiene. La letra dice:
“Baile este poco a poco
y el conjunto contesta:
“Ay tomé
Ay tó”
Y así continúa intercalando
siempre el mismo estribillo de
“Ay tomé
Ay tó”.
La Guabina: La música tiene dos variantes rítmicas. En la primera es
un ritmo entrecortado y lento, el “coro” dice: “Así” y el “primo” contesta: “A
negro bueno”, repite el “coro” lo mismo y el “primo” va contestando diversas
frases, indicando a veces acciones a los bailadores, hasta llegar a la parte de
los “calambres”, cuando el parejo simula un ataque nervioso con convulsiones y
desvanecimiento, la pareja lo soba y lo contiene en sus brazos. De pronto la
música toma un nuevo ritmo mas rápido, entonando los cantadores un estribillo
picaresco, el corrido de la guabina:
“Corréle a la guabina,
mirá que se te va
se fue p’al caramero
porque en el charco no
hay ná”
Luego vuelve el ritmo lento y los
“calambres” y así continúa.
El Seis Corrío: se le llama también “seis figuriao”. Es la parte
más alegre del tamunangue, la baila no ya una sola pareja sino varias
simultáneamente, ya no van sueltos sino en ciertas formas entrelazados, haciendo
figuras coreográficas elegantes. La música tiene un cierto aire de polka, no es
un merengue (que en Curarigua es exótico) ni es tampoco propiamente un golpe,
es simplemente “seis corrío”, único en sí.
A la manera como lo entiende el
pueblo, el tamunangue no es un baile por bailar; es, como se ha dicho, una ceremonia
en honor del santo paduano. En este sentido es necesario observar en el lugar
mismo, la seriedad y circunspección que se aprecia tanto en cantadores como
bailadores, la elegancia serena de las parejas, sin risas ni muestras de
ninguna clase de sensualismo; de ahí la expresi6n de Lira Espejo, citado por
Silva Uscátegui: “La elegancia aristocrática, la pureza de concepción de sus
movimientos”.
Hemos hecho, simplemente, una
descripción muy somera del tamunangue, del cual se ha escrito ya bastante y
habrá mucho que investigar acerca de sus orígenes, pues al hablar de las
expresiones culturales de Curarigua no podría faltar un elemento de tan
particular importancia en lo que es el acervo cultural del pueblo de Curarigua.
___________________
* Publicado originalmente por la Oficina del Cronista
Parroquial, Prof. Bernardo Yépez, fascículo Nº 48
APORTE DE LOS CURARIGÜEÑOS A LA BIBLIOGRAFÍA
NACIONAL
(1870-2007)
Por Bernardo Yépez
I
A raíz de la celebración de los 225 años de nacimiento de Curarigua de
Leal, actividades realizadas durante el mes de mayo del 2006, me correspondió
preparar una conferencia relacionada con el aporte de los curarigüeños a la
bibliografía nacional. Desde hace unos cuantos años ya venía compilando el
material y hasta los libros propiamente. A medida que iba acumulando la
información, la sorpresa me estimulaba a continuar la tarea que me había
impuesto. Llegó el momento que le dí corte para ofrecerla en conferencia a los
colegas docentes y vecinos de la Escuela Bolivariana Estadal Carmen Teresa
Alvarado del caserío La
Rinconada de nuestra geografía parroquial, así como también a
estudiantes del Liceo Bolivariano Expedito Cortés de Carora.
En
virtud del interés mostrado por los asistentes a la citada conferencia y vista
de la importancia que tiene la información, el Cronista Parroquial no ha
escatimado ningún esfuerzo y la ha incorporado a este trabajo para el
conocimiento de los lectores de esta obra, en correspondencia con la
preocupación permanente en el ejercicio de mi responsabilidad.
Finalmente, quiero agradecer a nuestros lectores, se sirvan proporcionarme
información que nos permita enriquecer el presente trabajo para una segunda
publicación.
II
ALMAO, Félix
(Curazaíto, 1945)
1.
La Voz del Campesino (Poemario). Ediciones de la Casa de la Cultura de Curarigua,
1998. Colección Brumas Nº 6. Imprenta Oficial del Estado Lara. p. 30
ALVAREZ, Gerardo y Candelario Oropeza
(Curarigua)
2.
Canturías de Curarigua.
Ensayo. Ediciones de la Casa
de la Cultura
de Curarigua. Imp. Diario de Tribunales, 158 p.
DUDAMEL, Domingo
(Tunalito,
29-05-1935)
3.
Reflexiones.
Poemario. Ediciones de la
Casa de la
Cultura de Curarigua, 1997. Colección Brumas Nº 4.
CHÁVEZ F., María Eglée
(San Pedro)
Parroquia Torres
4.
Vivencias de mi Infancia.
Ediciones de la Casa
de la Cultura
de Curarigua, Impreso en los talleres de la Universidad Nacional
Experimental Politécnica, 1992.
CRESPO, GUTIÉRREZ, Antonino.
(Curarigua, 1870-
Curarigua, 1896)
5.
Brumas.
Poesía. Imp. Torres. Carora, 1895.
ESCALONA TORRES, Flavia
(Curarigua, 1942)
6.
¿Como se Organiza un Club de Biología o de Ciencia?
Editado por el Departamento de Extensión del Instituto Universi-tario
Pedagógico Experimental de Barquisimeto, 1978. 31 p.
ESCALONA, Arturo
(Curarigua)
7.
Cuentos de Curarigua.
Biblioteca de Autores Larenses. Edición de Fundacultura y Fundalara.
GIL GUTIÉRREZ, Miguel
(Curarigua,
1877-Curarigua, 1929)
8.
Próceres Larenses.
Imp. Torres, Carora, 1910. 8 pág.
9.
Próceres Larenses.
2da Edic. aumentada. Tip. Arte. Carora, 1928.
GIL YÉPEZ, Carlos
(Curarigua,
1910-Caracas, 1976)
10. Miocarditis
Parásito-Carenciales.
1948. s/d.
11.
Bases y Doctrina para una Reforma de los Estudios de
Medicina en Venezuela, en colaboración,
1961.
12.
Aproximación Antropológica a la Cardiología. El Médico el Paciente y la Muerte.
Editorial Médica Venezolana, Caracas, 1969.
13.
El Médico, el Paciente y la Muerte
(Reedición). Caracas. Monte Ávila, 1974.
14.
Introducción a la Medicina Antropológica. Caracas, 1974. Ediciones OBE, U.C.V., 268 p.
15.
Tres Estudios Sobre Medicina Antropológica.
Obra Póstuma. Edit. Médica Venezolana, 1977, 361 p.
GUTIÉRREZ, Rafael Antonio
(Curarigua,
1867-Humocaro Alto, 1911)
16.
Narraciones de Lourdes.
París, 1905.
17.
La Santa Cuaresma.
18.
La Devoción del Rosario
19.
Viaje a Roma
20.
Catecismo Josefino
MELENDEZ DORANTES, Jesús
(Curarigua, 1946)
21.
La Muerte de las
Golondrinas.
Ediciones de la Casa
de la Cultura
de Curarigua, 1994.
OROPEZA, Ramón
Antonio
22.
Árbol Genealógico de la Familia Oropeza.
Ediciones de la Casa
de la Cultura
de Curarigua, 44 pág.
PACHECO, José de los Santos
(Curarigua, 1942)
23.
Canturías de Curarigua II.
Ediciones de la Casa
de la Cultura
de Curarigua. p. 30
PEREIRA, Carmen Yolanda
(Curarigua, 1951)
24.
Una Aproximación a la Vida y Obra de Rafael Domingo Silva Uzcátegui (1887-1980). Publicación del Centro de Historia Larense.
Impresión: Diario de Tribunales, 1992.
25.
RAMOS, Ennodio
(Curarigua, 1917-
Porlamar, 1984)
26.
Los Pasos del Tiempo.
Poemas. Editado por la
Dirección de Cultura del Estado Nueva Esparta, 1966.
27.
Canto Rebelde. Poemario
28.
Armonías.
RAMOS, Julio César
(Curarigua,
1901-Caracas, 1991)
29.
Los Conuqueros.
Novela. Tip. Americana. Caracas, 1936. 180 p. (Primera edición)
30. Los Conuqueros.
Novela. (Segunda Edición). Editorial Carteles, C.A. 1997. 164 p. Edición
de la Alcaldía
del Municipio Torres.
31.
El Presentimiento.
Novela corta, 1925.
32.
Ruleta Zodiacal.
Cuentos y Juglarios. Edit. Elite. Caracas, 1931.
33.
Falconete.
Memorias de un Periodista. Cooperativa de Artes Gráficas. Caracas, 1933.
257 p.
34.
Falconete.
2da Edición. Talleres de Artes Gráficas. Caracas, 1936. 257 p.
35.
Gerardo Sol
(Epopeya de un hombre nuevo).
Impresores Unidos. Caracas, 1938.
36.
Las Vidas del Gato.
Novela. Publicada con el seudónimo Cirilo Dudamel. Imp. López. Buenos
Aires, Argentina 1947. 115 p.
37.
Las Vidas del Gato y los Pescadores de Charco Azul.
2da Edición aumentada
con un cuento. Publicada sin
seudónimo. Edit. González Porto. Imp. E. Sánchez Leal. Madrid, 1956. 134 p.
38.
Las Vidas del Gato y los Pescadores de Charco Azul. 3ra Edición. Aumentada con un cuento.
Ediciones González. Caracas, 1956. 125 p.
39.
Zorrotigre,
El Dictador que más trabajó para el Diablo.
Novela. Imp. Buenos Aires, Argentina 1949. 119 p.
40. La Selva (Novela). Primera Edición. Gráficas Panamericana, México, 1949. 149 p.
41.
La Selva. (Novela). Segunda Edición. Edición del Ministerio de Educación. Biblioteca
Popular Venezolana. Edit. Arte. Caracas, 1962. 147 p.
42.
El Enigma de los Platillos Voladores.
Reportaje. s/d.
43.
De la
Dictadura de Zorrotigre a la Caminocracia de Carlos
Andrés. Memorias. Ávila Arte. Caracas, 1981, 118 p.
SIGALA, Honorio
(Curarigua, 1893-
Barquisimeto, 1976)
44.
Bosquejo de la Evolución Social
en Venezuela.
Impreso en Argentina, Buenos Aires, 1942, 23 p.
SILVA DE CARMONA, Dalgiza
(Curarigua, 1946)
45.
Versos y más Versos.
Ediciones de la Casa
de la Cultura,
1997.
46. SILVA UZCÁTEGUI, Rafael Domingo
(Curarigua,
1887-Caracas, 1980)
47.
Notas de Viaje.
Diario de un Viaje a Europa, 1917. Tip. Vásquez e Hijos, Barquisimeto. 50
pág.
48.
Historia Crítica del Modernismo en la Literatura Castellana.
Imp. Viuda de Luis Tasso, Barcelona, España, 1925. 459 p.
49.
Psicopatología del Soñador.
Edit. Araluce. Barcelona, España, 1931. Imp. J. Bertrán, 231 p. 14,5 x 22,5 cm.
50.
Enciclopedia Larense.
2 Tomos. Imp. Unidos. Caracas, 1941. Tomo I: 319 p. Tomo II: 540 p.
51.
Enciclopedia Larense.
2da. Edic. aumentada y revisada. 2 Tomos. Imp. Juan Bravo. Madrid, 1969.
Tomo I: 505 p. Tomo II: 622 p.
52.
Enciclopedia Larense.
3ra. Edic. 2 Tomos edición de la Presidencia de la República. Biblioteca
de Autores Larenses. Imp. Servicios Gráficos Editorial Caracas, 1981. Tomo I:
505 p. Tomo II: 624 p.
53.
Historia Biológica de Bolívar. S.P.I. Buenos Aires, 1954. 231 p.
54.
Historia Biológica de Bolívar.
Imp. Talleres Gráficos Universidad de Mérida, 1984, 231 p. Reimpresión.
55.
El Estado Portuguesa.
Biblioteca de Cultura Portugueseña. Imp. Marsiega. Madrid, 1955. 268 p.
56.
Barquisimeto; historia privada, Alma y Fisonomía del
Barquisimeto de Ayer.
Caracas, 1959, 303 p. láminas y planos.
57.
A la Luz
del Psicoanálisis.
Imp. Juan Bravo. Madrid, 1969. 119 p.
58. La Restauración de Monumentos
Históricos en Venezuela.
Imp. Nacional. Caracas, 1969. s/d.
SUÁREZ, Francisco José
(Curarigua, 1924-
Barquisimeto, 1999).
59.
Templos Parroquiales de Curarigua de Leal.
Ediciones de la Casa
de la Cultura
de Curarigua, 1995. Impreso en Editora Boscán C.A.
60.
Estudio Social y Económico de Curarigua de Leal desde la Colonia hasta el siglo XIX
(inédito, 900 pag.)
TORREALBA SILVA, Virgilio
(Curarigua, 1917-
Caracas, 1994)
61.
La Historia como Fundamento de
la Cultura.
Imprenta Oficial del Estado Lara, Barquisimeto, 1950, 19 p.
62.
La voz sencilla.
Crónicas. Edit. Ávila Garrido. Caracas, 1950, 142 p.
63.
Rojo en la
Boína Azul.
Novela. Tipografía Garrido Caracas, 1962, 179 p.
64.
Universidad y Autonomía.
Ensayo, Caracas
1964.
65.
Curarigua su Historia y su Gente I.
Canto a mi Pueblo II.
Ensayo y Poesía. Editado en los Talleres del Consejo de Profesores Jubilados
UCV, 1986, 44 P.
66.
Entre Albas y crepúsculos.
Poemas. Editado en la
Imprenta del Congreso Nacional. Caracas, 1980.
67.
El Caballero de la Libertad. Ediciones del Congreso de la República. Impreso
en los Talleres Gráficos del Congreso de la República, 1983. en el
Año Bicentenario del Libertador.
68.
Derrumbe del Marxismo-Leninismo. Sus causas. Editado en los
Talleres del Consejo de Profesores Jubilados UCV. Caracas, 1990.
YEPEZ, Bernardo
(Curarigua, 1945)
69.
Personajes Curarigüeños.
Ediciones de la Casa
de la Cultura de
Curarigua, 1994. Impresión: Editora Boscán C.A. Barquisimeto.
70.
Liceo Manuel Torrealba Ramos. Materiales para su Historia (1974-2001).
Imp. Universidad Centro Occidental Lisandro Alvarado. Dirección de Cultura,
2002.
71.
El Uvedal les Cuenta su historia. Ministerio del Ambiente, 2003. 119 pag. Ejemplar único.
72.
Cantemos con
Valentín. Cancionero. Publicación del Comité Organizado 80 años de
Valentín Carucí. 26 pág.
71. San Isidro le
cuenta su historia. Colección: “Historia de los de Abajo”. Tipografía y Litografía Horizonte, Barquisimeto 2007, 70
pág.
SERVICIO DE TELEFONOS *
El invento del teléfono fue patentado por Alejandro Graham Bell en los
Estados Unidos en 1876. Seis años más tarde, en 1883 empezaron a extenderse los
primeros hilos metálicos por sobre los aleros de los techos de tejas de las
casas caraqueñas.
Por iniciativa privada de los señores Cruz Mario Sigala Alvarez y Juan José
Herrera Zubillaga se constituyó en Carora a finales de 1913 una compañía con el
objeto de instalar una red telefónica que comunicara a Carora con varias de las
poblaciones del Distrito Torres, entre ellas Curarigua. La central telefónica
en Curarigua fue administrada en sus inicios y por muchos años por Doña Lola
Oropeza de Torrealba que funcionaba en la Calle Bolívar, hoy
casa propiedad de los sucesores de Pompilio Mora. Los suscritores para ese
entonces lo eran Alfonso Ramos, Tomás Suárez, Don Pancho Dorantes, Manuel
Alvarez Oropeza, Pompilio Mora, Octavio Herrera Oropeza y José Silva Alvarez
(poche) y la Jefatura
Civil. Dicha red telefónica enlazaba además a Curarigua con
las haciendas El Tíber (hoy La
Corteza), El Papayal, La Pastora (hoy El Socorro), La Montaña, Campo Alegre,
Altagracia, San Francisco y la
Rinconada. La pulpería de Pompilio Mora en el caserío Joroba
también disfrutaba de tan importante servicio.
Una vez que Doña Lola Oropeza de Torrealba se ausentó de Curarigua, la
central telefónica fue instalada en casa del señor Maximiano Sosa quien fue
además administrador de la misma, ubicada en la calle Bolívar frente al actual
Club Colonial.
Este servicio telefónico a través de hilos metálicos colocados en postes de
madera duró en Curarigua hasta más o menos 1963.
Por el año 1984, por iniciativa oficial siendo Gobernador del Estado Lara
el odontólogo Domingo Perera Riera, la Compañía Nacional
de Teléfonos de Venezuela (CANTV) fueron instalados en Curarigua 4 teléfonos monederos: dos funcionaban en el área
donde habían colocado la antena repetidora, y dos funcionaban frente al
Ambulatorio Rural de Curarigua y uno para uso oficial de la Jefatura Civil, funcionaban a
través de una antena repetidora colocada en el Cerro El Palmiche, cuyo diseño y
materialización de dicho servicio estuvo a cargo del Ing. curarigüeño Gonzalo
Escalona Torres, de grata recordación.
Telefonía celular.- En el segundo trimestre del presente año de 2007,
Movilnet instaló una torre de 48
metros para colocar una antena direccional con
tecnología de la República Popular
China, de uso exclusivo para Curarigua. En los últimos días del mes de mayo, ya
era posible la cobertura para los teléfonos celulares y unos días mas tarde
fueron programados los teléfonos fijos inalámbricos. Este servicio llenó de
alegría a toda nuestra comunidad y a caseríos aledaños a Curarigua, alegría que
se expresó a través de la adquisición de casi 200 unidades de equipos
inalámbricos (habla ya) por parte de los vecinos y caseríos aledaños a nuestro
pueblo.
Telégrafo. La telegrafía inalámbrica o mejor dicho la
radiotelegrafía fue posible en Curarigua a partir de 1965. La oficina fue ubicada
en la calle Bolívar en la casa de la Niña Enriqueta, hoy
propiedad del señor William Rodríguez. Su primer operador fue el ciudadano
Abrahan Encarnación Bello y el mensajero Gabriel Antonio Cuicas. Una vez
removido del cargo el Sr. Bello, lo sustituyó el ciudadano Emilio Rafael
Calderón y posteriormente como último operador fue el ciudadano Alberto
Almeida.
Servicio de
Correo.- Otro servicio básico que existió en Curarigua fue el
servicio de correo. La tradición recuerda al señor Laureano Mendoza que
realizaba este servicio de Carora a Curarigua usando burros como medio de
transporte, una vez a la semana. Y desde la población de El Tocuyo realizaba
este servicio otro señor que no recordamos su nombre, cuya ruta era El
Tocuyo-Curarigua y Barbacoas. La
Oficina del correo en Curarigua la administró por muchos años
la ciudadana Angela Torres y estaba ubicada en su misma casa diagonal a la Capilla San Antonio.
Una vez jubilada la señora Angela Torres la sustituyó Segunda Aldazoro y
jubilada ésta en el año 1996, y como cosa curiosa hasta allí existió este
importante servicio. Si por casualidad alguien nos escribe tenemos que buscar
la correspondencia en la oficina de Correo de Carora.
____________________
* Conversación con el vecino Vicente Escalona, 2007.
ASALTO GUERRILLERO A CURARIGUA EN 1962
En un comienzo, entre 1961 y 1962, la izquierda venezolana se esforzó por
derrocar al gobierno a través de insurrecciones en las ciudades con el apoyo de
guarniciones militares opuestas al régimen de Betancourt. Fue sólo a partir de
1962, luego de los fracasos de Carúpano (4 de mayo de 1962) y Puerto Cabello (2
de junio de 1962) que la izquierda
(PCV-MIR), optó por la guerrilla rural como forma principal de lucha.
Obedeciendo a un plan nacional el mismo día 4 de mayo de 1962, fecha en que
ocurrió el carupanazo, un grupo guerrillero asaltó la población de Curarigua,
Estado Lara. Luego de inutilizar las líneas telefónicas en varios puntos,
recorrieron las oscuras y tranquilas calles del poblado con un megáfono donde
arengaban consignas a nombre del ejército de Liberación Nacional y exhortaban a
la población a no salir de sus viviendas porque sus vidas corrían peligro.
Entre los actos realizados en esta incursión guerrillera se recuerda la
voladura con niples de la puerta principal de la antigua sede de la Jefatura Civil de
Curarigua y una de sus ventanas, por eso se puede observar que tanto la puerta
como una de sus ventanas son de láminas de hierro, además dañaron un vehículo
automotor del conocido agricultor Orlando Gil González, hicieron explotar
niples frente a la casa de habitación del Jefe Civil Sr. José Silva Alvarez
(Poche) y efectuaron numerosos disparos, cuyas perforaciones todavía se pueden
apreciar en el portón y sus ventanas. La única persona que al oír los disparos
realizados por el Comando Guerrillero y sin saber qué estaba pasando fue Ramón
Escalona (El Chemeco) que optó por buscar su escopeta y desde su casa realizó disparos
al aire.
Días después, luego de las investigaciones respectivas, se supo que los
guerrilleros venidos de Carora habían dejado sus vehículos (un Mercedes Benz
negro y un Wolswagen rojo) en El Paso del río de Curarigua que por estar
crecido llegaron a Curarigua, a pie con sus armas al hombro. Las
investigaciones posteriores llegaron a la conclusión que se trataba de una
célula guerrillera con conexión nacional conformada por Ricardo Rosas (Cae),
los hermanos Padilla del Barrio Torrellas y Jesús María Oropeza, hijo del
curarigüeño Maestro León Oropeza. Esta célula guerrillera tenía sus contactos
en Curarigua y se cuenta que la conformaban Alberto Andara, Hernán Camacho,
Isidro Sánchez, Rafael Antonio Silva (Pepén), Juan Rivero conocido popularmente
como El Pompiliero por ser dependiente del negocio de Pompilio Mora y el
productor agropecuario Hugo Oropeza entre otros. Como consecuencia de las
investigaciones realizadas por los órganos del Estado, varias de los
subversivos fueron detenidos por los organismos de seguridad, entre ellos Pablo
Pérez, Juan Rivero El Pompiliero y Eleuterio Meléndez Dorantes.
GASTRONOMÍA Y ALIMENTACIÓN
Luis Eduardo Mora Santana
Sabores
y Olores de Curarigua
La gastronomía es para los pueblos una tarjeta de
presentación, constituye una construcción colectiva, porque vive en ella el
sentir de todos cuanto han hecho aportes para su configuración y porque todo
aquel que comparte ese espacio se siente heredero de lo que sus conterráneos
han hecho. Así sucede con Curarigua y en todo ese valle
por donde se desliza el río Curarigüita. Un pueblo colonial donde el tránsito
histórico de conexión con El Tocuyo, Carora y el pie de monte andino de
Barbacoas, permitió que todo el que venia trajera y el partía desde allí,
llevara algo en las alforjas para mitigar el hambre en el camino. Cada cual fue
poniendo un sabor y un olor a las comidas y el tiempo se encargó de amalgamarlo
en una sola pieza.
Es Curarigua tierra ancestral de sembradíos de caña
y no cabe duda que desde el trapiche como lo señalara Moreno Fraginals, se
generó toda una "sociología del dulce", donde la melcocha, especie de
pan de azúcar aderezada con especias, se convirtió en sustento de viajeros y
jornaleros y en la delicia de grandes y chicos cuando aún la globalización no
asomaba los vientos de la uniformidad de los caramelos envueltos en celofán. El
papelón tan nuestro, ese capullo cónico, a veces rubio y otras moreno acompañó
hasta hace poco las bebidas para alimentar a los curarigüeños y para otros que
por herencia que quizá nos vino con la brisa andina, lo hicieron acompañar de
un pedazo de queso en una mezcla antagónica de lo dulce y lo salado. Cuántas
generaciones de curarigüeños han bebido guarapo, que no es otra cosa que una
infusión de papelón disuelto a la que se le puede agregar leche y una pizca de
café y que en casa de humildes y adinerados sirvió de sustento de los más
chicos. El morral del peón de hacienda, del conuquero o del viajero pedestre o
de lomo de bestia del pasado, seguro que contó con ese bastimento para
garantizar el sustento.
Siendo Curarigua un pueblo de encuentro que en el
pasado permitió ver el paso de viajeros, contó siempre con un lugar para
mitigar el hambre. A finales del siglo XIX y hasta mediados del siglo XX,
encontramos a Teolinda Torrealba, una mujer que se encargó de preparar comida a
visitantes en su casa de habitación, tarea que heredó su hija María Andara,
personaje que se recuerda en la actualidad como una de las embajadoras
culinarias más representativas de la contemporaneidad curarigüeña reciente. Ir
a Curarigua y sentarse a degustar un platillo donde María Andara era sentirse
como en la propia casa. Sus manos llenas de una sazón especial para condimentar
sobre todo las caraotas refritas, un plato emblema, aderezadas con manteca de
marrano y otros aliños que sólo ella conocía. Los años cincuenta y sesenta curarigüeños
contaron con otra extraordinaria mujer que satisfacía los gustos de los
comensales que hasta su negocio acudían, me refiero a Rosario Cuicas,
dependiente de una tienda de variedades y hasta de
bebidas refrescantes, donde también ofrecía caldos, sancochos y mondongos entre
otras exquisiteces. Era parada obligatoria de los que venían al pueblo y lugar
de encuentro en tiempos de fiestas.
Sin embargo, el satisfacer
paladares no sólo ha constituido en Curarigua una razón comercial, más bien se
pudiera decir que la misma razón de ser un pueblo de encuentro, fue
configurando la razón humana de la solidaridad con el que llega. Esa condición
la poseía doña Juana del Carmen Guédez, mujer dispuesta a brindar sus mejores
galas al visitante y en su propia casa ofrecer lo que sus manos elaboraban como
por ejemplo las longanizas, especie de chorizos criollos de la que sólo ella
tenia la receta particular, plato que ofreció a quien le visitara por la sola
paga de conocer la impresión de sus comensales. Un sancocho de gallina del
fogón de doña Juana era un potaje suculento, cocido al muy estilo curarigüeño,
sin verduras, si acaso yuca o topocho verde, porque lo demás y a decir de la
propia Juana: "le roba el sabor al caldo".
La cultura culinaria curarigüeña
está ligada a la existencia del cerdo, de él su manteca para condimentar, las
longanizas y chorizas y como olvidar los chicharrones de concha o carraos de
los cuales Vicente Escalona recuerda los hechos por Félix Escalona en los años
cuarenta, y los más recientes como los de Ramón Escalona el Chemeco, los de
Miguel Torrealba y Toño Santana son aún una delicia que se comen de la bolsa al
paladar como los elaborados por una franquicia comercial. En Curarigua a la
morcilla se le llama choriza, y las hacen con la sangre y las vísceras del
chivo y eran famosas entre otras las que elaboraba la familia de Eulogio
Colmenárez. Las empanadas tienen en Carmen Crespo una representación colectiva.
Crujientes y en las manos de todos en cualquier calle del pueblo.
La dinámica actual ha exigido
que surjan personajes corno Atala "Talita" Carucí y Gisela González
que haciendo los mejores esfuerzos cuidan de brindar a propios y extraños los
platos tradicionales curarigüeños, como el mondongo de paticas de chivo o de
cabeza de marrano, el mismo que libra una batalla con médicos y dietistas, pero
que en el pasado, las labores más movidas que hoy se encargaban de liberar los
posibles excesos.
No puedo dejar de destacar los
dulces, conservas, panes, templones, quesillos cubiertos y suspiros que hacía
Mónica Mejias, concertada de la casa de Doña Rosario Torres de Dorantes. En la
esquina de aquella casa se reunían los pequeños a contar lochas, medios y
reales para completar la paga del banquete de golosinas que allí vendían. Y
cómo no recordar a la niña Celina Torres que tenía unas manos mágicas para
hacer panes y amasijos de maíz y de trigo, los mismos que en temporadas salía a
vender por las calles a grito de pregón Jorge Santana, sólo que en su inocencia
gritaba “Vendo la cuca de la niña Celina” refiriéndose a las catalinas o
paledonias y por lo cual fue reprendido severamente por la propia panadera, por
la supuesta afrenta moral.
No es fácil señalarlos a todos cuantos han aportado por la contribución
gastronómica de la tierra del tamunangue, pero seguro que en los que he
señalado queda representada buena parte de la cultura culinaria de los
curarigüeños.
VISITA DEL EJECUTIVO DEL EDO. LARA A CURARIGUA Y OTROS
PUEBLOS DEL ESTADO LARA. 27 DE JUNIO DE 1887[24]
…Trabajoso es el camino que de Carora conduce a Curarigua; pero acompañado
por los señores Generales Francisco N. Giménez, Miguel Oropeza, Rafael Silva,
Andrés A. Alvarez, F. Franco Urrieta, C.M. Sigala y otros que no recordamos, y
que se dignaron seguir con nosotros hasta aquella población, que el nunca bien
sentido Doctor Ildefonso Riera Aguinagalde llamó con razón “La perla del Dto.
Torres", la jornada aunque ruda, se nos hizo insensible, y a las 7 h. 18 m. nos desmontamos en el
paso de Sn. Antonio, sitio encantador donde se nos había preparado un opíparo
desayuno, pues desde la noche antes había salido de Carora el sr. Alberto
Yépez con este objeto, y allí nos esperó, de tal manera preparado, que más que
un desayuno nos guardó un almuerzo abundante y variado, que mereció toda nuestra
voluntad.
Mientras se desayunaban los que se habían quedado atrasados, varios vecinos
del lugar, con guitarras y maracas pusierónse a tocar, y el señor General Juáres,
que al sentir un preludio se convierte en un músico de raza, tomó una de las guitarras,
y ya con ella, ya con un par de maracas, que maneja con suma habilidad, se
hizo por 20 m.
miembro de la campestre orquesta.
Seguimos la marcha, y a las 9 h. 30 m. llegamos á la cima del cerro á cuyo pié
se extiende el rico y pintoresco valle de curarigua, y no pudimos menos que
detenernos a contemplar con admiración el espléndido panorama que se presentó
ante nosotros; figúrese el lector que no conozca aquella bella Comarca, un inmenso
campo de verdura, al pié de la empinada cordillera de los Andes, en cuyo
multiplicados matices se ve con asombro un indescriptible lujo de naturaleza;
valle anchuroso, sembrado de grandes plantaciones de caña y numerosos
cafetales, y a pequeñas distancias los blancos edificios de las haciendas y acá
y acullá, grandes y blanquísimos torreones despidiendo humo; y en medio de este
mar de flores y verdura, el pequeño, pero lindo pueblo fundado por Berrío en
1610, y que desde el lugar en que, casi á vista de pájaro, lo contemplamos, nos
pareció una bandada de blancas palomas posadas sobre un campo de gramas y flores.
Aquel valle y aquel pequeño pueblo son de los más bellos que hemos visto en el
Estado.
El señor Doctor Gabriel Gil nos
había ido á encontrar hasta el pié del cerro de “Bachaquero", como a 10
Kms. de Curarigua, y ya iba en nuestra compañía cuando encontramos al General
Francisco Gutiérrez, que encargado de la Jefatura Civil del
Municipio, salió al encuentro del Gobierno con un numeroso grupo de ciudadanos
á caballo. Antes de entrar a la población encontramos formadas las milicias
del Municipio, como 500 hombres, con sus banderas amarillas cada cuerpo, y ella
fue la primera que recibió al Gobierno con entusiastas aclamaciones y vivas al
Partido Liberal, a Guzmán Blanco, a Juáres y al Gobierno del Estado. La calle
principal había sido convertida en una inmensa gruta de banderas y flores,
todas las ventanas cubiertas de guirnaldas y en ellas apiñadas damas y niños,
y a cortos trechos levantábanse vistosos arcos, todos ellos coronados con el
retrato del Regenerador de la patria. Junto con la milicia, que siguió a la
población, con el Gobierno, marchaba la música tocando el Himno Nacional, y los
cohetes y triquitraquis, usados allí con profusión, hicieron de aquella entrada
una escena indescriptible.
Al llegar al primer arco, se adelantó unos pasos el Doctor Gil, y tomando
la palabra, ofreció al Gobierno, en nombre de las autoridades y vecinos de la
población, franco hospedaje y cariñosa acogida, su discurso sencillo y rico en
pensamientos felices, versó sobre las glorias del Gran partido Liberal y su
ilustre Jefe el General Guzmán Blanco, sobre la conveniencia de la paz y sobre
la gratitud a que tiene derecho Guzmán Blanco en el corazón de los hombres
honrados y laboriosos.
Seguimos adelante, y desde que penetramos en la calle una lluvia de flores
empezó a caer de las ventanas sobre la comitiva, arrojadas por niños que en
ellas estaban con sus cestas, y adelante marchaban los alumnos de la Escuela cubriendo el
pavimento de ellas. Aquella ovación no parecía obra de una población tan
pequeña sino de una ciudad en que fuera compacto el entusiasmo por una sola
causa. En el tercero de los arcos había una tribuna, en la cual esperaba al
Gobierno el joven Manuel Torrealba Ramos, quien en un bello y corto discurso le
dio la bienvenida en nombre del pueblo; y más adelante en el 5to de
los arcos, ya para llegar a la casa que se tenía preparada para hospedarnos, se
levantaba otra tribuna, desde la cual habló el joven Ignacio Sigala, preceptor
de una de las Escuelas Federales; y en nombre de la juventud de curarigua
presentó sus plácemes a las autoridades del Estado. A estos discursos
contestaron los Generales Rocha, Ríos y Juáres, y el último dio las gracias no
sólo en nombre del Ilustre Americano, cuyo nombre fue repetido con amor en
estos discursos, sino también á su propio nombre por los conceptos honrosos que
en particular se le tributaban en aquel pueblo digno por su laboriosidad y
reconocida honradez, de toda la estimación de los hombres de rectitud.
Nos desmontamos en la casa que se tenía preparada para hospedarnos, allí
nos acabamos de convencer de que en Curarigua se sabe ser espléndidos, el aseo
de los dormitorios, la profusión de todo cuanto pudiéramos necesitar estaba al
alcance de la mano; y a las 12 h. el Jefe Civil acompañado de varios
ciudadanos, fue a buscar al personal del Gobierno para conducirlo al banquete
con que fue obsequiado. Lujoso estaba el local, y desde la puerta al comedor
marchaban adelante algunos niños regando flores; en uno de los extremos de él
se levantaban dos pequeñas tribunas desde las cuales ofrecieron el banquete dos
niños, en pocas, pero muy oportunas palabras.
Concluido el banquete, fuimos a cumplir con los deberes oficiales que el
secretario General nos había encargado, de visitar las Jefaturas de Municipio
para examinar los libros de Registro Civil, y habiéndolos encontrado en
perfecto acuerdo con la ley, tuvimos el gusto de participarlo así á nuestro
superior.
El resto del día lo pasamos departiendo con los bondadosos vecinos de aquel
pueblo, feliz, por sus pingüez riquezas, por la honradez y amor al trabajo que
distingue a sus moradores y de lo cual son pruebas sus costumbres, su vida
tranquila y el bienestar de que disfrutan.
A las 4 h. 10 m.
del 28, emprendimos marcha para la ciudad de El Tocuyo, y aunque el sr. General
Crispín Yépez fue sorprendido por nuestra llegada, pues esperaba aviso de
Carora, de la salida del Gobierno, y este le llegó casi al mismo tiempo, por
haberse detenido el posta en el camino, tuvo tiempo de salir al encuentro de los Magistrados, como 6 Kilómetros de la
ciudad, y engalanar a esta con banderas: como el General Yépez con el personal
de los empleados del Distrito y algunos amigos, otros grupos de ciudadanos
salieron a nuestro encuentro y llegamos a la ciudad con numeroso
acompañamiento. Fuimos hospedaos en la hermosa casa de Gobierno de aquella histórica
ciudad, que puede llamarse la
Atenas del Estado, por el amor a las ciencias, que distingue
a sus hijos. El General Yépez procuró con sus atenciones para con los
Magistrados, y para con cada uno de nosotros hacernos agradables las horas que
allí estuvimos, y no podemos olvidar las atenciones de que fuimos objeto por
parte de los jóvenes Ricardo Gil y sus bondadosos hermanos, de los señores Clemente
Echegaray, Gelacio Rivera y otros que no recordamos por el momento, pero a los
cuales enviamos desde aquí nuestro recuerdo de gratitud.
El Gobierno practicó la visita oficial á las oficinas públicas y tanto las
visitadas por el Jefe del Estado y el secretario General, como las de
Municipio, que en su nombre visitamos nosotros, no dejaron que desear.
Por las noches llegaron a El Tocuyo los señores Pablo Giménez Escalona,
Elías Agüero, Juan B. Alvarado y Francisco de p. Sánchez, comisionados por Quíbor
para ir al encuentro del Gobierno, y nos preparamos para seguir marcha para
aquella ciudad en la madrugada del 29.
ACLARATORIA
SOBRE EL NACIMIENTO DEL COMANDANTE ANTONIO DÍAZ (1787-1835)
(Epónimo de la Parroquia)
INTRODUCCIÓN
I
Como
consecuencia de importantes actividades de los investigadores Ramón Querales
(Cronista oficial del Municipio Iribarren) y Jesús Arispe Álvarez, fue
publicado en el diario "El Impulso" de Barquisimeto del día 4 de
marzo de 1991, un interesante trabajo titulado "El Primer Comandante
Antonio Díaz: Otro epónimo que tampoco es larense".
La publicación
en referencia está apoyada en documentos que gracias a la perseverancia de los
investigadores antes citados; hoy lo hemos reeditado nuevamente para que puedan
ser conocidos por el pueblo y tienen la indiscutible importancia de esclarecer
una situación de carácter histórico en relación a la Parroquia Antonio
Díaz.
Los documentos
en que se apoya este trabajo, entre los cuales cito en primer lugar el Acta de
matrimonio del Cabo Primero Antonio Díaz, (junio 1805), varios escritos
existentes en el Archivo General de la Nación, "Sección Servidores de la República" y
Sección "Secretaria del Interior y Justicia" y Testamento del
Comandante Antonio Díaz, (1835), prueban que éste nació en la ciudad de
Caracas, que en esa misma ciudad contrajo matrimonio en 1805 y que murió en
Barquisimeto en diciembre de 1835.
Otro documento,
según declaración testamentaria del Comandante Antonio Díaz, dice así':
".... una hacienda de caña situada en el pueblo de Curarigua de Leal, con
cuatro almudes de Caña de primer corte, su trapiche nuevo, una parrilla con
tres fondos, una casa de
habitación pajiza cubierta de lo mismo con una grande extensión; y linda por el
naciente por el Río de la misma parroquia; por el poniente con aguas abajo
desde la piedra colorada; por el norte con la Hacienda de Altagracia, y
por el sur con la posesión de la viuda Juliana; cercada con empalizada
embutida, con su puerta de golpe al Río la cual está dividida por medio con otra
puerta de golpe para entrar a la
Hacienda, otra para entrar al patio de la Casa, y otra para salir para
Campo Alegre".
Y para concluir
su valioso trabajo, Querales y Aríspe Álvarez insertan otro documento: la Partida de Bautismo de
Juan Antonio Díaz, nacido en Curarigua el once de agosto de 1787 e hijo de don
José Díaz y de Isabel Escalona. De este Antonio Díaz hace referencia el
historiador y compilador curarigüeño R.D. Silva Uzcátegui en su Enciclopedia
Larense. Tercera Edición, pero habiendo tomado información en dos trabajos
anteriores, uno de los cuales se debe al Sr. Miguel Gil Gutiérrez, quien a
través de su folleto "Próceres Larenses'', publicó la partida de Bautismo
del Comandante Antonio Díaz Hernández pero confundiéndolo con el curarigüeño
Antonio Díaz Escalona. El otro trabajo se debe a José María Zubillaga Perera,
quien igualmente confundiéndolo con el nombre de Antonio Díaz Escalona y lo
incluye en su "Procerato Caroreño". Como se puede notar, es historia
local, y de la muy interesante.
II
EL
PRIMER COMANDANTE ANTONIO DIAZ, OTRO EPÓNIMO QUE TAMPOCO ES LARENSE
En el documento
que es manifestación de la última voluntad del Comandante Antonio Díaz consta
que:
"En la
ciudad de Barquisimeto a los veinte y siete días del mes de Diciembre de mil
ochocientos treinta y cinco ante mí José Antonio Escorcha Alcalde primero
Municipal del Cantón acompañado de actuarios y de los testigos que se nominarán
pasé a la cárcel pública de esta ciudad a efecto de que el señor Antonio Díaz
otorgue su testamento en virtud de hallarse sentenciado a muerte por el
Tribunal Inferior y aprobado por S.C. la Corte Superior…
Terminada aquí
una larga y generosa vida consagrada a la lucha por la independencia
venezolana, a la complicada Política de un país que sólo sabía resolver por
medio de las armas sus problemas sociales y del poder, pero, además, dedicada
al trabajo agrícola en zonas del actual Estado Miranda y en el hoy Estado
Lara.
Desconocemos la
mayor parte de sus actuaciones pero en los interrogatorios a que se le sometió
en el juicio que le fue incoado por su participaci6n en la Revolución de las
Reformas, manifestó que desde muy joven se alistó en los ejércitos republicanos
a los cuales sirvió durante casi toda su vida.
Contrajo
matrimonio en 1805 y esta es el acta:
"En tres
días del mes de junio del año de mil ochocs habiendo procedido la exploración
de voluntades e instrucn. en la Docta. Christa. tas licens. necess. Confn. y
comn. y las amonests. qe. dispone el Sto. Concilio de Trento, y no resultando
impedimento alguno de ellas ni de tas qe. se publicaron en las parroquias de
N.S. de Candelaria, Santa Rosalía y pro el párroco Castrense como consta de las
certificaciones las que quedan en el archivo de mi Cargo. Yo el infrascrito
Cura Rector de esta Santa Iglesia del S.S. Pablo de la Ciudad de Caracas y el Ve.
Párroco Castrense B. D. Antonio Gonzáles. Asistimos y presenciamos el
Matrimonio que por palabras de presente Segn. ordn. de N.S. Y. contrajeron D.
Antonio Díaz Cabo Primero del Batallón Veterano de esta Ciudad hijo legítimo de
D. Pedro Paulino Díaz y de Doña María Celedonia de la Luz Hernández y Doña
Maria de los Ángeles Álvarez hijo legitimo de Don Matías Álvarez y de Doña
Mercedes Guzmán todos naturales y vecinos de esta Ciudad, y de esta feligresía.
En el mismo les di las bendiciones nupciales según el ritual romano. Fueron
testigos que se hallaron presentes el referido Matrimonio Don Pedro y Doña Ana
Josefa Díaz y Don José Nicolás Álvarez, todos vecinos de esta Ciudad y para que
conste lo firmo.
Br. Domingo de
Herrera
Al margen dice:
D. Antonio Díaz y D. María de los Ángeles C. y Vs. (libro segundo de Matrimonios de Blancos de la Iglesia de San Pablo, de
Caracas, correspondiente a tos años 1782-1806. folios 185 vto. a 186).
Según esta acta
de matrimonio en 1805 Antonio Díaz era Cabo primero. En un documento que existe
en la Sección
"Servidores de la
República" del Archivo General de la Nación, dice el propio Díaz
que en 1811:
"hallándome
en Valencia y teniendo noticias de que el Libertador se acercaba a la provincia
por el Occidente, me propuse hacer por mi parte cuanto estuviese a mi alcance
para arrojar del país a los enemigos que estaban diseminados por el Llano. A
este fin marché solo hasta Chaguaramas donde pude reunir doce hombres de conocido
valor y patriotismo, entre ellos el ciudadano Julián Infante, Coronel ahora de
los Ejércitos de la
República, con los cuales intimé al Teniente de aquel pueblo
que conociese, como desde luego reconoció nuestro pabellón: establecí
provisionalmente autoridades republicanas y formé compañías de Infantería y Caballería,
en que tomó plaza el ciudadano N. Silva (léase Laurencio Silva) que en el día
es Coronel y ha sido Comandante de Dragones de Apure”.
"agrega que
con la gente que había reunido pasó a Valle de la Pascua, la cual ocupó sin
resistencia, lo mismo que a Tucupido, posteriormente
logra someter a Boves en varios encuentros sobre Calabozo ... y desalojar a
Rosete de Cantaura", de donde es nombrado después, su Comandante. Por su
brillante desempeño en estas luchas el libertador lo asciende a Teniente
Coronel vivo y efectivo de Caballería.
En 1814 -también
según este documento - emigra a Oriente, y después de la batalla de Aragua de
Barcelona, el 18 de agosto de 1814, donde es herido, pasa a las Antillas en
calidad de refugiado.
Debió regresar a
Venezuela con el resto de emigrados del terrible año 14 e incorporarse
nuevamente a las innumerables peripecias de la lucha emancipadora. En 1826 era
Sargento Mayor del Escuadrón Cívico de Caracas del cual es licenciado el 25 de
abril de 1828 cuando recibió sus letras de Cuartel.
Entre 1823 Y
1825 se desempeñó, sin abandonar aún el servicio militar, como diezmero en
haciendas de cacao en Tapipa, Panaquire y otras poblaciones del Estado Miranda.
El 4 de enero de
1830 solicita ser admitido nuevamente al servicio de la República y que se le
coloque en uno de los cuerpos que se estaban formando y el 8 de enero se le
admitió, según lo manifiesta el propio Díaz en correspondencia del 1° de
noviembre de 1831.
El 7 de
septiembre de 1830 dice que marchó "a San Carlos con la División y a las órdenes
del jefe de Estado con destino de Mayor de la primera Columna de
Caballería".
Desde Valencia
fue enviado, por el presidente de la República, a organizar en El Tocuyo el Escuadrón
Tiradores de Occidente. El 19 de diciembre de 1830, desde su nuevo destino, se
dirige al Secretario de Hacienda para exponer que teniendo "hecha una
asignación de cuarenta y cinco pesos a la señora Juana Josefa Izquiel con el
objeto de mantener parte de mi familia y cinco niñitos que tengo al cuidado de
dicha señora en Caracas", sin embargo de que dicha suma se le ha
descontado de sus sueldos según certificación del Comisario sustituto del
Cantón Tocuyo, la beneficiaria nombrada por él no la ha recibido.
"Sucede,
pues - escribe -, que esta parte de mi familia y mis tiernos hijos no tienen
absolutamente otra cosa de que subsistir sino es de éste pequeño socorro que le
dejé al tiempo de mi marcha de Valencia para el Occidente, y probablemente si
no se les da el resultado seria reducirse a la mendicidad". (Archivo
General de la Nación
Sección de "Servidores de la República").
Hallándose en el
desempeño de aquella comandancia en El Tocuyo se le expidió nombramiento en las
Administraciones de Tabaco y Hacienda Interna del Cantón Carora cuando el
titular de este destino, el Sr. Juan Bautista Aguinagalde fue encausado por su
participación en el levantamiento de noviembre de 1830 encabezado por el
Comandante Estanislao Castañeda. (Archivo General de la Nación. Secretaria
del Interior y Justicia, 1830, tomo X folios 252-253).
En relación a
este nombramiento escribe Antonio Díaz el 9 de diciembre de 1830 al Comandante
de los Destacamentos y de la
Brigada de Occidente, sobre correspondencia que le había
enviado el corregidor Interino de Carora.
"Con esta misma fecha contestó al expresado Corregidor
diciéndole no poder encargarme de este destino por las siguientes razones: 1º porque
habiéndome S. E. el presidente del Estado destinado a esta ciudad a organizar
el cuerpo del Escuadrón Tiradores, esta remoción debió haber venido por el
conducto de S.E. para poderme separar de aquí pues a la vez que el expresada
cuerpo se está reuniendo por orden del mismo Gobierno Supremo quedaría en
devolución si me separase; 2° Que he creído no ser yo el nombrado y si otro
Antonio Díaz, porque sabiendo el gobierno que resido en este Cantón la
comunicación la dirigen al de Carora; sin embargo de ésto quedo dispuesto
aguardando contestación de V.S. y siempre que el Gobierno me juzgue más
necesario en éste, cumplo su resolución"-.
Se le ratificó
el nombramiento seguramente.
El 1º de
noviembre de 1831 escribe al Presidente de la República que
"Deseoso ya de descansar y contraerme al trabajo más para hacerla con
absoluta libertad es indispensable obtener de nuevo mis letras de Cuartel como
lo solicito ahora con el goce de la tercera parte que me corresponde según mi
graduación...”
No le fueron
concedidas sus peticiones.
Durante su
permanencia en Carora, el Comandante Díaz probablemente adquirió la propiedad
agrícola que declara en su testamento:
" ...una
Hacienda de Caña situada en el pueblo de Curarigua de Leal con cuatro almudes
de Caña de primer corte, su trapiche nuevo una parrilla con tres fondos una
casa de habitación pajisa cubierta de lo mismo con una gran extensión; y linda
por el naciente con el Río de la parroquia; por el poniente con aguas abajo
desde la piedra Colorada; por el norte con la Hacienda de Altagracia, y
por el Sur con la posesión de la viuda Juliana; cercada con empalizada embutida
con su puerta de golpe al Río, la cual está dividida por el medio con otra
puerta de golpe para entrar a la
Hacienda, otra para entrar al patio de la Casa, y otra para salir para
el Campo Alegre”.
Cuando en 1835
el General Florencio Jiménez se revela contra el gobierno central como jefe en
occidente de la llamada Revolución de las Reformas, Antonio Díaz se le une y
fracasada la insurrección es detenido, sometido a juicio, condenado a muerte y
fusilado el 28 de diciembre de 1835 en el sitio que hoy ocupa la plaza
Altagracia, carrera 19, entre calles 20 y 21 de Barquisimeto.
Lo dejo
en el caballo, en esa hora
Crepuscular
en que buscó la muerte
Que de
todas las horas de su suerte
Esta
perdure, amarga y vencedora.
(J.L. Borges. “Alusión
a la muerte del Coronel Francisco Borges").
Este Antonio
Díaz, para cuyo final trágico aún no se encuentra justificación, no es el
Antonio Díaz nacido en Curarigua el 11 de agosto de 1787.
No es.
Léase la partida
de Bautismo de este último la cual se encuentra en el libro de Bautismos de la
parroquia de Curarigua No. 2, 1780-1803,
folio 53 vuelto y que a la letra dice:
"En diez y
nueve de Agosto de ochenta y siete (1787) años, yo el infrascrito Cura de Barbacoas
e interino desde Valle de Curarigua con licencia del Sr. Vicario Bauticé
subcondicioné puse el santo óleo y crisma y di Bendiciones según el R.R. a Juan
Antonio que nació día Once de dicho mes y años. Hijo legítimo de don José Díaz
y de Isabel Escalona parda libre vecinos deste valle le havía echado agua José
Eugenio Rojas también deste valle lo tuvo entonces Francisca Antonia Escalona
fue padrino Juan Bernardo Bega mestizo deste valle vive en Ira a quien advertí
el parentesco y obligaciones que certifico y firmo Fho. Vt., supra
Jossef Antonio
Pérez
Al margen dice:
Jun. Anto. Pardo libre.
También puede
leerse esta partida en el primer tomo de la Enciclopedia Larense,
3a. ed., de 1981, de R.D. Silva Uzcátegui pero, posiblemente quien primero hizo
mención del Comandante Antonio Díaz Hernández pero confundiéndolo con el curarigüeño
Antonio Díaz Escalona y publicando la partida de Bautismo de este, fue el Br.
Miguel Gil Gutiérrez en su pequeño folleto Próceres Larenses; después en 1927
José Ma. Zubillaga Perera, con igual confusión lo incluye en su Procerato
Caroreño. De ellos toma la información que incluye en su Enciclopedia el
historiador Silva Uzcátegui.
Según esta
partida, este Antonio Díaz era hijo de José Díaz y de Isabel Escalona, pardos
libres, vecinos del valle de Curarigua, y según el testamento de 27 de
diciembre de 1835, certificado por José Antonio Escorcha y los testigos
Francisco Alvarado, Alejandro Castejón, Toribio Martínez, Concepción Parra y
José Jesús Palacios, Antonio Díaz, el prócer, era "hijo legítimo del
legítimo matrimonio de los señores Pedro Paulino Díaz, difunto, y María Celedonia
Hernández, vecinos y naturales de la ciudad de Caracas”.
Así también
consta en el acta de Matrimonio antes citada.
Son dos Antonio
Díaz diferentes hijos de padres diferentes.
El curarigüeño
sería Antonio Díaz Escalona. El prócer, caraqueño, sería Antonio Díaz
Hernández.
R.D. Silva
Uzcátegui sólo menciona a Carmelo como hermano de Antonio Díaz Escalona pero
tuvo otros hermanos: María Josefa, la mayor; Maria Jacinta, la segunda, Maria
de la concepción la tercera; Juan José, el cuarto. Antonio fue el quinto de los
hermanos. Maria Simona, la sexta.
Hecho curioso.
El Comandante Díaz conoció bien a Carmelo, José del Carmen o José Carmelo
nacido el 18 de julio de 1791, puesto que lo menciona en la 11a. cláusula de su
testamento declarando que "en casa de Carmelo Díaz en Curarigua tiene un
sable de latón plateado”. Se ha dicho que este Carmelo luchó en la Independencia. Murió
en su pueblo natal el 8 de diciembre de 1869.
¿Qué pasará
ahora?
¿La parroquia
Antonio Díaz se seguirá llamando así, en homenaje al curarigüeño o por el
Comandante Antonio Díaz Hernández quien por algunos años actuó como uno de los
hacendados de aquella hermosa tierra en la región de Campo Alegre?
Como sea, lo
importante es que cuando se hable de Antonio Díaz, no se confundan, en una
sola, las personas que llevaron este nombre.
Por cierto, hubo
otro Antonio Díaz, margariteño, quien durante el proceso de nuestra
independencia sirvió a las armas libertadoras en la sección de la Marina de Guerra, bajo el
mando del Almirante Brión. En el Estado Delta Amacuro existe un municipio
Antonio Díaz, cuya capital es Curiapo.
¿Y qué irá a
opinar el Centro de Historia Larense sobre este nuevo problema de historia
local que ahora ponemos al descubierto?
NOMINA DE JEFES CIVILES, JEFES POLITICOS, PREFECTOS Y
ALCALDES DE LA
PARROQUIA ANTONIO DIAZ DESDE 1873 HASTA EL 2000.
I
La actual parroquia Antonio Díaz del Municipio Torres del Estado Lara, ha
sido en su división territorial: parroquia Curarigua, Municipio Curarigua
(hasta 1936), Municipio Antonio Díaz y Municipio Foráneo Antonio Díaz como lo
denominó la
Asamblea Legislativa del Estado Lara en sus sesiones
ordinarias de 1987.
Sus autoridades, es decir, la representación del poder Ejecutivo a nivel
local han sido conocidas con los nombres de Jefes Civiles, Jefes políticos,
prefectos y Alcaldes.
Desde el 7 de noviembre de 1945 y por decreto No. 36 del Ejecutivo del
Estado Lara, quedaron abolidos la denominación de Jefes civiles de Distrito y
de Municipio, llamándoseles Gobernador y prefectos respectivamente.
Pero cuando todavía no estábamos acostumbrados a unas denominaciones que
venían a sustituir las tradicionalmente conocidas de Jefes Civiles, un nuevo
cambio vino a aumentar la confusión.
A mediados del mes de Agosto de 1947, el presidente del Estado fue llamado
Gobernador y como esta era la denominación oficial de las primeras autoridades
de los Distritos, se les dio entonces la de prefecto, pasando en consecuencia a
ser Alcaldes los funcionarios correspondientes de los Municipios.
Hoy nos encontramos con una nueva denominación, como es la de Jefe Civil a
la primera autoridad de la parroquia Antonio Díaz, denominación que tiene
vigencia a partir de 1990, seguramente para no traer confusiones con la
denominación de Alcalde de los Municipios.
II
La vigencia de un
registro moderno de los hechos vitales en Venezuela se inicia el 1 de enero de
1873, cuando el presidente Antonio Guzmán Blanco decretó la Ley sobre Registro del Estado
Civil, la cual dispuso que: “… los nacimientos, matrimonios y defunciones se
harán constar en un registro especialmente destinado a este objeto…” En el caso
de Curarigua le correspondió el
honor de abrir este registro al Sr. Filadelfo Oropeza, en 1873. A continuación la lista respectiva:
1.
FILADELFO OROPEZA.
Desde la apertura del primer libro en 1873. Luego desde el 1ro. de enero de
1878 hasta el 28 de agosto de 1878.
2.
JUAN L. VEGAS.
1874.
3.
FRANCISCO
GUTIÉRREZ. Desde el 7 de enero de 1875 hasta el 15 de junio de 1875. Luego
desde el 21 de agosto hasta el 13 de diciembre de 1875. seguidamente desde el 8
de febrero de 1876 hasta el 31 de mayo de 1876. Después desde el 9 de octubre
de 1876 hasta el 23 de diciembre de 1876. Luego desde el 29 de junio de 1882
hasta el 13 de mayo de de 1883. seguidamente desde el 27 de junio de 1883 hasta
el 31 de diciembre de 1883. Luego desde el 9 de enero de 1888 hasta el 31 de
diciembre de 1888. y por último estuvo desde el 14 de octubre de 1893 hasta el
23 de diciembre de 1893.
4.
AGUSTÍN SILVA.
Desde el 15 de junio de 1875 hasta el 11 de agosto de 1875. Luego desde el 24
de diciembre de 1875 has el 28 de enero de 1876. posteriormente desde el 19 de
mayo de 1883 hasta el 22 de junio de 1883. Después desde el 22 de diciembre de
1892 hasta el 18 de agosto de 1893 y por último estuvo desde el 1º de agosto de
1897 hasta el 1º de febrero de 1898.
5.
ANDRÉS ANTONIO
ALVAREZ. Desde el 8 de junio de 1876 hasta el 4 de octubre de 1876.
6.
GUDELIO ALVAREZ.
Desde el 31 de agosto de 1878 hasta el 29 de octubre de 1878. Luego desde el 8
de diciembre de 1880 hasta el 7 de septiembre de 1881. Después desde el 13 de
diciembre de 1881 hasta el 31 de diciembre de 1881.
7.
ANDRÉS PINEDA.
Desde el 10 de noviembre de 1878 hasta el 29 de diciembre de 1878.
8.
LUIS FELIPE GIL.
Desde el 30 de octubre de 1879 hasta el 5 de diciembre de 1880.
9.
NICANOR OROPEZA.
Desde el 11 de septiembre de 1881 hasta el 7 de diciembre de 1881.
10.
PASTOR OROPEZA.
Desde el 4 de enero de 1884 hasta el 25 de de diciembre de 1884. Después desde
el 6 de enero de 1889 hasta el 22 de diciembre de 1889. Luego desde el 5 de enero
de 1895 hasta el 13 de noviembre de 1895. Luego, estuvo desde el 3 de octubre
de 1906 hasta el 21 de diciembre de 1906. por último desde el 5 de enero de
1907 hasta el 7 de abril de 1907.
11.
NICANOR SILVA.
Desde el 17 de enero de 1885 hasta el 27 de diciembre de 1885.
12.
ALBERTO YÉPEZ.
Desde el 26 de febrero de 1886 hasta el 29 de diciembre de 1886.
13.
TRINIDAD CRESPO.
Desde el 2 de enero de 1887 hasta el 18 de diciembre de 1887.
14.
CRUZ MARÍA SIGALA.
Desde el 8 de enero de 1892 hasta el 14 de agosto de 1892.
15.
RAFAEL SILVA RIERA.
Desde el 7 de diciembre de 1895 hasta el 19 de junio de 1897.
16.
RAFAEL D. PANSY
(italiano). Desde el 5 de febrero de 1898 hasta el 14 de noviembre de 1898.
17.
LUIS F. YÉPEZ.
Desde el 21 de noviembre de 1898 hasta el 13 de agosto de 1899.
18.
SIMÓN PIÑA. Desde
el 2 de enero de 1900 hasta el 31 de diciembre de 1900.
19.
JUAN AGUSTÍN SILVA.
Desde el 26 de enero de 1901 hasta el 26 de diciembre de 1901.
20.
IGNACIO ALVAREZ.
Desde enero de 1902 hasta el 3 de agosto de 1904.
21.
FELIPE UZCÁTEGUI.
Desde el 5 de agosto de 1904 hasta el 30 de diciembre de 1904.
22.
MIGUEL GIL. Desde
el 8 de enero de 1905 hasta el 24 de mayo de 1905.
23.
FRANCISCO M.
ALVAREZ. Desde el 26 de mayo de 1905 hasta el 19 de mayo de 1906.
24.
VICTOR YÉPEZ. Desde
el 13 de abril de 1907 hasta el 31 de diciembre de 1908.
25.
RAMÓN PERERA. Desde
el 4 de febrero de 1909 hasta el 3 de septiembre de 1909.
26.
VIRGILIO TORREALBA.
Desde el 4 de septiembre de 1909 hasta el 19 de mayo de 1910.
27.
PABLO J. ALVAREZ.
Desde el 23 de mayo de 1906 hasta el 21 de julio de 1906.
28.
JOSÉ RAFAEL GIL.
Desde el 26 de julio de 1906 hasta el 26 de septiembre de 1906.
29.
ELISEO PERERA.
Desde el 4 de enero de 1911 hasta el 18 de marzo de 1911.
30.
JUAN BAUTISTA
CARRASQUERO. Desde el 24 de marzo de 1911 hasta el 1 de julio de 1911.
31.
URBANO VILLEGAS.
Desde el 15 de julio de 1911 hasta el 16 de septiembre de 19118
32.
DEMETRIO SEGUNDO
YÉPEZ. Desde el 16 de septiembre de 1911 hasta el 23 de diciembre de 1911.
33.
RAMÓN SILVA A.
Desde el 1º de enero de 1912 hasta el 18 de abril de 1912.
34.
JOSÉ FÉLIX
MARTÍNEZ. Desde el 20 de abril de 1912 hasta el 8 de julio de 1913.
35.
CORONEL DOMINGO
PÉREZ Q. Jefe Civil desde el 22 de julio de 1913 hasta el 9 de septiembre del
mismo año.
36.
TOMÁS SUÁREZ.
primer encargado designado desde el 11 de septiembre de 1913 hasta el 24 de
diciembre de 1914. Luego Jefe Civil titular desde el 18 de enero de 1915 hasta
el 1º de julio de 1929.
37.
JUAN ANTONIO
FIGUEROA. Jefe Civil desde el 4 de julio de de 1929 hasta el 3 de agosto de
1931.
38.
CIRILO DUARTE P.
Jefe Civil desde el 3 de agosto de 1931 hasta el 25 de junio de 1934.
39.
VICENTE CRISTANCHO
RODRÍGUEZ. Jefe Civil desde el 1º de julio de 1934 hasta el 14 de diciembre de
1935.
40.
GILBERTO TORRES.
Jefe Civil desde el 7 de enero de 1936 hasta el 30 de mayo de 1936. Luego
estuvo otra vez desde el 3 de noviembre de 1938 hasta el 18 de noviembre de
1939.
41.
JUAN AGUSTÍN SILVA.
Jefe Civil desde el 2 de junio de 1936 hasta el 17 de agosto de 1937.
42.
0CTAVIANO GIL. Jefe
Civil desde el 21 de agosto de 1937 hasta el 2 de octubre de 1937. Luego estuvo
otra vez desde el 21 de noviembre de 1939 hasta el 7 de junio de 1940.
43.
PEDRO JESÚS GIMÉNEZ. Jefe Civil desde el
1 de enero de 1938 hasta el 29 de octubre de 1938. Luego desde el 1 de enero de
1943 hasta el 28 de diciembre del mismo año.
44.
JOSÉ SILVA ALVAREZ (POCHE). Jefe Civil
desde el 8 de junio de 1940 hasta diciembre de 1942. Después estuvo otra vez
desde el 28 de enero de 1958 hasta el 24 de febrero de 1964.
45.
JESÚS MARÍA VARGAS. Jefe Civil desde el
1 de enero de 1944 hasta octubre de 1945.
46.
JOSÉ CONCEPCION SILVA. (Primer) prefecto
desde el 19 de octubre de 1945 hasta el 7 de enero de 1946.
47.
ANTONIO JOSÉ ESPINOZA. prefecto desde el
14 de enero de 1946 hasta el 17 de julio de 1946.
48.
JOSÉ RAFAEL RODRÍGUEZ. prefecto desde el
26 de julio de 1946 hasta el 30 de enero de 1948.
49.
ANTONIO MENDOZA. Jefe prefecto desde el
3 de febrero de 1948 hasta el 14 de noviembre de 1948.
50.
ANTONIO PEREZ. Alcalde desde el 26 de
noviembre de 1948 hasta el 23 de enero de 1950.
51.
ISOLINO MUJICA. Alcalde desde el 24 de
enero de 1950 hasta el 30 de abril de 1952.
52.
ENRIQUE COLL ARVELO. Alcalde desde el 1
de mayo de 1952 hasta el 27 de agosto del mismo año.
53.
SERVIO ISAAC PERNALETE. primera
autoridad Civil desde el 30 de agosto de 1952 hasta el 31 de diciembre del
mismo año
54.
PABLO GIMENEZ. primera autoridad Civil
desde el 12 de enero de 1953 hasta el 21 de enero de 1958.
55.
TEODORO SILVA E. Primera autoridad Civil desde el 28 de febrero de 1964
hasta el 17 de julio de 1964.
56.
CLODOMIRO MUÑOZ. Primera autoridad Civil
desde el 20 de julio de 1964 hasta el 22 de septiembre del mismo año.
57.
RAFAEL ANTONIO ROLDAN. primera autoridad
Civil desde el 7 de octubre de 1964 hasta el 3 de junio de 1965.
58.
ALFONSO PEREZ. primera autoridad Civil
desde el 7 de junio de 1965 hasta el 31 de enero de 1966.
59.
JUAN BETANCOURT. Alcalde desde el 3 de
febrero de 1966 hasta el 13 de marzo de 1969.
60.
CANDELARIO SILVA. Alcalde desde el 18 de
marzo de 1969 hasta el 29 de enero de 1973.
61.
LUIS JOSE PERDOMO. Alcalde desde el 2 de
febrero de 1973 hasta el 14 de marzo de 1974.
62.
JUAN RAMON ALDAZORO. Alcalde desde el 18
de marzo de 1974 hasta el 29 de agosto de 1975. Luego desde el 15 de febrero de
1984 hasta el 31 de marzo de 1886.
63.
FIDEL HONORIO CARUCÍ. Alcalde desde el 2
de septiembre de 1975 hasta el 29 de septiembre de 1977. Luego desde el 25 de
marzo de 1987 hasta el 1º de diciembre de 1995, fecha en que fue jubilado.
64.
GUILLERMO PEREIRA. Alcalde desde el 4 de
octubre de 1977 hasta el 9 de junio de 1978.
65.
SABINO ESCALONA. Alcalde desde el 19 de
junio de 1978 hasta el 13 de diciembre de 1978.
66.
PASTOR RODRÍGUEZ. Alcalde desde el 21 de
diciembre de 1978 hasta el 8 de marzo de 1979.
67.
FRANCISCO GERMÁN OROPEZA. Alcalde desde
el 16 de marzo de de 1979 hasta el 30 de enero de 1980.
68.
GIL MONTES DE OCA. Alcalde desde el 4 de
febrero de 1980 hasta el 5 de febrero del mismo año.
69.
RAUL DARÍO FIGUEROA. Alcalde desde el 6
de febrero de 1980 hasta el 2 de octubre de 1980.
70.
GABRIEL VARGAS. Alcalde desde el 15 de
octubre de 1980 hasta el 31 de mayo de 1982.
71.
ANTONIO RAMÓN CRESPO SANTANA. Alcalde
desde el 9 de junio de 1982 hasta el 6 de febrero de 1984.
72.
TELMO FIGUEROA. Alcalde desde el 2 de
abril de 1986 hasta el 23 de diciembre de 1986.
73.
APOLONIA SILVA DE ALVAREZ. Desde febrero
de 1996 hasta el 6 de agosto de 1997, fecha en que fue destituida por el
Gobernador del Estado Lara, Sr. Orlando Fernández Medina.
74.
CRUZ MARIO TORREALBA. Desde el 6 de
agosto de 1997 hasta el 10 de abril del 2000.
75.
MIGUEL RAMOS. Desde el 10 de abril del
2000 hasta julio del 2005.
76.
RAMÓN SANTANA. Desde julio de 2005 y en
julio del 2007 todavía ejercía el cargo.
BIBLIOGRAFÍA
Y FUENTES CONSULTADAS
1.
Diccionario de historia de Venezuela. Caracas:
Fundación Polar, 1997.
2.
Río Tocuyo (Aspectos de su pasada y su presente).
Pedro N. Pereira. (PEDRO N.) Edición conmemorativa del IV centenario de la
ciudad de Barquisimeto. Editorial Ávila Gráfica. 1951.
3.
Libros de Registro Civil de la Parroquia Antonio
Díaz desde 1873 hasta el 2000.
4.
Gaceta Oficial Extraordinaria del Estado Lara Nº 262
de fecha 2 de enero de 1997.
Límites de la Parroquia Antonio
Díaz, según la Ley
de División Político-territorial del Estado Lara de 1987.
Estos límites corresponden a los mismos del antiguo Municipio Curarigua de
finales del siglo XIX y es la misma delimitación con la cual la Parroquia Curarigua
fue anexada al Cantón Carora en 1856, en esta última oportunidad se varió un
poco la demarcación con la cual fue creada la Parroquia de Curarigua
en 1781 por cuanto la zona de Maraca quedó excluida de la jurisdicción
curarigüeña siendo que en la delimitación inicial quedaba dentro de ella.
En la demarcación actual de la
Parroquia los límites están bien definidos técnicamente, pero
en líneas generales son los mismos de la delimitación inicial de 1781, salvo en
lo referente a Maraca que quedó dentro de la jurisdicción tocuyana.
Límites de la Parroquia Antonio
Díaz
NORTE: limita con las Parroquias Espinoza de los
Monteros y Castañeda por una poligonal abierta de 4 puntos, determinados así:
Cerro Ventarrón... Norte:
1.117.500 - Este: 393.400 m.
Cerro El Lindero… Norte:
1.113.550 - Este: 402.550
m.
Cerro El Bejuco... Norte:
1.108.750 – Este: 403.700
m.
Cerro Caramero… Norte:
1.107.400 - Este: 412.100
m.
ESTE Y SUR: Limita
con el Municipio Morán, por el lindero Norte de dicho Municipio, desde el Cerro
Caramero, en línea recta al Suroeste al Hito Cerro Negro (Norte: 1.104.200 - Este:
410.100 m)
continua en línea recta al Suspiral (Norte: 1.101.100 - Este: 408.600 m), sigue en
línea recta al Hito de La Loma
(Norte: 1.098.750 - Este: 407.100
m), donde virando la recta al Noroeste llega al Hito de
El Tigre (Norte: 1.099.100 - Este: 402.800 m), para tomar por la Quebrada El Salvaje,
aguas abajo, a su desembocadura en la
Quebrada de La
Muñoza (Norte: 1.092.550 - Este: 398.600m), sigue por la Quebrada La Muñoza,
aguas abajo, hasta llegar al pie de la
Fila de Cerro Vano, continuando por este Fila a la cabecera
de la Quebrada Los
Araguatos, en el cerro de Las Nalgas, continua por la quebrada, aguas abajo a
su desembocadura en el río Curarigua y por este río, aguas arriba, hasta el punto
donde desemboca la Quebrada
La Gruta (Norte: 1.094.800 - Este: 388.600 m), continuando
por la Quebrada,
aguas arriba, hasta la boca de la
Quebrada de San Rafael (Norte: 1.094.500 - Este: 387.000 m).
Nota: estos son los
límites correspondientes con las Parroquias Bolívar y Morán del Municipio
Autónomo Morán.
OESTE: Limita con la Parroquia Lara, por
la Quebrada
de San Rafael, desde su desembocadura en la Quebrada La Gruta,
aguas arriba, a su cabecera en el Cerro Mancha-Ropa (Norte: 1.097.750 - Este: 385.600 m), donde nace
también la Quebrada
Siguao, por donde sigue, aguas abajo, a su desembocadura en la Quebrada de Los Arangues
(Norte: 1.101.800 - Este: 389.000
m), continuando por esta última Quebrada hasta la
desembocadura de la
Quebrada Ojo de Agua (Norte: 1.105.700 - Este: 386.600 m), de donde
parte en línea recta al Noreste, al Cerro La Leona (Norte: 1.108.750 - Este: 389.250 m), de aquí otra
línea con el mismo rumbo al Cerro Ventarrón, punto de partida.
Nota: Estos son los
límites correspondientes con las Parroquias Lara y Trinidad Samuel del Municipio
Autónomo Torres.
FUENTES
CONSULTADAS
Bibliográficas
CORTÉS RIERA, Luis Eduardo. Del Colegio La Esperanza al Colegio
Federal Carora (1890-1937). Fondo Editorial de la Alcaldía del Municipio
Torres. Carora, 1997.
FUNDACIÓN POLAR. Diccionario de Historia
de Venezuela. Segunda Edición. 1997. 4 volúmenes.
GARCÍA PONCE, Antonio. Crisis,
Oligarquía y Latifundio. Carora (1929-1935). Colección Claridad. Fondo
Editorial Buría. Barquisimeto, 1986.
PEREIRA, Carmen Yolanda. Una
Aproximación a la Vida
y Obra de Rafael Domingo Silva Uzcátegui (1887-1980). Publicación del Centro de
Historia Larense.
PEREIRA, PEDRO N. Río Tocuyo. Aspectos
de su pasado y su presente. Editorial Ávila Gráfica. 1951.
SILVA TORREALBA, Manuel. Pelota Criolla,
origen y destino. Imprenta Oficial del Estado Lara. Barquisimeto, 1997.
SILVA UZCÁTEGUI, R.D. Enciclopedia
Larense. Caracas: Ediciones de la Presidencia de la República, 1981. Volumen
I.
SUÁREZ TORRES, Francisco José. Geografía
Médico-sanitaria del Valle de Curarigua, 1952. Inédito, 1er Premio
Pineda, 1954.
TORREALBA SILVA, Virgilio. Curarigua “ Su Historia y su Gente”, Consejo de Profesores
de la Universidad Central
de Venezuela. Caracas.
YÉPEZ, Bernardo. LX Años de la Escuela Luis Herize Ponte
(1946-2006). Oficina del Cronista Parroquial.
TESTIMONIOS
ORALES
Beatriz
Piña Maldonado
Carlos
Ferrer
Edgar
Ramos
Egleé
Chávez
Eleuterio
(Tello) Meléndez Dorantes
Frank
González Majano
Gonzalo
Rivero
Jesús
Dorantes
Jesús
Dudamel
José
Oropeza Maldonado
Luis
Mora Santana
Manuel
González
Pastor
Navas
Rafael
Torres
Ramón
Segundo Ramos
Tomás
Silva Torres
Vicente
Escalona
ÍNDICE
Pág.
PRESENTACIÓN
Fundación de Acarigua…………………………………………………………………………………………… 7
Tenencia de la Tierra…………………………………………………………………………………………….. 8
Actividad
Económica……………………………………………………………………………………………… 9
Artesanos ………………………………………………………………………………………………………………. 11
Corrales de Ordeño en la Curarigua de ayer…………………………………………………… 12
Presencia
Aborigen………………………………………………………………………………………………… 13
Primeros Ocupantes
Blancos……………………………………………………………………………….. 14
Población………………………………………………………………………………………………………………….. 19
Caminos Reales o Caminos
Vecinales………………………………………………………………….. 21
Primera
Carretera…………………………………………………………………………………………………. 23
El Primer Automóvil que llega a
Curarigua, 1920….………………………………………… 31
Primeros Carros de Pasajeros y de Carga
en Curarigua………………………………… 31
Transporte Curarigua “50
Aniversario”……………………………………………………………. 34
Asociaciones
Civiles………………………………………………………………………………………………. 36
Bibliotecas………………………………………………………………………………………………………………. 37
Hidrografía…………………………………………………………………………………………………………….. 39
Distribución de las Agua del Río
Curarigua…………………………………………………….. 40
Testimonios. A Propósito del Juez de
Agua, 1977-1979……………………………… 42
Nostalgias. Canto y Poesía al Río
Curarigua……………………………………………………. 43
Acueducto de
Curarigua……………………………………………………………………………………… 44
Puesto de
Socorro……………………………………………………………………………………………….. 45
Los Pioneros de la Luz…………………………………………………………………………………………. 46
Los Cines del
Pueblo…………………………………………………………………………………………….. 47
Personajes
Populares…………………………………………………………………………………………… 49
Plazas
Plaza
Bolívar………………………………………………………………………………………………………….. 51
Plaza San
Antonio…………………………………………………………………………………………………. 52
Plaza Rafael Antonio
Gil………………………………………………………………………………………. 52
Plaza San Isidro
Labrador………………………………………………………………………………….. 52
Plaza Don Pío
Alvarado…………………………………………………………………………………………. 53
Educación
La Educación desde la Colonia hasta el siglo
XIX…………………………………………… 54
Escuela Luis Herize
Ponte…………………………………………………………………………………… 55
Liceo Manuel Torrealba
Ramos…………………………………………………………………………… 56
Curarigua
Musical…………………………………………………………………………………………………. 57
Bendición del Nuevo Templo Santo Domingo
de Guzmán……………………………… 59
El Tesoro de la Virgen de
Altagracia……………………………………………………………… 61
Visita del Obispo Mariano Martí al Valle
de Curarigua de Leal a su paso
para Barbacoas,
1776…………………………………………………………………………………………. 62
Expresiones
Culturales
Música y Poesía
Popular……………………………………………………………………………………… 63
Leyendas……………………………………………………………………………………………………………….. 64
Aguinaldos…………………………………………………………………………………………………………….. 69
Música
Profano-Religiosa…………………………………………………………………………………… 70
Golpes…………………………………………………………………………………………………………………….. 70
Décima a lo
Humano……………………………………………………………………………………………. 71
La
Bamba………………………………………………………………………………………………………………. 71
La Zaragoza………………………………………………………………………………………………………….. 72
Salve………………………………………………………………………………………………………………………. 73
Velorio……………………………………………………………………………………………………………………. 73
Tono………………………………………………………………………………………………………………………… 74
Décima……………………………………………………………………………………………………………………. 75
Rondamiante…………………………………………………………………………………………………………. 76
Música
Profana…………………………………………………………………………………………………….. 76
Deportes
La Pelota Criolla……………………………………………………………………………………………………. 77
El
Bolo……………………………………………………………………………………………………………………... 82
Peleas de
Gallo………………………………………………………………………………………………………. 83
El Rosario de Ánimas. Expresión de Culto
a los Muertos…………………………….. 84
Toros Coleados en
Curarigua……………………………………………………………………………… 85
Calendario de Fiestas Patronales de la Parroquia Antonio
Díaz…………………. 87
El Tamunangue………………………………………………………………………………………………………. 89
Aporte de los Curarigüeños a la Bibliografía
Nacional………………………………… 93
Servicio de
Teléfonos………………………………………………………………………………………… 98
Telégrafo………………………………………………………………………………………………………………. 99
Servicio de
Correo………………………………………………………………………………………………. 99
Asalto Guerrillero en
Curarigua……………………………………………………………………….. 99
Gastronomía y
Alimentación………………………………………………………………………………. 101
Visita del Ejecutivo del Estado Lara a
Curarigua y Otros Pueblos del
Estado Lara, 27 de junio de
1887…………………………………………………………………….. 103
Aclaratoria sobre el Nacimiento de
Antonio Díaz………………………………………… 106
Nómina de Jefes
Civiles……………………………………………………………………………………... 115
Límites de la Parroquia Antonio
Díaz……………………………………………………………….. 120
FUENTES CONSULTADAS……………………………………………………………………………….. 123
TESTIMONIOS ORALES…………………………………………………………………………………...
[1] SILVA
UZCÁTEGUI, Rafael Domingo. “Curarigua”. En El Curarigüeño. Curarigua, Marzo
1990. p. 7. Año IV Nº 14.
[2] Fuente
consultada. REGISTRO PRINCIPAL EDO. LARA. Reg. de Escribanías de Carora. 1791,
folio 165.
[7] QUERALES, Ramón. Diez informaciones
sobre Curarigua. El Curarigüeño, Año VI, N° 28, Curarigua, abril-mayo 1993.
[8] REGISTRO PUBLICO DISTRITO TORRES,
Segundo Trimestre, Año 1924, No. 15. Serie 10, Folios 1 al 8. Carora.
* Artículo tomado de El Curarigüeño. Año V Nº 21 de fecha diciembre de 1991.
[9] SUÁREZ TORRES, F.J. Geografía Médico-sanitaria del valle
de Curarigua, 1952. Inédito, 1er Premio Pineda, 1954.
[10] TROCONIS DE VERACOECHEA, Ermila: Historia de El Tocuyo
Colonial. 2da Ed. Caracas: Universidad Central de Venezuela.
Ediciones de la Biblioteca,
1948.
[12] TORREALBA
SILVA, Virgilio. Curarigua, "Su Historia y su Gente", Consejo de Profesores de la Universidad Central
de Venezuela. Caracas 1986. pág. 19.
[15] VON
HAGEN, Víctor Wolfgang. Explorador Maya. Librería Hachette. Ed. Buenos Aires,
1957. pág. 281.
[17] TOSCANO, Salvador. Arte
Precolombino de México y la
América Central. Universidad Nacional Autónoma de México.
Instituto de Investigaciones Estéticas, México, 1970.
[18] DE BENAVENTE, Fray Toribio o
Motolinia: Memoriales o Libro de Las Casas
de la Nueva
España y de los Naturales de Ella. Universidad Nacional
Autónoma de México Instituto de Investigaciones Estéticas, México, 1970.
[19] IVANOFF, Piere. En el País de
los Mayas. Plaza & .Tames, S.A. Editores. Barcelona, 1970. Pág. 88.
[20] GILLI, Felipe Salvador. Ensayo de Historia Americana. Tomo II,
Segunda Edición. Fuentes
para la His
[21] La Virgen de Altagracia es la
original Patrona de Curarigua. Sus Fiestas Patronales han sido relegadas a un
segundo plano.
[22] El
Poeta Popular José (Che) Rosendo Álvarez redacta y le da lectura al Testamento
de Judas, cuya costumbre forma parte de las celebraciones populares de Semana
Santa. Antes lo hacía el poeta popular Teodoro Santana, luego Aurelio
Maldonado.
[23] La
tradición: Procesión de Ánimas, la realizan en Curarigua Melitón Pineda y Raúl
Rodríguez, acompañados de numerosos vecinos.
En la
transcripción se ha conservado la ortografía original.